04 de noviembre 2023 - 01:00

Una estrella de ojos gatunos de incierto pasado y de nebulosos orígenes era la mujer más deseada de la transición. Con su acento de fubolista extranjero (aunque la doblaban en el cine) y con un desparpajo que se antojaba impropio para estas latitudes oprimidas, Nadiuska era como la revelación divina de lo que era la liberación sexual y política. Demasiadas sensaciones y demasiadas novedades en un país que quería recuperar el tiempo perdido.

De ser la actriz más demandada y la mujer más deseada se convirtió en pocos años en juguete roto y figura olvidada. Arrinconada casi a propósito entre quienes querían verla fracasar por frustración propia y esa gelatina moral que nos envuelve llamada envidia, rencor, complejos.

El enigma Nadiuska es una docuserie de tres episodios (mañana se estrena el segundo) de Atresplayer que firma Valeria Vargas, quien a su vez ya profundizó en una figura de corte similar, más reciente, como la Veneno. En ambos casos, mujeres maltratadas por los prejuicios y las cuentas pendientes. Nadiuska se casó por conveniencia (para adquirir la nacionalidad y ser aceptada en los sindicatos verticales del gremio) y ese sainete la persiguió durante sus pocos años de popularidad.

Vargas se adentra en una historia personal que se convierte en coral y como las actrices del destape forman parte de un primer #metoo español. A Nadiuska no le falta ni el perejil de haber pasado por el catre del rey Juan Carlos.

No estamos ante un ejercicio de nostalgia sino casi de penitencia social. España ha sido cruel con muchas mujeres que destacaban sólo por existir y este es un ejemplo. Detrás del ascenso y caída está el representante que la descubrió, Damián Rabal, factótum que parecía controlar los repartos estelares de películas y obras teatrales. Hermano del admirado Paco Rabal, sin duda es un mal tipo. Había que rescatar el nombre de Nadiuska y sacar lo peor de lo que nunca debimos ser.

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