05 de febrero 2023 - 02:10

Hubo un punto y aparte anoche en la final de Benidorm Fest aunque fuera punto de inicio de la gala y esa fue la actuación de Karmento. Quiero y duelo sabe a pueblo, huele a silla de enea y suena a canturreo en el quehacer de la casa. Evoca a los abuelos, a lo que fuimos. Es nosotros cuando descascarillamos la pátina impersonal.

A Karmento la presentaron como una rareza pero es deliciosamente común porque la reconocemos a simple vista, jacarandosa, en un ballet de humildad, de autenticidad. Una simplicidad tan compleja que nos emociona porque su melodía punza el bulbo raquídeo.

Nos hemos puesto pedantes, sí, pero es difícil explicar cómo horada en los recuerdos y en los sentimientos de familia. Es lo que se esperaba que hubiera hecho en semifinales Fusa Nocta y el flamenqueo urbanita de Mi familia. Pero lo de la manchega es de una sutilidad cosquilleante. Evoca al folclore hispanoamericano, a las serenatas de otro tiempo que pueden sonar a hoy mismo.

Quiero y dueloes la historia de una joven, de la propia Carmen, que se ve alentada por vivir su vocación, su aventura, lejos de los padres, que siempre arropan. Adiós, que para eso las madres regalan alas para soñar y vivir. Y si la cosa pinta mal, siempre te quedará tu casa para volver. Para guarecerte en los brazos de tus padres. Emocionante. Karmento repite algunas de sus frases en ese subrayado lírico de las canciones populares. Si teníamos así al picarón "Una vieja y un viejo van pa Albacete, van pa Albacete" del jiennense El Payo Juan Manuel, de esa tierra adentro aparece Carmen Toledo, que es de Albacete, de Mogarra, y que sería capaz de estrujar a todos los corazones europeos que se le pusieran por delante. "Y su padre entre los miedos la acompañaba, la acompañaba", reitera en su copla saltarina esa misma niña que halló su vocación. Y, ay, ese coro de voces manchegas sinceras. Nosotros. España no está vaciada. Está llena de personas maravillosas. Simplemente, hay que escucharlas. Lorololó, lorolorololó.

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