Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Los mayores recordarán un anuncio (cuando no era pecado publicitar bebidas espirituosas) de un famoso coñac. Viene a mi recuerdo cada vez que me repiten ese término importado de nuestras provincias hermanas referido a salidas procesionales de extraordinaria e hiperbólica singularidad histórica (como si en la historia no hubiéramos tenido semejantes acontecimientos). Para Magno, el coñac. Además de la soberbia y el adanismo que nos gobierna, que piensa que nada de lo hecho antes se puede asemejar a lo que ahora realizamos, se está perdiendo un poco el sentido de la medida que –mi padre me reiteraba– era la piedra filosofal de cualquier iniciativa.
De 2019 a 2025, 6 años, sin contar 2020 por motivos obvios, cada capital andaluza habría celebrado una Magna, además de localidades como San Fernando, Antequera, Puente Genil o Carmona. También hay extraordinarias (que deben ser de un rango inferior en el magnómetro) que pueden superar en Andalucía el centenar (aniversarios, coronaciones y demás). En Sevilla, de mayo a noviembre, tendremos siete extraordinarias y una magna, que les prometo he intentado mencionar, pero en el espacio de este artículo no me cabía glosarlas todas al detalle.
Nos hemos jalogüinizado, pido excusas por la patada al diccionario. Voy a enviar al flamante Hijo Predilecto Andaluz, señor Muñoz Machado, director de la RAE, la propuesta de introducir el término jalogüinización en el diccionario: Dícese de la nueva enfermedad que aqueja las tradicionales festividades cristianas como todos los Santos, Navidad o Cuaresma. Exceso y desmesura, espectáculo sin sustancia, profusión de heraldos y cabalgatas, algazaras, magnas y extraordinariez, todo a la enésima potencia. La vida se ha convertido en un eterno jálogüin, en un día de la marmota capillita, pues estamos convirtiendo lo extraordinario en cotidiano, como si de una eterna víspera del día de difuntos se tratara. Que no decaiga la fiesta. En breve cambiaremos el “nazareno dame un caramelo” por el “truco o trato”. Total, cada vez más, tratamos las túnicas como disfraces. Pues eso, un poco de magno… es mucho.
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