Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
Doble fondo
Así se las ponían a Felipe II... Es una jocosa alocución que se fundamenta en la desmesurada afición de ese puritano monarca hacia el sexo y en que era práctica habitual llevarle cortesanas a su alcoba para que tuviese sus escarceos carnales (aunque oficialmente tan solo se le conoció una amante, Isabel Osorio). Se traduce por dar facilidades para lograr algo con poco esfuerzo... como las que les ha dado Pablo Iglesias a su batahola de enemigos más o menos declarados con su impresentable equiparación entre el exiliado en el casoplón de Waterloo y los exiliados con lo puesto del franquismo, algo que viniendo de un conspicuo republicano como el actual vicepresidente segundo del Gobierno deviene el estupor en bochorno.
Y eso que Iglesias dio titulares más que jugosos viniendo de dónde vienen (del seno del Gobierno de la nación)... como el de que los poderosos a los que no ha elegido nadie tienen la capacidad de doblarle el brazo a los depositarios de la voluntad popular. Es decir, que los intereses de las élites repercuten en la acción de gobierno sea cual sea su color, morado o azul, por encima de los que ganan las elecciones o forman una mayoría (¿teledirigida?) para tomar las riendas del país... .
Y que recibe presiones todos los días. Y que la punta de lanza de esa flor y nata para doblarle el brazo a los representantes legítimos del pueblo son los medios de comunicación... Son cosas tan exóticas y nada baladíes como un vicepresidente del Gobierno con pendientes y moño...
Con o sin ellos, como si se rasura, son legión los que no le soportan. Y que se diga que en España hay presos políticos; que no es lo mismo que los políticos presos por (el común) robar... Si por defender tus ideas acabas entre rejas, eres un preso de conciencia. Y si además lo que defiendes lo sostienen millones de personas, como el independentismo catalán, pues oiga...
Iglesias no se ha dado un mal golpe en la cabeza ni ha perdido facultades, aunque hasta Podemos haya tenido que matizar su banalización del fascismo. Su problema es un ego tan inabarcable como insobornable que le impide admitir sus errores (ayer se enrocó en su puigdemonada). Y que se avecinan otras autonómicas... y después de los fiascos en Galicia y País Vasco toca ponerse estupendo para rascar votos en el desfiladero catalanista.
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