La ventana
Luis Carlos Peris
Abundando en el cambio horario
La estricta política zero Covid adoptada por el Gobierno chino desde finales del pasado de marzo para hacer frente a la nueva ola de la pandemia ha lastrado significativamente no sólo su actividad socioeconómica, sino también las cadenas de suministro globales. La reintroducción de medidas de control sanitario en varios núcleos urbanos como Shanghái, Pekín o Changchun interrumpió nuevamente la actividad de las cadenas de valor, retrasando su escenario de normalización a nivel global y acentuando el deterioro de las expectativas empresariales. Todo ello unido a la contracción de la demanda interna ante las restricciones de movilidad, el deterioro de la confianza y el repunte del desempleo.
En mayo, la encuesta Caixin de gerentes de compras ha mostrado que la actividad del sector servicios de China se mantuvo por tercer mes consecutivo en terreno de contracción (<50 puntos). En concreto, el PMI de servicios se situó en 41,4 puntos, recuperándose parcialmente de las fuertes caídas sufridas en marzo y abril, si bien continuó en mínimos desde el inicio de la pandemia. El total de nuevos pedidos cayó por cuarto mes consecutivo a nivel nacional e internacional, mientras que la interrupción de las operaciones comerciales provocó un aumento más pronunciado de los retrasos en las entregas y un mayor repunte del coste de los insumos. En este entorno, las empresas siguieron aumentando ligeramente sus precios y recortando sus niveles de personal al mayor ritmo de los últimos 15 meses. A su vez, el indicador adelantado del sector manufacturero también se mantuvo por debajo del umbral de 50 puntos, en 48,1 puntos, niveles no observados desde el primer trimestre de 2020.
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