La ventana
Luis Carlos Peris
Abundando en el cambio horario
Se escucha hablar poco de las disfunciones sexuales. Se trata de trastornos que dificultan o impiden mantener relaciones sexuales satisfactorias durante cualquier etapa del acto sexual. Pueden afectar tanto a hombres como a mujeres y ser de origen psicológico u orgánico. Los más comunes en los varones son la disfunción eréctil y los trastornos de la eyaculación precoz. Y, aunque la disfunción eréctil se relacionaba hace unos años con la edad avanzada, esto no es así, ya que puede darse en todas las etapas de la vida, de ahí la importancia de individualizar cada caso. Este problema afecta al menos al 20% de la población masculina prácticamente en todos los grupos de edad a partir de los 25 años y se espera que en 2025 aproximadamente 322 millones de varones la experimenten. Hay que matizar que no lograr una erección tras haber consumido alcohol, en etapas de fuerte estrés emocional o cansancio no significa que se tenga disfunción eréctil.
En general, las disfunciones sexuales afectan a la autoestima de quienes las padecen y normalmente tienen un impacto significativo en su calidad de vida y en la de su pareja. Sin embargo, aunque no se hable mucho sobre estos problemas, son más comunes de lo que parecen, pero los hombres no acuden al especialista muchas veces por vergüenza y supone un problema para lograr una solución a la medida de cada paciente.
Un estilo de vida saludable es importante para los pacientes que padecen disfunción eréctil. De hecho, la obesidad es uno de los factores de riesgo y está presente en alrededor del 67% de los pacientes. Según los expertos, existen diversos enemigos de la salud sexual masculina que hay que evitar para tener una salud sexual plena. El primero es la dieta poco saludable, ricas en grasas y azúcares, ya que disminuye la energía del hombre, que afecta a la circulación sanguínea. La obesidad está muy relacionada con los trastornos metabólicos que pueden desembocar en patologías vinculadas con la disfunción eréctil, como la diabetes, que es otro gran enemigo.
También pueden influir enfermedades como la hipertensión y el colesterol, dado que se colapsan las arterias, fluye menos la sangre y llega menos cantidad al pene, lo que dificulta la erección. Otra patología que puede influir de manera negativa es la apnea del sueño: los hombres con apneas suelen tener un agotamiento físico y mental que influye negativamente en las relaciones sexuales. Los tóxicos, como el tabaco, alcohol y drogas también afectan al sistema nervioso ligado en el deseo sexual. Y, finalmente, factores como el estrés, así como la ansiedad, disminuyen la libido e impiden al hombre concentrarse en la relación sexual. Sin olvidarnos de la depresión, que influye en el estado de ánimo, y los fármacos para tratarla pueden afectar a la función sexual.
Y finalmente, el enemigo más conocido es el miedo o la vergüenza ante esta situación, por lo que consultar pronto al especialista para que estudie el inicio del problema es siempre la mejor opción. Es lo que hay. Seguro.
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