Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
Vivimos tiempos difíciles... Siempre lo es mirar de frente a la muerte, enfrentar nuestros miedos y temores desde la debilidad; es intrínseco al ser humano y también propio de su dignidad, sentirse de vez en cuando tambaleado, limitado, simple criatura y no todopoderoso creador.
La situación actual está dejando abiertas heridas sangrantes de dolor y soledad en la enfermedad y en la muerte, por lo que nuestro luto de hoy está más que justificado; pero hay otra muerte en ciernes, que nos aguarda impaciente al final del túnel de esta emergencia sanitaria, silenciosa pero no menos dolorosa; una muerte en vida de un sinfín de ilusiones y esperanzas de pequeños proyectos emprendedores para la que debemos empezar a prepararnos desde ya, ahora que en mitad del duelo parece que se programan complejos procesos de “desconfinamiento progresivo” o “desescalada” para la vuelta a una normalidad imposible.
El Derecho Romano conocía ya esta muerte civil en vida, que privaba de derechos y oportunidades a la persona bajo el nombre de capitis diminutio. Y no podemos ignorar el riesgo cierto de recuperarla muchos siglos después…
Los verdaderos Pactos de la Moncloa, a cuyo recuerdo con tanta ligereza estamos recurriendo en estas últimas fechas, sin contar con el liderazgo y la autoridad personal y profesional de los grandes hombres de entonces, parieron entre otros muchos consensos trascendentales para la vida económica a las sociedades de garantía recíproca en la certeza de que serían un instrumento eficaz, por medio del mutualismo empresarial y con apoyo público, para empujar al pequeño emprendimiento a un nivel de protagonismo que en justicia le corresponde desde siempre por su importante participación en nuestro sistema productivo.
Cuarenta años después, se nos presenta hoy la oportunidad de mirar de frente este grave problema y evocar el recuerdo de aquellos cimientos vacilantes e ilusionantes que fueron germen de los mejores años de nuestra estabilidad, para afirmar con rotundidad nuestro compromiso: no queremos ni consentiremos que nuestros emprendedores vaguen mañana como auténticos cadáveres vivientes, sometidos a una injusta capitis diminutio de facto, a modo de una absurda pena de inhabilitación para salir adelante en libertad y con sus propios esfuerzos, sin la limosna indefinida, aunque sí con la ayuda, de papá Estado.
Contra esa injusta muerte civil que se vislumbra en el horizonte cercano de la epidemia, tenemos que luchar desde ya; no podemos perder el tiempo…Una de las muchas lecciones que estamos recibiendo de este conjunto de duras pruebas a la que nos está sometiendo el dichoso coronavirus es que siempre será mejor prevenir que lamentar y que al igual que unas pocas semanas de anticipación pudieron salvar muchas vidas, esta misma tensión de esfuerzos compartidos mirando desde hoy al día después, puede salvar a muchas empresas.
¿Y qué necesitamos para afrontar ese difícil camino?
Necesitamos, porque así lo requiere la situación, una Administración comprometida, cercana y sensible, que ayude y no ponga piedras en las ruedas; necesitamos también depositar el liderazgo empresarial en las mejores manos, coordinando una red eficaz de apoyo y estímulo a la iniciativa empresarial; es imprescindible una estructura financiera comprometida con el territorio y finalmente, necesitaremos también un interlocutor creíble, fuerte en la debilidad y especializado en los problemas de la pyme y en el esfuerzo de la persona emprendedora.
Pues bien: todo esto lo tenemos… Contamos verdaderamente con la Junta de Andalucía y no dejamos de invitar a las Administraciones Locales a unirse en la medida de sus posibilidades a este esfuerzo común; disponemos también de una sola voz en nuestras asociaciones y confederaciones empresariales, con la CEA, con ATA, con las Confederaciones provinciales y las Cámaras de Comercio de Andalucía; contamos con unas entidades financieras muy próximas a la idiosincrasia del emprendimiento andaluz y pegadas al territorio y tenemos, por fin, a la Sociedad de Garantía Recíproca andaluza Garántia.
Necesitaremos también, como así nos lo ha demostrado la crisis sanitaria, contar con acopio suficiente de material y equipos humanos motivados y preparados; nuestros “respiradores financieros” serán un sinfín de iniciativas y respaldos al emprendimiento, a la inversión y al autoempleo; productos específicos diseñados para una auténtica transición hacia la recreación de la empresa, un empezar de cero, el recomenzar de nuestro espíritu emprendedor. Y nuestros equipos, en Garántia, también están preparados: un batallón de personas leales, analistas, comerciales, personal administrativo y financiero, equipos de control y auditoría, formalizadores, ilusionados y dispuestos a dejarse la piel en el empeño.
¡Vayamos todos juntos!...es la hora (inaplazable) de luchar unidos contra este riesgo inminente de muerte civil del emprendimiento. Sin duda, esta crisis sanitaria que tambalea nuestras vidas y los cimientos de muchas de nuestras más vanas certezas y comodidades, no va a olvidar a aquellos que sepan dar un paso al frente y comprometer sus mejores esfuerzos decididamente en el apoyo al otro para evitar esta otra dolorosísima muerte en vida...
Ni una muerte más... Ni una sola empresa menos...
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