La ventana
Luis Carlos Peris
La Navidad como pata de un trípode
Tribuna Económica
La gestión del Covid y la derrota de Trump han catapultado a China hacia el liderazgo mundial. La era de la dominación de Estados Unidos puede estar llegando a su fin. En el mejor de los casos el mundo avanza hacia un liderazgo bipolar o compartido entre Estados Unidos y China. La incógnita a despejar es si este liderazgo será amistoso , de conveniencia o por el contrario será de confrontación, según relata la Trampa de Tucídides. La carrera de China hacia el liderazgo económico y tecnológico ha sido espectacular. En 1980 el PIB de China era del 2,3% del PIB mundial, en 2019 alcanzaba el 17,4%. Tras la pandemia superará el 20% . El PIB de China es el primero del mundo en paridad de poder adquisitivo. De los grandes países emergentes y desarrollados China es el único que ha sido capaz de evitar la recesión creciendo el 2% en 2020, en plena pandemia. La previsión del FMI es que en 2021 crezca un 8%. En 2021 la economía de China será un 10% superior que la de 2019. Por el contrario Europa tendrá una economía un 3,5% inferior . Recuperaciòn con todos los motores encendidos: consumo minorista, inversión y exportaciones . Y está siendo el motor global de la recuperación de los países emergentes, vía importación de materias primas y a través del impacto positivo en el precio.
Las dos últimas crisis han impulsado espectacularmente la escalada de China en el ranking mundial de riqueza y renta. Es cierto que China arrastra todavía importantes desequilibrios estructurales, pero las autoridades las tienen detectadas, como ya confirmó el XIX Congreso Nacional del Partido Comunista. Entre los desequilibrios a corregir podemos citar el escaso peso del consumo privado (40%) sobre PIB, inferior al de los países desarrollados (60%), el excesivo protagonismo de la producción e inversión estatales con respecto a la privada, el escaso desarrollo de su sistema financiero y su gran vulnerabilidad, el déficit tecnológico en semiconductores, el gran tamaño de la deuda que alcanza el 289% del PIB y los grandes desequilibrio urbanos y rurales. Hay voluntad política de corregir estos desequilibrios. Se está controlando el incremento de la deuda penalizando la deuda insolvente .
La creciente apertura del mercado a las entidades financieras extranjeras tiene como objetivo el replicar las mejores prácticas. China es líder en la aplicación de las TIC . Al liderazgo económico y tecnológico se suma la reducción del desfase en el liderazgo geopolítico, social y moral. Estados Unidos ha perdido prestigio e influencia. El desprestigio moral y político de Estados Unidos ha alcanzado su máxima expresión con la toma del Capitolio por una horda salvaje de extremistas de derecha, incitada y dirigida por Trump. Estados Unidos ha dejado de ser el inspirador y faro de las democracias occidentales. No puede dar lecciones de democracia y derechos humanos a ningún otro país . China se reconforta. La principal misión del nuevo presidente de Estados Unidos será reconstruir lo destruido por Trump, recuperar el prestigio perdido, restaurar la dañada democracia, unir a sus ciudadanos, fortalecer las instituciones y crear alianzas globales con las democracias occidentales. Con respecto a China el nuevo presidente debe de construir una relación de grandes competidores, no de enemigos.
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