Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Voces
Tribuna Económica
Las cuentas de los bancos han ido en 2023 divinamente. Los cotizados han ganado con su negocio en España en torno al 50% más que el año anterior. Conviene conocer a qué se debe esto. El conocimiento del funcionamiento del sector bancario debería ser lo central en la educación financiera, y no las cuatro pamplinas –los bancos se han arrogado el papel en esta materia– con las que pretenden mejorarla. Es normal que si una empresa incrementa su negocio, gane más. Pero los bancos no han dado más crédito. Sus magníficos resultados se deben al diseño del sistema bancario y su relación con la política monetaria. La subida de tipos de interés es la razón por la que han elevado sus beneficios.
Por un lado, consiguen cobrar más intereses por sus préstamos, cuando para los depósitos de los ciudadanos no han elevado su retribución: su margen financiero, así, se ensancha. Por otro lado, el nivel de tipos de interés ha llevado a la tasa de depósito al 4%. Los bancos perciben por el dinero que tienen depositado en el Banco Central Europeo ese porcentaje. El exceso de liquidez, derivado de las políticas del BCE desde la crisis financiera y, posteriormente, por el Covid, lo convierten en una inversión completamente segura y, actualmente, muy rentable. La mitad de sus resultados de 2023 se explican por esta causa.
Los bancos centrales, por el contrario, se encuentran con el problema. Por un lado, tienen un balance lleno de activos financieros, deuda pública de la Eurozona en su mayoría, con una escasa retribución, adquiridos por la política monetaria expansiva en los años de bajísimos tipos de interés; y además, cuando se venden, sus precios son bajos. Al mismo tiempo, tienen que abonar la tasa a los depósitos bancarios. Las pérdidas son enormes. No hay consecuencias porque el banco central simplemente las anota en espera de mejores tiempos para compensarlas. Pero los Tesoros nacionales han dejado de percibir el porcentaje de beneficios que habían estado recibiendo los últimos años. En España, por ejemplo, 2.000 millones de euros al año.
Las cosas están diseñadas así y están surtiendo estos efectos. Se supone que esto es una herramienta necesaria de política monetaria. Podría aducirse que los bancos a veces ganan y otras pierden. Pero lo primero que salta a la vista es que no es simétrico: ha sido completamente excepcional que los bancos paguen por sus depósitos en el BCE, sólo 8 años de 24 ha estado negativa y lo máximo que ha llegado es al 0,5% (y además hubo medidas atenuantes); los otros 16 años ha sido positiva, y muchos al 2%, 3% ó 4%.
Con esta situación tan extrema, ha habido numerosas iniciativas, incluso desde algunos bancos centrales nacionales europeos, para moderarla, pidiendo que el trozo de esos depósitos bancarios exentos de retribución (reservas mínimas) pase del 1% al 10%. Pero no sólo debe ser eso, sino que debe abrirse un debate serio y transparente sobre hasta qué punto este sistema es el mejor para conducir la política monetaria. Y a los encargados de educación, les sugiero una revisión de los libros y manuales de economía. El Banco de Inglaterra tiene unos magníficos contenidos explicando la verdad sobre el sistema bancario.
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