Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Voces
Hice las maletas para tres meses y me quedé tres años. Incluida la pandemia. Echando ahora la vista atrás, no sabría decir si me costó más aterrizar en la capital andaluza, entender su ‘singularidad’, que regresar a esa otra Andalucía que sentía como propia y auténtica pero que sólo había conocido desde el rédito del agravio. Con razones objetivas y tangibles; pero también con razones figuradas e interesadas. La Granada del quejío como símbolo de la fragmentación y debilidad de las dos Andalucías.
¿Qué tiene esto que ver con Diario de Sevilla? Todo. Porque es el único periódico que, en la España de las autonomías, ha sido capaz de entender la Andalucía democrática y moderna que siguió a la Transición respetando el valor de lo provincial y lo local. Una diario que se atrevía a poner el nombre de “Sevilla” en su cabecera siendo consciente de que nacía con vocación de globalidad; un proyecto editorial que hundía las raíces en la Cádiz liberal y constitucional del XIX pero como palanca de vertebración territorial.
La A-92 de la información. No podemos entender Andalucía si no transitamos desde Huelva hasta Almería por la A-92. Sí, en la zona oriental el asfalto se tambalea y se llena de baches (¡a saber si es una leyenda urbana -o no- la historia de los maletines!) pero hablamos de la infraestructura de comunicaciones más costosa y ambiciosa, que más ha hecho por el “sentimiento nacionalista andaluz”, si es que eso existe.
El 28 de febrero de 1999 no se vivió igual a los dos lados del Guadalquivir. El análisis de lo que significó, de lo que se soñó y de cómo se materializó el nacimiento de Diario de Sevilla, lo han retratado sus protagonistas en las páginas de este especial. Desde dentro y desde fuera. Pero creo que también es un ejercicio saludable apartar la mirada del ‘lugar de los hechos’ para contar cómo, sin demasiadas claves internas, periodistas y medios debíamos saludar la llegada de un temible competidor: una histórica familia de editores, serios profesionales y buenos conocedores de su oficio, aterrizaba en Sevilla como parada estratégica para la expansión regional.
Un periódico moderno, con un diseño rompedor y un equipo de primera. Miren los nombres, miren los perfiles y sumérjanse en la hemeroteca: formar parte de Diario de Sevilla ha sido siempre un privilegio pero también una responsabilidad. Por mucho impacto que tenga hoy la marca personal en el tablero de las redes sociales, el sello de Joly no ha dejado de cotizar al alza. Lo viví en persona cuando Pepe Joly, el presidente del grupo, me nombró directora de Granada Hoy infundiéndome confianza y haciéndome entender el valor de los intangibles: ya no era yo, era una directiva de Joly... Doy fe de que fue así.
El entusiasmo que significó la revolución informativa de Diario de Sevilla fue solo el principio de lo que vino después: desde Granada y Málaga hasta Almería pasando por Córdoba, Huelva y, hace solo un año, Jaén. Diez cabeceras, hoy, que representan esa imagen tan escurridiza que es Andalucía de la manera más honesta y pragmática posible: una singularidad no excluyente que une y conecta. Como la A-92.
También te puede interesar