Salud sin fronteras
La IA y la humanización
Llegaba el nuevo milenio. La ciudad quería desperezarse del letargo que vino después de la Expo del 92. Hacía falta un cambio, aire fresco. Sevilla empezaba a mostrar algunos trazos de urbe soñolienta, esa misma que a veces aparece en los trazos de La Ciudad, una de las obras señeras de Chaves Nogales.
Y en 1999 se produjo ese espasmo para remover aquel marasmo. En ese año, la regeneración de la democracia local arribó con un doble fenómeno. De una parte, las elecciones municipales arrojaban el veredicto de que el partido socialista tenía que ser quien volviese a gobernar la vieja Hispalis. Y junto a eso, nacía una cabecera que, con tan solo 25 años, que son los que ahora cumple, está ya entre los clásicos de referencia de la prensa sevillana de los dos últimos siglos.
En esa bisagra de milenio, el Grupo Joly sentía que había hueco en la ciudad y apostó fuerte. De entrada, su sello iba a diferenciarse con un periodismo moderno, fresco y riguroso, acompañado por la profesionalidad y la ilusión que llevaban a la redacción las primeras hornadas de la facultad de Ciencias de la Información, que en 1994 sacó al mercado laboral su primera promoción.
Mucho del carácter de Diario de Sevilla se forjó ahí. Con grandes reportajes y seguimientos a temas de la ciudad como nunca antes se habían acometido. Con un servicio de infografía que no tenía nada que envidiar a los potentes departamentos gráficos de cabeceras de tirada nacional.
Y de entonces a hoy, toda la etapa de transformación digital, en la que la forma de hacer información ha sido totalmente abierta en canal por la web 2.0, en la que las redes sociales y la participación de todos y todas en la internet exige al periodismo de un rigor aun más exhaustivo y exigente.
Hoy, cuando las fake news son parte del tráfico diario en la red de redes, los medios de comunicación tienen una mayor responsabilidad si cabe a la hora de defender los valores democráticos y la verdad. Y eso, cuando lo circunscribimos al espacio de una ciudad y una provincia muy concretas, en este caso Sevilla, tiene añadidos como el deber de contribuir no solo a la verdad con información veraz y contrastada. Es que junto a eso, los medios locales como Diario de Sevilla están llamados a ser palancas y motores de la pluralidad, la versatilidad y la excelencia del proyecto colectivo que tenemos los sevillanos y sevillanas a lo largo y ancho del territorio.
Por eso ahora, cuando esta cabecera cumple unas bodas de plata cargadas de buen periodismo y de imparcialidad entre las fuerzas vivas y sensibles de esta urbe y de todo el territorio provincial, solo me queda animar a todas y todos los que jornada a jornada hacen periodismo en Diario de Sevilla para que no desfallezcan en el rigor, la profesionalidad y la búsqueda empedernida de la verdad.
Solo así contribuiremos a hacer de todos los municipios sevillanos y de la capital un polo atractivo para invertir y, sobre todo, un buen lugar para vivir, con ciudadanos empoderados desde la masa crítica que genera la buena información.
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