Dos guapos y un destino

Con permiso de nuestro Mr. Hansome, George Clooney y Brad Pitt siguen cotizando como las dos estrellas masculinas más atractivas del firmamento mediático incluso pasados ya los sesenta y peinando canas con tinte. A la espera de una anunciada nueva entrega de la saga Ocean, Wolfs los junta en exclusiva para la plataforma de la manzana en un producto de entretenimiento ligero que no tiene otra razón de ser que verlos uno junto a otro riéndose un poco de sí mismos, de su edad, su pasado y su condición, también de su presbicia, sus ardores de estómago, sus egos heridos y sus respectivos estereotipos varoniles y heterosexuales explotados con rentabilidad desde hace tres décadas.

Coreografiada por el spidemaniano Jon Watts, que nos deja al menos una buena persecución nocturna en calzoncillos y calcetines, Wolfs desdobla a aquel Señor Lobo que encarnara Harvey Keytel en Pulp Fiction y lo dopa con aire y vestuario cool para mirarse también en los Newman y Redford de Dos hombres y un destino como guiño para adultos y cinéfilos de una intrascendente trama de acción en Nueva York protagonizada por dos solucionadores de problemas y un atolondrado joven resucitado de un mal viaje (Austin Abrams en modo robaescenas) con el que huirán entre la balasera cruzada de las mafias de la droga.

Poco más que rascar o buscar en este pasatiempo para boomers y señoras soñadoras que la química y la complicidad cómica entre unos Pitt y Clooney que se siguen gustando lo justo como para alargar su decadencia física todo lo que la taquilla y las cuotas mensuales lo permitan.