Una visión de Europa
Libros del Asteroide recupera la espléndida serie de reportajes que Chaves Nogales escribió y publicó en 1928, a medida que realizaba su insólita aventura en avión por el continente, desde Madrid hasta Bakú.
La vuelta a Europa en avión. Manuel Chaves Nogales. Libros del Asteroide. Barcelona, 2012. 288 páginas. 18,95 euros
En 1928, entre agosto y noviembre de aquel año, Manuel Chaves Nogales emprendió la aventura, hasta cierto punto insólita, de sobrevolar el continente desde Madrid a Bakú, con numerosas escalas e imprevistos, para ir contando al lector español la última hora de Europa; una Europa convaleciente aún de la Gran Guerra, donde el fascismo copaba ya las calles de Milán y donde el comunismo soviético continuaba, una década después, su colosal experimento revolucionario. Los reportajes, un total de 26, verán la luz en el Heraldode Madrid, con apoyo fotográfico y una fuerte campaña publicitaria; un año más tarde, sin embargo, la editorial Mundo Latino los recogerá en un volumen, con la inclusión de textos censurados y artículos inéditos (recordemos que, desde 1923, España disfrutaba del régimen castrense de don Miguel Primo de Rivera). Estos son, pues, los antecedentes de La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja, extraordinaria obra periodística, en el gran siglo del reporterismo, la crónica y la interview (Ruano, tan pulcro, hablaba del interviuvado), que hoy reedita, con excelente oportunidad y buen gusto, Libros del Asteroide.
A finales del 16, Valle-Inclán ya había visitado el frente francés para ensayar una visión aérea, nocturna, expresionista, de la guerra de trincheras. Corpus Barga da noticia de aquella incursión bélica de don Ramón en sus estupendas Crónicas literarias. De resultas de los artículos de Valle, publicados en El Imparcial, nacería La medianoche. Visión estelar de un momento de guerra. También Koestler, en los años 30, propondrá el reportaje de altura desde un zeppelin. No obstante, el alcance y la magnitud de los artículos de Chaves es de distinta índole. Tanto por el amplio recorrido, como por la minuciosa observación del periodista, La vuelta a Europa en avión trasciende el mero reporterismo para dar en una suerte de ensayo ambulatorio en el que no sólo es importante lo observado; también el modo, celérico e inaugural, con que la nueva realidad se observa. Las páginas dedicadas al Berlín nocturno son ejemplares en este sentido. Chaves compara la obra del hombre, la ciudad profusamente constelada por la iluminación eléctrica, con la parva luminaria celeste, y concluye que el Creador se ha quedado anticuado en sus fuegos de artificio. De igual modo, al sobrevolar los Urales, los Alpes, la vasta llanura rusa, comprende que las montañas, que las imponentes cimas y su dramático prestigio, han sido superadas ya por el modesto -y accidentado- empuje de los Junkers. Hay aquí, pues, una diversa consideración del planeta, un plano alzado de Europa y de sus gentes, que el ferrocarril, con su lentitud decimonónica, no hubiera propiciado en ningún caso (en la siguiente guerra, como es sabido, el avión sería la fuerza determinante).
Con todo, no es este aspecto el más concluyente en la obra de Chaves Nogales. Sus finas apreciaciones sobre la efervescencia alemana, sobre la grandeza fantasmal de Viena, sobre la vitalidad de Praga, revelan una infrecuente capacidad de análisis. Los capítulos en que se aborda la revolución bolchevique son de una llamativa y áspera clarividencia. Es ahí donde se define el experimento soviético como capitalismo de Estado, cuya fuerza aglutinante (una fuerza que Chaves reputa indestructible) no es la doctrina de Marx, ni la burocracia estalinista, sino el hercúleo nacionalismo ruso. Una década después, las armas demostrarían la veracidad de dicho pronóstico; también en lo que se refiere al escalofrío expansivo de la juventud alemana. Estamos, pues, ante un gran libro de periodismo; un libro donde la inteligencia, el dato, la indudable pericia literaria, se ciñen al interés por la aventura humana y donde la compasión, la cólera, el estupor o el asombro, no ciegan el ojo penetrante del reporter. Si el periodismo es algo, es esta urgente y razonada exploración del mundo. Y Chaves Nogales, cuyo alto magisterio permanecía olvidado, deja aquí una extraordinaria lección de su oficio; un oficio venerable y joven, nacido con la modernidad, hoy en la encrucijada.
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