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El viejo flamenco fusión

Ya está en su página web el último disco de Jorge Pardo, aunque tendremos que esperar a marzo para tenerlo en CD.

Juan Vergillos

19 de febrero 2012 - 05:00

Huellas. Jorge Pardo. Con Tomasito, Carles Benavent, J. Diego, etc. Manantial de Músicas.

Jorge Pardo es un músico de una vitalidad social asombrosa, tanto es así que cada cierto tiempo nos ofrece un ramillete de sus maneras como compositor e instrumentista. Con todo, del Pardo compositor lo mejor que podemos decir es que su música se crea y recrea a cada segundo. El inventor del saxo y la flauta flamencas tal y como los conocemos hoy, como miembro del grupo Dolores, inventor de un nuevo fraseo flamenco para los vientos, nos da con esta obra una instantánea de sus distintas inquietudes y, sobre todo, de sus diferentes amistades. En este caso ofrece un disco con 18 nuevos temas. Destaca, respecto a su entregas anteriores, el uso de la marimba en varios de los cortes. Por ejemplo, a la bulería Al despertar la marimba le da un intimismo y nocturnidad muy años 40, edad de esplendor del instrumento en el ámbito jazzístico y de configuración de lo que hoy consideramos jazz clásico conocido entonces como bebop. Destaca la fuerza en equilibrio con la pulcritud en los temas en que, con vuelos de big band, se unen varios instrumentos de viento al unísono.

Es una verdad universalmente reconocida: nadie ha llevado tan lejos la flauta y el saxo flamencos como Jorge Pardo. Esa libertad y fantasía que percibimos en cada una de sus notas son únicas, personales. No obstante, hay que decir que contó con sus precedentes, muy poco conocidos hoy. Resulta ya cansino escuchar eso de que el flamenco siempre se cantó con el único acompañamiento de la guitarra cuando ya hace años les hablamos del Canario Chico que registró en el siglo XIX una guajira en un cilindro de cera acompañado de un piano. Desde mediados de siglo se canta también flamenco con orquesta.

El primer saxofonista flamenco que registra la historia, por ahora, es Fernando Vilches. En 1933 registró seis discos con Ramón Montoya: granaínas, colombiana, milonga, petenera y fandangos por partida doble. Son estas grabaciones de una intimidad y preciosismo deliciosos, propios del flamenco del periodo. Vilches grabó también con Pepe Marchena, dándole la réplica por fandangos y colombianas, ese mismo año. El Negro Aquilino fue un cubano en tierras españolas que grabó por los mismos años, aunque no he podido concretar la fecha, con Manolo de Badajoz, haciéndolo años después con Sabicas en Nueva York. El fraseo de Aquilino es más valiente y fogoso que el de su paisano Vilches, permitiéndose saltos melódicos más arriesgados, siempre dentro de la línea intimista de la época. Grabó también milongas, guajiras y malagueñas e, incluso, formó un dúo de saxofones flamencos con Vilches. Las grabaciones con Sabicas son de 1947 y se llevaron a cabo en Nueva York, ya que el tocaor pamplonica abandonó nuestro país una década antes con motivo de la guerra civil. Obviamente, Vilches y Aquilino no tenían una técnica de improvisación tan desarrollada como Pardo y su música sigue muy de cerca las melodías de los grandes cantaores del momento, Marchena, Vallejo y Angelillo. Era otra época. Estaban lejos los Miles Davis, Coltrane y su Olé y Pedro Iturralde y su Jazz flamenco desde otros presupuestos. Menos conocido es el disco que el baterista mexicano Tino Contreras grabó en España en 1965 con el título de Flamenco Jazz. Pero eso es otra historia.

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