Ire Díez: “Hacer música es darle sentido a nuestra vida”
IRE DÍEZ | Vocalista de Victorias
La banda sevillana arranca esta noche una gira en la Sala X para presentar su álbum ‘emocional’
"No soy una persona estable, pero sí lo es el camino que he escogido"

Ire Díez (Sevilla, 1989) es el alma de Victorias, una banda que ha sabido reinventarse tras dejar atrás su etapa como Victoria Ford. Con un nuevo disco en la calle, emocional (Lunar Discos, 2025) y una gira que arranca en casa, en la Sala X, hoy mismo, Díez habla sin tapujos de la evolución del grupo, de la industria musical y de cómo la vida los ha llevado a hacer canciones más intimistas y pesimistas, pero también más honestas. "Este disco es la apertura total", asegura. La banda, que a finales del 2022 editó su primer disco, Un puño amable, ha pasado por formaciones con tres, cuatro y cinco componentes, manteniéndose en la actualidad con el propio Díez a la voz, Juanma García a la batería y los guitarristas Rafa López y Chris Pérez.
Pregunta.-¿Quién toca el bajo en esta banda?
Respuesta.-Hemos reconvertido a Pérez en bajista. A veces llamamos a un bajista externo, pero al final se va a quedar él. Estamos los cuatro en el escenario, aunque queremos que el disco suene súper bien en directo, y eso pasa por meter como quinto músico a Pepe Berro -anteriormente en Red Nails- haciendo de corista y guitarrista de apoyo.
P.-Este disco ha salido más de dos años después del anterior. ¿Tanto tiempo han necesitado para recuperarse de las locuras, incomodidades, malentendidos entre ustedes en las giras?
R.-Ojalá fuera porque tocamos mucho y estamos siempre en la carretera, pero la verdad es que nos ha pillado en una etapa de madurez. Hemos pasado todos de los veintipico a los treintipocos años, y en ese tiempo hemos tenido bebés, nos hemos independizado, nos hemos casado, hemos buscado nuestro hueco en el mundo. La banda quedó en un segundo plano durante un tiempo. Ahora estamos de nuevo al 100%, Ahora la música se lo come todo: nuestros tiempos libres, nuestras parejas, todo. Así que estoy convencido de que el próximo disco saldrá más pronto que tarde.
P.-¿Y durante ese impasse siguieron ustedes trabajando en la banda y ensayando?
R.-Sí que hemos trabajado. De hecho, este disco debería haber salido el pasado mes de octubre, pero lo hemos lanzado en febrero porque necesitábamos más tiempo para terminarlo y encontrar un concepto. Sobre todo, esto último; nos ha costado muchísimo justificar por qué Victorias está de nuevo en el estudio o en la carretera. Para nosotros, hacer música no es solo hacer canciones o conciertos, es darle sentido a nuestra vida. Como artistas, nuestra misión es contar historias inspiradas en nuestras vivencias. Pero esto va más allá de nosotros: queremos rodearnos de un equipo talentoso que eleve el arte a otro nivel. Buscamos calidad en cada detalle, desde el merchandising hasta la producción visual, asegurándonos de que cada elemento audiovisual complemente nuestra visión. Y eso requiere tiempo, la verdad; pero estamos comprometidos con el proceso.
Nos ha costado muchísimo justificar por qué Victorias está de nuevo en el estudio o en la carretera”
P.-¿Qué vivencias y emociones han tenido ustedes en este tiempo que ha pasado entre los dos discos que los hayan llevado a este cambio de dirección musical? Usted me ha hablado de matrimonios, hijos, independencia; todas experiencias positivas. Sin embargo, este disco tiene canciones, no solo más intimistas que el anterior, sino incluso pesimistas.
R.-Sí, es un disco más puro. Creo que hemos madurado mucho en estos años y la evolución ha sido fuerte. Cuando lanzamos El puño amable no estábamos mentalmente preparados; éramos unos ingenuos en muchos aspectos: el sonido, la autoexigencia, la profesionalidad. Pero tocar en festivales importantes, en los que nos vimos muy expuestos, recibir críticas, algunas de ellas criminales, nos ha ido curtiendo y ha hecho de la banda algo más sólido. Todo eso nos ha ido abriendo por dentro y este disco ha sido la apertura total. Hemos hablado de lo que nos pasa, de nuestras inquietudes, y eso lo hace más rico en experiencias y sensaciones.
P.-¿En qué momento sintió que este es el camino que debía seguir?
R.-Tuve la suerte de pasar unos días con Ángel Luján, que es el artífice del éxito de Vetusta Morla, productor también de Xoel López, Niños Mutantes, Alice Wonder y él me enseñó a componer. Le dije: quiero hacer canciones que hablen mejor de mí y de mis compañeros. Y me enseñó a abrirme un poco más. Fui a él haciendo una criba de las canciones de Spotify que le valiesen y se quedó con una sola; me dejó con la sensación de no saber nada. De hecho, cuanto más aprendo sobre la música y la industria musical menos sé sobre ella. No tengo ni idea. Así que en este disco lo que hemos hecho es hablar sobre lo que sí sabemos, que es nuestra puta vida, lo que nos pasa, nuestras inquietudes. Y sobre todo, lo que he hecho yo particularmente, a diferencia de en otras canciones, ha sido escuchar a mis compañeros: qué les ocurre, qué les inquieta. Y por eso, como le dije antes, ha salido un disco tan rico en experiencias y en sensaciones y a la vez tan pesimista, porque no vivimos el mundo idílico que esperábamos.
P.-¿Cómo ha sido el proceso de composición de este disco?
R.-Soy yo quien lleva las riendas creativas de la banda, pero siempre cuento con el apoyo de mis compañeros. Cada canción pasa por un proceso de criba. Primero, hago una demo en casa. Si me funciona, se la paso a José Luis Osuna, nuestro manager, que es como un quinto miembro del grupo. Si él le da el visto bueno, se la paso al resto de la banda. Es un proceso que puede llevar dos semanas desde que tengo la canción terminada hasta que la enseño a los demás.
Siempre busco la palabra que suene mejor, la más rimbombante, la que me haga parecer más poeta de lo que soy"
P.-Me interesa hablar de esa primera criba a la que se refiere. En la nota de prensa dice que ha creado más de 40 canciones para seleccionar las 12 del disco. Eso habla de un proceso de gran autoexigencia. ¿Qué criterios ha usado para la selección?
R.-En realidad no tengo ni idea. Soy muy de sensaciones. Soy un músico muy pesimista y siempre creo que mis canciones son terribles y no les van a gustar a nadie. Así que se las enseño a alguien de fuera, como José Luis, que, además es dueño de nuestra discográfica. Y me sorprendo muchas veces, porque me dice: esto es muy bueno, tenemos otro single. Cuando no me dice nada es lo peor; que le pase un audio y no diga nada es terrorífico. Al final, la criba la pasaba si la canción reflejaba de verdad lo que somos por dentro. Si no, iba fuera.
P.-¿Haber sido tan cerebral y racional para construir el disco no se contradice con que se llame y se defina como emocional?
R.-Es que siempre compongo canciones pensando desde dentro, nunca pensando en los demás. Si siento algo, una emoción fuerte, la sigo hasta el final, por eso las canciones se concibieron desde un punto de vista 100% emocional. Muchas de las letras de este disco salieron a la primera, a pesar de que yo suelo tachar mucho; soy muy autoexigente, siempre busco la palabra que suene mejor, la más rimbombante, la que me haga parecer más poeta de lo que soy. Pero decidí seguir el concepto de Allen Ginsberg, que me encantaba: First thought, best thought. Y hablar de cómo me estoy desgastando y evaporando en la oficina en la que trabajo; sobre lo que echo de menos a mi abuelo, que se le está yendo la vida y yo debería seguirle la pista más tiempo; sobre relaciones en las que me equivoqué. Compuse canciones muy emotivas y luego las pasé por el filtro. Las enseñé y, a diferencia de otros discos, cuanta más verdad y más transparencia había en las canciones, mejor conectaban.
P.-También dice la nota, muy en línea con lo que me cuenta usted, que escribe canciones rápidas, aunque nunca tiene prisa. ¿Cómo equilibra la espontaneidad con la reflexión en el proceso creativo?
R.-Una pregunta potentísima, la verdad -se queda unos segundos pensando-. Somos personas extremadamente naturales, no vivimos con una fachada. Puede que nos tilden de ser demasiado introvertidos, demasiado naturales o demasiado normales, pero Victorias es pura espontaneidad, naturalidad y sevillanía, incluso; nos sentimos muy de aquí. Pero también somos muy exigentes. Filtramos todo lo espontáneo y nos quedamos con lo mejor. Creo que ese equilibrio entre lo natural y lo exigente es lo que hace que nuestras canciones conecten.
P.-De las canciones del disco, a mí me gusta, sobre todo, La mitad de la mitad. En ella dice: me encantaría pensar en ti la mitad de la mitad de la mitad de lo que hago. ¿Hay mucho de autobiográfico en ellas?
R.-Sí. Y a diferencia de otras canciones que he hecho, también lo hay de los compañeros de la banda. No vivo una vida tan intensa, ojalá fuese como Nick Cave o alguno de esos. Pero todos tenemos nuestras historias; las de una vida de treintañeros con los inconvenientes de una generación tan perdida como la nuestra dan para mucho. Por eso quise contar las historias que les inquietan a los demás y pasé muchas horas con ellos; sobre todo con Juanma, el batería, que tiene una vida mucho más interesante que la mía -risas-; hay partes que le envidio y partes que le compadezco. Eso ha servido para que el disco sea de verdad, sea representativo de lo que somos. Aunque ellos no hayan escrito las canciones, no dejan de ser sus vivencias.
P.-¿Hay alguna canción en el disco que considere especialmente personal o que le haya costado más escribir?
R.-Sí, hubo una canción que me costó mucho. Tenía tantísimas dudas con ella que se la enseñé a mi mujer, que lleva escuchando a la banda desde los orígenes, y lo primero que me dijo fue: ¿Vas a cantar esto en serio? ¿No te da miedo? Eso me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que ese era el camino. Si a ella le parecía atrevido y novedoso, fresco, incluso atrevido, era por algo.
P.-¿De qué canción está hablando?
R.-No puedo decirlo... no puedo decirlo.
P.-¿No teme que mantener esa autenticidad de hacer las cosas sin prejuicios y de modo tan propio sea contraproducente en una industria musical que muchas veces presiona para seguir tendencias o algoritmos?
R.-Nos da igual. Esto nos pilla ya con 34, 35 años, incluso a Juanma ya con cerca de 40, y toda esa movida de ir corriendo detrás del hit definitivo o de las colaboraciones nos resbala tanto a unos niveles que creo que nos dan libertad para hacer lo que nos dé la gana, lo que de verdad deberíamos hacer todos los artistas y olvidar el puñetero algoritmo. Ser espontáneo e ir a contracorriente no es más que ser natural. ¿Eso es ir en contra de la industria? Sí, pero no sabemos hacer música que no sea de esa forma.
Mi tío abuelo, Manuel Alejandro, es el maestro de las canciones melódicas, así que me encantaría que se nos destacara como una banda de pura melodía"
P.-Con el disco en la calle desde el día 13, lo presentan en la Sala X, en un concierto al que seguirán muchos más por todo el país, que ya están anunciados. Este de Sevilla espero que no se lo tomen como un ensayo con público.
R.-Reconozco que estoy acojonado. Los conciertos en casa me asustan de forma increíble porque la gente tiene expectativas muy altas. Viene gente que ha confiado mucho en nosotros; ya no solo hablo de mi madre y demás familia, que haga lo que haga les gusta. Pero el dicho de que nadie es profeta en su tierra se confirma con nosotros, que tenemos muchos más oyentes en Madrid y Barcelona que en la propia Sevilla; con lo cual nuestro objetivo es hacerlo tan bien que este sea el mejor concierto de la gira. Somos muy de defender nuestra escena sevillana; me encanta Sevilla, me encantan sus gentes, me encantan sus bandas y queremos que la gente responda. Y eso pasa por hacer un concierto histórico, que es lo que pretendemos, aunque estoy asustado y temblando. Hemos preparado sorpresas para que la gente que venga a la sala sienta algo especial, pero no puedo desvelarle mucho más.
P.-Hábleme del resto de la gira también.
R.-Entre marzo y mayo tenemos diez conciertos confirmados de este Tour emocional. Creo que es consecuencia de las canciones de este disco el que tengamos más espacio que nunca en las salas. Me reconforta saber que el trabajo que hemos hecho tiene calado en la gente de la industria musical, que hace que bandas como la nuestra finalmente lleguen a más público. Siento que este disco va a ser la llave para que Victorias termine consolidándose. Ahora tenemos puesto el foco en los promotores, incluso de México, que quieren que vayamos para allá.
P.-Y una vez consolidados; si le pido que describa el legado que quieren ustedes dejar aquí, en un sitio tan difícil como Sevilla, como banda, ¿cuál sería?
R.-Esta pregunta ya la había pensado. No tenía ni idea de que me la iba a preguntar. Pero como he pensado tantas veces en dejar la banda, se lo juro por mi abuelo, sí que he pensado en que me encantaría que se nos destacara como una banda que hacía canciones melódicas. Yo vengo muy de la tradición melódica. Mi tío abuelo, Manuel Alejandro, es el maestro de las canciones melódicas. Y yo siento que en su tradición, de décadas desde los 60 a los 90, han dejado de tener cabida bandas y artistas melódicos; así que me encantaría que se nos destacara como una banda de pura melodía, de conexión instantánea. Y una banda de gente muy de aquí, pura, currante.
P.-Me llama la atención que ustedes, al contrario de lo que ha ocurrido con muchos artistas locales, incluso muy mediáticos algunos, ya desde sus tiempos como Victoria Ford, siempre hayan estado en la misma casa discográfica, Lunar Discos, con una confianza en su proyecto que se ha traducido también en apoyo logístico, económico… el productor que han tenido ustedes para este disco, Guille Mostaza, es prestigioso y debe costar una pasta.
R.-En la música todo cuesta dinero. Es una industria deficitaria. La música en sí misma es egoísta, lo quiere todo para ella; quiere tu dinero, por supuesto, pero también quiere a tus amigos, a tu pareja; quiere tu vida, tu día a día. Para muchos, surfear entre ella es un hobby, pero a estos niveles de inversión de dinero, es un trabajo; aunque sea deficitario. Nuestro manager, José Luis, que coincide con ser también el dueño de la discográfica, es quien tiene el mérito de que Victorias se mantenga, no es mérito de la banda. A él lo consideramos parte de ella. Ha tenido trescientos millones de motivos para dejar de apostar por nosotros, pero lo ha seguido haciendo, confiando en nosotros con una fe desmedida que no me explico -más risas-. Si finalmente la banda termina por obtener beneficios, él se llevará la quinta parte.
P.-El futuro está ahí, a la vuelta de la esquina.
R.-Y llegaremos a él porque no nos vamos a bajar del tren. De él se bajan los que no están mentalmente preparados. Y es comprensible al mil por mil. Pero nosotros tenemos algo dentro que no sé si llamar pasión, porque la pasión es algo efímero, la pasión es una llama que se enciende y se va. Lo que tenemos nosotros es curiosidad por saber qué pasa después. Curiosidad por saber qué sonido vamos a tener, qué canción vamos a sacar en el local de ensayo, cómo sonaremos en directo; esa curiosidad tan pura es la que nos está llevando.
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