Una García regresa a Sevilla
LA CENICIENTA | CRÍTICA
La ficha
***Opereta de salón de Pauline García Viardot. Solistas: Alejandra Acuña, Javier Povedano, Francisco Gracia, Juan Ramos, Miriam Silva, Paola Leguizamón y Vanessa Cera. Dirección de escena e iluminación: Guillermo Amaya. Escenografía: Pablo Menor. Vestuario: Raquel Porter. Dirección musical: Francisco Soriano. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Viernes, 27 de diciembre. Aforo: Lleno.
Pauline García Viardot conoció de primera mano, como acompañante al piano, las óperas de salón de su padre Manuel García escritas para los alumnos de su academia particular de canto y una de las cuales (I tre gobbi) visitará pronto el Maestranza en la celebración de los doscientos cincuienta años de su nacimiento en la sevillana calle Galera . La cantante, pedagoga y compositora reprodujo años más tarde el modelo paterno de ópera y operetas de salón, para piano y las voces de su alumnas y alumnos, con libretos de Ivan Tourgeniev o propios, como es el caso de esta Cendrillon que sigue fielmente el relato de Perrault y que fue estrenada en 1904, en las postrimerías de su existencia, en la casa de su alumna y cuidadora Madame de Nogueiras.
Viardot destila en esta composición un estilo propio a base de influencias básicamente francesas. Música encantadora para un argumento inmortal y que en el montaje de Guillermo Amaya funcionó a la perfección a la vista de las risas del público infantil y también del maduro, con una estética actual que hace de las hermanastras dos chonis poligoneras muy divertidas. Por su parte, Francisco Soriano, que conoce a la perfección la obra de Viardot, la escénica y sus numerosas canciones, llevó con mano firme y buen pulso el desarrollo musical, con precisión y un enorme gusto en el fraseo, además de un ajustado control de las voces.
De entras ellas destacó por su volumen, proyección y dicción la de Javier Povedano, tan buen actor como cantante en los couplets. Bella voz, aunque algo falta de mordente, la de Acuña. Ramos es la voz ideal para los papeles de tenor contraltino francés, mientras que a Gracia le falta acabar de redondear y fortalecer su sonido, aunque su fraseo en el dúo fue muy delicado y lírico. Estupendas Leguizamón y Cera y falta de squillo en el agudo Silva, que tiene en su partitura las mejores ocasiones de lucir unos sobreagudos que aquí no hicieron acto de presencia.
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