Un viaje a ninguna parte
Remachine | Crítica de danza

La ficha
*** ‘Remachine’. Jefta van Dinther. Coreografía: Jefta van Dinther. Creada e interpretada por: Brittanie Brown, Gyung Moo Kim, Leah Marojević, Roger Sala Reyner, Sarah Stanley. Iluminación: Jonatan Winbo. Vestuario: Cristina Nyffeler. Sonido: David Kiers. Incluye música especialmente compuesta basada en Ugly and Vengeful, Red Sun y The Truth, The Glow, The Fall de Anna von Hausswolff. Dramaturgia: Gabriel Smeets, Maja Zimmermann. Lugar: Teatro Central. Fecha: Viernes 14 de marzo. Aforo: Casi lleno.
Hasta ahora, Jefta van Dinther nos había visitado en dos ocasiones con el Cullberg Ballet, la mítica compañía sueca de la que fue durante años coreógrafo invitado. Fue en diciembre de 2015, con Plateau effect, y en 2023 con Mountains y Islands. Grandes producciones en las que Dinther puso de manifiesto su gusto por los más complejos elementos escenográficos sobre -o bajo o entre- los cuales los individuos se mueven como células vivas dedicadas a vagar, quizá en busca de un mundo más acogedor.
En esta ocasión, el creador regresa al Central con su propia compañía, lógicamente con menos bailarines (cinco), pero fiel a sus planteamientos estéticos.
En esta performática pieza, Remachine, altamente simbólica, el centro del escenario está ocupado por un enorme círculo que no parará de girar. Lentamente, pero sin pausa. Sobre este, cinco seres humanos, de forma individual o agrupándose en rebaño, reptan como insectos, caminan como cuadrúpedos o alcanzan la posición bípeda para avanzar al unísono, armoniosamente, sobre sus enormes zapatillas deportivas. Cinco magníficos intérpretes que comparten una misma energía y un mismo tipo de movimiento mecánico, casi hipnótico.
Ellos saben, tan bien como nosotros, que no van a llegar a ninguna parte, ni siquiera con su desesperado intento final de dominar con cuerdas la inercia inexorable de su oscuro universo. Porque el círculo regresa siempre al punto de partida y porque, tal vez, el mundo que vivimos no tiene salida alguna.
Frente a la ‘espiral’ de la coreógrafa belga Anne Teresa de Keersmaeker, más que una figura geométrica, una actitud vital de unos seres danzantes que nunca llegan exactamente al mismo punto de partida por muchos giros que ejecuten, el círculo de Dinther es algo externo, una circunstancia, un hábitat que obliga a sus moradores a decidir si van a favor o en contra, si someterse o rebelarse, conscientes siempre de que, como Sísifo, su esfuerzo no tendrá resultado alguno.
Por encima de todo, sin embargo, Remachine es un espectáculo sensorial en el que brilla especialmente la música, en la voz, las canciones -primero a capella y luego con acompañamiento electrónico- de sus cinco intérpretes, y unas hermosas y sugestivas imágenes logradas gracias a una sabia iluminación, que juega hábilmente con la penumbra durante toda la pieza.
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