La verdad del dolor y del amor

“Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera”, escribe Tolstói en el citadísimo arranque de la novela Ana Karenina. La obra Secretos de familia, que se estrena este jueves en el teatro La Fundición, se asemeja a la cita del escritor ruso, con la diferencia de que la familia que retrata Ignasi Vidal, y que ha llevado a la escena Javier Ossorio, es infeliz a la manera en la que toda familia lo ha sido en alguna ocasión. Aquí la infelicidad adquiere connotaciones universales, por todos nosotros reconocibles.

Secretos de familia, cuyas funciones están programadas durante el fin de semana del 26 de abril, y la semana siguiente, del jueves 2 hasta el 5 de mayo, cuenta la historia de tres hermanas que coinciden en el funeral de su padre. En el tanatorio el encuentro es frío y áspero, pero paradójicamente –quizá por el dolor de la muerte- es este momento donde se desencadena una sucesión de emociones –rabia, ira, celos, también complicidades- que hasta entonces habían permanecido silenciadas. Son verdades difíciles de decir y de reconocer. Todos lo hemos vivido.

Ese carrusel de emociones, memoria, recuerdos y reproches es interpretado por las actrices Asunción Sanz, Mercedes Bernal y Alba Suárez. Las tres coinciden en que el trabajo de Secretos de familia ha sido gratificante. A lo largo de siete meses, subrayan, ha predominado un clima de “respeto, generosidad y bondad”. “Para que salga esta obra, para que hayamos llegado hasta el estreno absoluto de Secretos de familia, tenemos que llevarnos muy bien entre nosotras. Esto no sale si entre nosotras no hay conexión. Entre las tres tenemos una buena sintonía. Un buen entendimiento y mucho respeto”, confiesa la actriz Asunción Sanz.

El resultado de esta complicidad y trabajo, más la dirección de Javier Ossorio, es la puesta en escena de un texto difícil de llevar al teatro. En Secretos de familia se describen emociones que hay que saber pulir a la hora de transmitir al espectador. Para no sonar al consabido melodrama. También para ser creíble y que la historia se sostenga y mantenga la atención del público. “Las emociones de esta obra son una partitura. De hecho, la mayor dificultad que he tenido ha sido frenar la intensidad de esas emociones”, apunta Javier Ossorio. “Nosotros hemos intentado que todos los elementos de la pieza funcionen de manera armónica, orgánica”, añade el director.

El director andaluz destaca del texto de Ignasi Vidal “los contrastes” y “la cercanía a la verdad”. “En la obra sale a relucir todo lo oculto en esta familia. Hay un gran secreto, pero a su vez se desvelan muchos otros secretos de la familia, los cuales no han salido hasta que las hermanas se encuentran en el tanatorio. Ya sea por inquina, por celos. Lo importante es que ese dolor que provoca el secreto se salva por el amor. Es una visión humanista la de Ignasi Vidal. Si nos salvamos, es gracias al amor”, relata Ossorio.

Secretos de familia nos revela por tanto la verdad del dolor, pero también del amor. Una verdad que se construye con tres actrices que han tenido que trabajar con detenimiento cada una de las numerosas emociones que se tratan, cada uno de los sentimientos y recuerdos que las tres hermanas expresan en ese momento tan difícil de sus vidas. “Es una montaña rusa de emociones”, adelanta la actriz Mercedes Bernal. “De repente es la ira, de repente es la tristeza”, responde Alba Suárez. “Y todo sucede muy deprisa”, concluye Asunción Sanz.

“Secretos de familia es una de las obras de las que más satisfecho estoy”, asegura Javier Ossorio, quien reconoce que la idea primera que tenía en la cabeza es la imagen que luego ha visto en el escenario. Todo ello con un trabajo “lento, de ocho meses, pero sosegado”. El director lo compara con la artesanía de los charolistas, quienes dan muchas capas hasta alcanzar el brillo que se desea. Ossorio también señala “la energía de las actrices”. Una energía que “te atrapa y te mantiene enganchada a la historia”.

El largo trabajo previo de Secretos de familia llega a su fin en la sala de La Fundición. Meses de dedicaciones, más años de ideas –a Ossorio le llegó el texto de Vidal hace ahora casi una década-, que se concretan en este estreno absoluto del 25 de abril. Antes algún que otro contratiempo, pandemia incluida. Pero todo ha merecido la pena para ver, al fin, esta obra en la que, en palabras del director, “la vida es gris, ni blanco ni negro, descubriendo las relaciones ocultas de cualquier familia”. Aunque el final, sin desvelar nada, es esperanzador, pues “el amor es lo que salva a las tres hermanas”, insiste Ossorio.

Hay por tanto un paralelismo entre la historia de la obra –la escrita por Vidal- y la historia de la puesta en escena –escrita, en cierto modo, por Javier Ossorio y su compañía-. Ambas han crecido en adversidades y dificultades, pero ambas se resuelven en un final esperanzador. En un final amable y feliz que el espectador disfrutará en la Fundición, en estas semanas de primavera.