Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Jorge Molina. Escritor y periodista
Tras la deliciosa y liviana 123 motivos para no viajar a Sevilla y la novela-reportaje Todo era nuevo y salvaje, riguroso y emocionante viaje a los orígenes de Doñana, Jorge Molina (Cumbres Mayores, 1964) gira de nuevo hacia territorios inesperados en Una chaqueta tirada en el césped (Samarcanda). El periodista y escritor plasma, en una ficción absorbente, una historia coral de personajes consumidos por la ambición, el deseo o el descontento, seres al borde de la asfixia que tal vez necesitan tocar fondo para cambiar su destino y respirar. Molina toma las vastas dimensiones de una ciudad como trasfondo de las pasiones, las deslealtades y los sueños, como un contenedor de todo lo humano, con su crudeza pero también con esperanza.
-Una chaqueta tirada en el césped supone todo un cambio de registro en su trayectoria.
-En mi vida de escribidor, como periodista y como asesor de comunicación, llevo a mis espaldas miles de reportajes, discursos parlamentarios, crónicas, telegramas de pésame, editoriales, prólogos, noticias, notas de prensa, guiones de televisión… No tengo esquemas, sino que cuando aparece una idea o un trabajo, busco la carcasa que le ajuste, y a escribir. Así van ya 30 años. Elijo el género o el tono en función del asunto a contar. Esta historia pedía una novela clásica.
-En su libro, la insatisfacción lleva a los personajes a cierta turbiedad moral: se comportan como advenedizos, chantajistas, infieles...
-Ninguna ciudad, familia o persona soporta un primerísimo plano, le aparecen arrugas y manchas. El lado oscuro es más atractivo literariamente, hay mejores historias, personajes más reales, y permite el sarcasmo que creo me caracteriza. Además de que el descontento es el estado de ánimo de cada uno de los ciudadanos de nuestro país, incluso cuando no hay motivo. Los protagonistas son personas en situación de levante en calma, como dicen en el Estrecho. Un ligero cambio de temperatura y se desata el vendaval, en este caso de pasiones. Se encuentran ante la tesitura de mejorar, de hacer algo digno. Cada uno de ellos decide una cosa. Planteo la vida misma, en la que usamos nuestras mejores bazas para conseguir la felicidad personal, con todo lo tenebroso que resulta eso…
-Retrata a unos ciudadanos comunes, pero también las esferas del poder y todas sus intrigas.
-He conocido a fondo media docena de gremios profesionales, y por ninguno pondría la mano en el fuego. La banca, la política, la prensa... Tampoco me fío de abogados o sacerdotes, y siento aprensión hacia funcionarios, capillitas, ninis y hooligans. Ninguno sale bien parado, es cierto; el lector se va a divertir.
-Sus personajes recurren al sexo y a las drogas porque quizás estén adormecidos y necesitan sentirse vivos.
-El sexo y las drogas son dos recursos altamente subversivos, de ahí la profusa legislación penal y moral contra ellos. La novela tiene una potente carga erótica -casi tanto como emocional- porque en el sexo los personajes buscan el electroshock que los libere, además de la pura lujuria. La vanidad y la lujuria son los dos motores básicos del comportamiento humano, esas son las venas de esta novela.
-Curiosamente, son personajes femeninos los que aportan cierta luz a ese paisaje humano algo sombrío.
-Dos jóvenes, la China y Reme, dan luz nítida al mosaico de la sociedad actual que aparece en Una chaqueta… Creo que las mujeres son mejores, y con algunas virtudes muy propias, como la inteligencia emocional, pero sufren porque el mundo lo dominan los otros. Imagino que las religiones, todas con dioses y papas machos, tendrán mucho que ver en esto.
-Entre los temas que explora está la incomunicación en la pareja. De Juanlu y Yolanda llega a decir que "la pareja, como el césped, nunca arraigó con fuerza". Se da esa paradoja: un matrimonio puede llevar mucho tiempo pese a que la unión nunca haya funcionado.
-El matrimonio es una máquina de picar carne, pero debido a esta dura crisis muchas parejas no se separan por pragmatismo: la falta de recursos económicos para vivir solos. Algo así al final estalla, claro. Recomiendo a las parejas con problemas a que la lean.
-Hay elementos en la ficción que remiten a Sevilla, pero por otro lado parece haber una intención por su parte de ocultar cuál es el escenario que describe. ¿Ha sentido miedo de herir a esa ciudad intocable, susceptible?
-No, es que las tramas narradas pueden ocurrir en cualquier ciudad española, aunque no oculto que el lector arqueará las cejas al creer reconocer a algunos... Respecto a Sevilla, es más tolerante de lo que hacen creer los guardianes de las esencias desde sus púlpitos. Fíjese, ahora que estamos en fecha, con qué naturalidad ha pasado a ser la bebida clásica de la Feria el Seven Up…
-El libro tiene un transcurso vibrante, con tanto secreto desvelado y tanta traición. ¿Costó mucho trabajar la estructura?
-Mucho. Me creí eso de que la novela y los personajes cobran vida y caminan solos y tal. Introducir una época, una ciudad, en 300 páginas fue un esfuerzo titánico que conseguí tras un segundo intento, cuando vi que nada caminaba solo y realicé un guión previo, como en mis trabajos para televisión, para ordenar a personajes, hitos y tramas.
-Asegura que el rock ha sido una gran influencia en la redacción de este libro.
-El rock ha estado a mi lado desde que oí el Sound effects de The Jam en 1980. La novela está llena de referencias musicales, y de hecho animo a oír la lista de Spotify que he creado con el nombre Una chaqueta tirada en el césped. El libro con ese fondo es como un fin de semana de soltero. También me ha marcado la novela americana, de Fitzgerald a Auster pasando por John Kennedy Toole y Tom Wolfe.
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