Entre el vallenato de Carlos Vives y la rumba de Sevilla
El artista arranca su gira 'El rock de mi pueblo vive' en Icónica Santalucía Sevilla Fest
Llevó el folklore colombiano a 2.000 asistentes en la Plaza de España
Imágenes del concierto de Carlos Vives en el Icónica Santalucía Sevilla Fest
Muchos conocerán la palabra vallenato gracias al estribillo que popularizaron la barranquillera Shakira y el samario Carlos Vives en 2017. La canción era, efectivamente, La bicicleta y ese verano sonó hasta la saciedad –hartazgo incluso– en chiringuitos y discotecas. Cuando el dj se decidía a pinchar este éxito, una sensación general indicaba que la fiesta había llegado a uno de sus momentos cumbre. Algo así sucedió ayer durante el concierto que ofreció Carlos Vives con el arranque de su gira El rock de mi pueblo vive en Icónica Santalucía Sevilla Fest. El folklore colombiano se apoderó de la Plaza de España –y de los 2.000 presentes– tomando forma de cumbias, baladas, champetas y, por supuesto, vallenatos.
La cosa iba anoche de potenciar la música local, que se fusionó con soltura con la rumba en boca del grupo hispalense Raya Evolution para cerrar la velada. Pero antes de llegar al colofón –sin ánimos de hacer spoilers–, el intérprete repasó una trayectoria que abarca los 30 años. Con canciones y colaboraciones avaladas por grandes reconocimientos internacionales, no es de extrañar que haya sido elegido por la Academia Latina de Grabación como Persona del Año 2024. Reconocimiento que recibirá en la próxima gala de los Grammy Latinos.
A las 22:30 horas sonó una voz en off avisando de que el espectáculo estaba hecho "con músicos en vivo, sin inteligencia artificial y con impresionantes afectos especiales". Toda una declaración de intenciones frente a las nuevas corrientes. La lírica popular se sube al ring para dar un golpe directo al autotune. Tras el vídeo recopilatorio de momentos estelares de la carrera del colombiano –al parecer, a classic de rigor– , el protagonista salió al escenario con los ritmos de "Ella es como el aire necesario pa’ respirar / pero se te escapa cuando tu lo abrazas" de Ella que enlazó con soltura con Agua. Ya advirtió Rocío Jurado que "Agua que no has de beber / déjala correr", pero no está de más el recordatorio.
Con esta apertura triunfal, el artista salió al escenario con su guitarra al hombro entonando -ya sí- La gota fría. No se hizo de rogar con uno de los grandes reclamos como es La bicicleta y el público lo agradeció dejándose la voz. Esta versión sin que la palabra Piqué aparezca por ningún sitio. Tampoco hace falta.
“Buenas noches Sevilla, buenas noches barrio de Triana”, saludó para enlazar con Ella es mi fiesta. Paso por Quiero verte sonreír y por Santa Marta. Esta última en honor a "un amigo viajero". Con algún fallido de afinación que fue solventado rápidamente por un público que no dejaba que el silencio reinara y unas maravillosas coristas -que hicieron la parte rapeada de Wisin y de Daddy Yankee-, Vives se lanzó con Nota de amor. Pero la verdadera fiesta colombiana llegó con “Rosa, qué linda eres / Rosa, qué linda eres tú”. En este punto mencionó las hazañas del trianero Rodrigo de Bastidas, fundador de la ciudad de Santa Marta, para cantar La piragua. Un poco de cultura general.
Una recta final que conjuga raíces colombianas e hispalenses
A partir de aquí empezó un segundo tramo con enorme acento en lo popular. Maracas, acordeones, guitarras y timbales de la inmensa banda para Déjame entrar y Cañaguatera. "Los vallenatos son la mezcla de esos orígenes prehispánicos y es nuestra herencia española", indicó el artista y puso en valor que "la mezcla de rimas y métricas" le han dado el mayor legado. Unas declaraciones con las que se remontó a 1993 para interpretar El cantor de Fonseca. Enlazó con Cumbiana y con Volví a nacer. Parejas, muchas, mirándose enternecidamente -¡qué bonito!- con los versos de "Quiero casarme contigo".
Pero sin duda, la parte más emocionante fue la recta final. Un desenlace en el que el artista consiguió el nada fácil reto de aunar el folklore colombiano y el hispalense. Tuvo gran peso la llegada al escenario de Raya Evolution. Levantaron una enorme sorpresa entre los asistentes, quienes lo dieron todo en Fruta fresca con final electrónico incluido -rave tranquila montada en cinco minutos- y especialmente en Robarte un beso. La despedida llegó de la mano de Cuando nos volvamos a encontrar. Y sí, por si había dudas, la raíz y los orígenes ganaron la batalla a los efectismos y a cualquier truco.
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