Ortodoxia libertaria
Un hombre libre | Crítica

La ficha
** 'Un hombre libre'. Documental, España, 2024, 88 min. Dirección: Laura Hojman. Guion: Laura Hojman, María D. Valderrama. Fotografía: Jesús Perujo. Música: Novia Pagana. Con: Agustín Gómez Arcos, Pedro Almodóvar, Marisa Paredes, Bob Pop, Octavio Salazar, Marisol Membrillo, Antonio Maestre, Alberto Conejero.
Le tiene cogido el molde Laura Hojman al documental modelo Imprescindibles con altas dosis de oportunidad a favor de corriente (institucional-gubernamental) y corrección política a raudales en su recuperación de figuras literarias más (Machado) o menos (Lejárraga) conocidas que puedan servir de referente sin aristas para ciertos discursos biempensantes sobre el valor de la libertad, la diversidad, la concordia, la memoria histórica, la democracia y demás asuntos de la agenda oficial de progreso.
Un molde que pasa por la pulcra ortodoxia del formato, la presencia de entrevistados de relumbrón (Almódovar, Paredes) o bien alineados remando al unísono y ese necesario toque poético que roza siempre la cursilería delamoriana aunque el personaje se resista a ese tono en su propia personalidad, idiosincrasia y voz creativa.
Es el caso del almeriense Agustín Gómez Arcos (1939-1998) que nos ocupa en Un hombre libre, dramaturgo y novelista homosexual que tuvo que salir de la España franquista (convenientemente trazada desde el clásico esquematismo) que lo asfixiaba, no lo quería ni apreciaba para triunfar (seis veces finalista del Goncourt) ya en los setenta en una Francia abierta y libre (otro simplismo más) escribiendo novelas en francés que hablaban precisamente del dolor, el amor y la rabia que le provocaba la patria abandonada.
El resultado es un trabajo eminentemente didáctico al que, como de costumbre, le sobra toda esa paja que no va a quedar en el formato para la tele, a saber, relleno de archivo polivalente (del rural almeriense al Swinging London o el mayo del 68 parisino), plomizos interludios donde se leen pasajes de su obra, una voz narradora que entra y sale, una postiza sesión postrera de reconocimiento intergeneracional y unos planos aéreos sobre el paisaje almeriense que vio nacer al autor de El cordero carnívoro, María República, Ana no o El hombre arrodillado, obras recientemente editadas en castellano por Cabaret Voltaire.
La dilatación revela también la otra carencia del filme entre el desfile de hagiógrafos, palmeros y entusiastas habituales (Pop, Salazar, Conejero, Maestre…): la del archivo, la voz y el discurso del propio autor, un personaje que se antoja más escurridizo y complejo de lo que aquí se retrata y que termina escapándosele a Hojman en favor de lo que representa y ejemplifica para la cultura española de su tiempo, que es al fin y al cabo de lo que se trataba.
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