'Turandot', el testamento de Puccini, regresa al Maestranza
La ópera, de la que se programan seis funciones, celebra al músico cien años después de su muerte.
La Universidad de Sevilla reivindica su vínculo con los creadores del 27.
Turandot, de Giacomo Puccini, destila la emoción y la urgencia de las despedidas. Su autor supo que padecía un cáncer de garganta mientras componía la partitura, pero también sintió que en la ópera acababa un ciclo y que el autor de debía renovarse. “Tiene la sensación de que el mundo lírico italiano que había conocido había llegado a su fin”, analiza el director general del Teatro Maestranza, Javier Menéndez, sobre una pieza en la que el músico de Lucca dejó atrás los melodramas que le habían otorgado el prestigio, apostó por la fantasía y la fábula y buscó “conexiones con la modernidad”. La obra quedaría inconclusa, completada por Franco Alfano, pero sería un cierre colosal en la trayectoria del creador de La bohème, Tosca o Madama Butterfly y se erigiría en uno de los títulos más queridos del repertorio. Ahora, la historia de la princesa sanguinaria a la que vuelve a latirle el corazón por el amor regresa al Maestranza y confirma su tirón: las seis funciones programadas, del 7 al 16 de noviembre, están a punto de agotar las entradas y atraerán a 12.600 espectadores al teatro del Paseo Colón. Antes habrá un preestreno para menores de 30, el martes 5, que vendió rápidamente todas las localidades.
Turandot, que ya se representó en el Maestranza en 1998 y 2010, regresa en una producción de La Fenice que ya conoce el público del coliseo para celebrar el centenario de la muerte de Puccini, el 29 de noviembre de 1924 en Bruselas, una conmemoración que arranca este miércoles con una gala en la que la soprano Sondra Radvanovsky y el tenor Piotr Beczała interpretarán algunos de los himnos que creó el músico italiano.
El maestro Gianluca Marcianò, que se alternará en el atril con Jacopo Brusa, considera Turandot “la obra maestra de Puccini”, en la que “usa una orquesta inmensa, con percusión, saxofón y un montón de recursos modernos, pero también plantea grandes momentos de increíble intimidad”, explica ante una partitura minuciosamente anotada que no da respiro. “Al final de las arias se anticipa a lo que viene después, todo está ligado. Después del Nessun dorma los espectadores necesitan aplaudir, pero Puccini no piensa en ninguna interrupción”, dice Marcianò.
El escenógrafo Emilio López, que retoma los diseños de Sonja Frisell y Jean-Pierre Ponnelle de la producción original, ha procurado ir más allá de “las capas superficiales” y “no quedarnos en la princesa de hielo, pensar que detrás de los enigmas que le plantea a los hombres asoma un trauma por la violencia que sufrió una antepasada”. López asegura que ha “respetado” la idea de sus predecesores, a la que ha dado “más color” y “un plus de modernidad, porque desde que se concibió esta producción la tecnología ha evolucionado muchísimo. La emoción también se puede conseguir a través de elementos de vídeo”.
Jorge de León es uno de los intérpretes que dará vida a Calaf, “el rol fetiche de los tenores” por “el carisma” que debe imprimir al personaje y el lucimiento que supone Nessun dorma, “el aria más famosa, que sale en realities e inspira a cantantes pop”, afirma el intérprete, que recuerda que fue un español, Miguel Fleta, el que protagonizó el estreno de Turandot en 1926. Kristina Kolar, una de las voces que encarna a la princesa del título, celebra que esta versión “sea de corte tradicional. Me siento mejor con un vestuario clásico”.
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