La trompeta toca a degüello

La música de Dimitri Tiomkin para 'Rio Bravo' (1959), uno de los mejores westerns de todos los tiempos, reluce en una impresionante nueva edición.

John Wayne y Angie Dickinson, en una imagen de 'Rio Bravo' (1959), de Howard Hawks.
John Wayne y Angie Dickinson, en una imagen de 'Rio Bravo' (1959), de Howard Hawks.
Manuel J. Lombardo

08 de marzo 2015 - 05:00

Rio Bravo (Special Collectors Edition). Dimitri Tiomkin. Intrada / Warner.

De verdadero acontecimiento podemos calificar la aparición de este disco doble con la banda sonora completa de Dimitri Tiomkin (1894-1979) para el que sin duda es uno de los mejores westerns de todos los tiempos, Rio Bravo (1959), de Howard Hawks.

Pero no sólo un acontecimiento para aficionados y coleccionistas, también para historiadores y filólogos de la música de cine, ya que la edición en dos CD rescata el score completo del padre del sonido más reconocible del género e impulsor de su deriva temática en los años 50, no en la manera habitual en la que solían editarse comercialmente estas bandas sonoras, a saber, en un formato seleccionado, pulido y recortado apto para el disco LP y con el tema principal como reclamo, sino en su integridad, incluyendo todos esos pasajes dramáticos, por breves que estos fueran, y en versiones alternativas, incluso las descartadas tras el montaje definitivo (una primera versión llegaba a las tres horas), lo que ofrece una idea más real del propio proceso de composición y modificación de la música en su ensamblaje final.

Por si todo eso no fuera poco, los responsables del sello Intrada y del archivo sonoro de Warner han realizado una labor de recuperación y restauración sonora encomiable, hasta el punto en el que puede percibirse perfectamente la textura analógica y monoaural de la grabación original, los matices y sonidos impuros de las sesiones orquestales, dirigidas, como era costumbre, por el propio Tiomkin.

En conjunto, la edición presenta así, en rigurosa anotación y orden cronológico de aparición en el film, el score dramático completo, un total de 72 minutos de música dividida en 40 piezas, junto a una serie de materiales extra que incluyen 23 minutos de tomas alternativas o descartes, entre ellas las diversas versiones de la música del trailer, el popular De Guella, y los dos temas, My rifle, my pony and me (en las voces de Dean Martin y Ricky Nelson) y el no menos popular y cabalgante Rio Bravo, también con letra de Paul Francis Webster, silbado o cantado indistintamente por Martin e incluido también aquí en la versión single que fue comercializada por el sello Capitol.

El score de Rio Bravo bien pudiera ser una pieza sinfónica para orquesta y trompeta solista, protagonizada por ese memorable y emblemático De Guella (originario de la caballería mexicana: toque a degüello, lucha sin cuartel) que sería luego recuperado por Tiomkin en El Alamo y citado y homenajeado por Morricone en los spaghetti-westerns de Sergio Leone.

La escritura orquestal de Tiomkin se reserva los habituales tutti para las contadas secuencias violentas de duelos y tiroteos. La apertura nos ofrece una música suave y apacible escrita para guitarra, armónica y metales graves. A medida que la película avanza, la música se irá empapando de color hispano, con ráfagas de guitarras y guitarrones mexicanos o florituras de marimba o xilófono. El filme se balancea entre la tensión creciente y un fino humor de camaradería masculina que se traslada también a la historia de amor (apuntada por un tema interpretado por el trombón) entre el socarrón John Wayne y una deslumbrante Angie Dickinson.

Pero una vez que entran en escena los acordes de De Guella, su ritmo marcial y constante, su carácter dramático y elegíaco, su melancólico toque a despedida y a muerte, éste ya nunca nos abandonará. Hasta hoy.

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