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Cómics
Hay muchos, infinidad de autores, que han creado un mundo propio en la ficción, que se mueven por sus propias reglas, que no suelen ser las convencionales.
A la hora de internarnos en ellos, ya sea el literario, el cinematográfico o, como es el caso, el del Cómic, debemos despojarnos de prejuicios y abrir la mente al máximo, ya que de lo contrario, es bastante posible que el viaje que estamos a punto de comenzar no nos resulte para nada cómodo.
Niño Oruga
Autor: Pedro Mancini
Blanco y negro
Tapa blanda
176 págs.
15,90 euros
Desfiladero Ediciones
Y es precisamente el caso de Pedro Mancini, autor argentino que en sus viñetas representa el sector más independiente, levantando como si de una ficticia catedral se tratara, un universo propio en el que poder contar sus historias, todas y cada una de ellas salpicadas por un surrealismo extremo, que le conectan directamente con otro autores como el cineasta David Lynch, el escritor William Burroughs, o el padre del dadaísmo, Roland Topor, cuyas alargadas sombras reposan sobre las páginas creadas por Mancini.
Pero si parte de lugares que nos pueden parecer comunes, en cierto tipo de ficción, rápidamente da un volantazo y nos demuestra, deja muy claro, que este es su mundo. O mejor dicho, su Ultramundo.
Niño Oruga es Víctor, un chico que vive obsesionado por todo lo extraño que le rodea, y que parece querer salir de él, habiéndole poseído, surgiendo de su rostro unos tentáculos que oculta a su familia con una máscara, un rostro blanco que abre la boca en un mudo grito, tal vez ese llanto que nadie de los más cercanos puede escuchar.
Y como si de la rubia protagonista de la inmortal obra de Lewis Carroll se tratara, Víctor comenzará un camino en el que tendrá que atravesar puertas que le llevan a un mundo extraño, en el que su abuelo tiene un papel muy importante, un anciano misterioso, que no borra nunca la sonrisa de su rostro y al que el protagonista perseguirá a través de paisajes imposibles, poblados por extraños seres que parecen nacidos de la mente de un loco.
Pero este viaje no lo hará en soledad, ya que, como todo buen héroe, cuenta con el apoyo y ayuda de Iván, un ser del todo indescriptible, que lo acompañará a un banquete, el más extraño en el que jamás estuvo, donde conocerá a Rey Huevo, entre otros habitantes de ese peculiar lugar.
Paso a paso, rodeado de peces voladores, medusas que flotan gráciles y alguna que otra peligrosa amenaza, Víctor irá comprendiendo su papel en este camino, en el que la transformación llegará, inevitable, y tendrá que plantar cara a sus propios miedos si quiere salir victorioso.
Como ya decía al principio, una obra muy, muy interesante, que nos descubre a un autor con mucho que contar, y del que ojalá podamos conocer en un futuro no muy lejano otras de sus incursiones en este universo tan propio.
El volumen viene rematado con una entrevista a Mancini y un esclarecedor artículo que profundiza en la obra de éste.
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