"Soy transmisora de un legado pero hay que hacer los cantes como tú los sientes"

Carmen Linares. Cantaora

La gran voz del arte jondo repasa sus 40 años de carrera en su primer disco en directo, 'Remembranzas', grabado en el Maestranza · En julio estrena una obra junto a Uri Caine sobre las 'Lamentaciones' de Jeremías

"Soy transmisora de un legado pero hay que hacer los cantes como tú los sientes"
"Soy transmisora de un legado pero hay que hacer los cantes como tú los sientes"
Charo Ramos / Sevilla

07 de junio 2011 - 06:42

Carmen Linares, "la voz del cante que de la tierra viene" a decir del poeta José Luis Ortiz Nuevo, festeja su flamante premio de la Academia de la Música al conjunto de su carrera con Remembranzas. El trabajo recoge el emotivo recital que ofreció el pasado invierno en el Maestranza, asomada a sus recuerdos, a sus años y a su obra viva a la par que rodeada de grandes amigos como Javier Barón y Miguel Poveda. De visita en Sevilla, donde reside uno de sus hijos, la artista jiennense afincada en Madrid habla con ilusión de sus proyectos, entre los cuales hay una nueva colaboración con el pianista de jazz Uri Caine y la grabación de su trabajo sobre Miguel Hernández, "donde voy a incluir un rap de Tomasito".

-El 18 de mayo la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música la distinguió "por su maestría, su valentía profesional y su calidad de referente en la positiva evolución de la condición femenina en el arte flamenco a lo largo de los años". ¿La abruman tantos halagos?

-Ya tenía desde 2001 el Nacional de Música en la modalidad de interpretación pero este premio a toda una vida es muy especial porque te lo conceden los propios compañeros y lo tienen también otros grandes artistas que, como Bebo Valdés, Serrat o Isabel Pantoja, son para mí gente muy valiosa. Ha sido tras la concesión del premio cuando decidimos editar el concierto del Maestranza. Lo grabamos para tener el testimonio de una noche inolvidable pero ahora veo que ha sido un acierto sacarlo al mercado. Es muy emotivo y será un trabajo importante.

-Remembranzas es su primer disco en directo pero tiene pendiente publicar otro de estudio dedicado íntegramente a su proyecto sobre Miguel Hernández.

-Se llamará Oasis abierto y recogerá el espectáculo que he dedicado al poeta de Orihuela. Dos de sus temas, Mis ojos sin tus ojos y Casida del sediento, los canté en el Maestranza para que la gente tuviera referencias de aquello en lo que trabajo ahora y por eso aparecen en Remembranzas. Se basan en melodías compuestas por Luis Pastor y que interpreta al piano Pablo Suárez, un artistazo que ha sido todo un descubrimiento. Luis Pastor nos dio mucha libertad para llevar a mi terreno su melodía de Mis ojos sin tus ojos, que a Pablo y a mí nos sugería un tono de tango. El resultado es muy desgarrado y dulce a la vez.

-El piano tiene cada vez más protagonismo en su carrera. ¿En qué consiste su próxima colaboración con el jazzista Uri Caine?

-Vamos a estrenar el 30 de julio en el Alcázar de Segovia un trabajo inspirado en las Lamentaciones de Jeremías. Uri Caine, con quien ya colaboré en la cantata Los desastres de la guerra, ha hecho la adaptación de los textos. Trabajamos bien juntos: le gustan mi voz y el flamenco. Contaremos con un músico de flamenco, Salvador Gutiérrez, y un cuarteto de cuerda. Ya tenemos textos por soleá y por seguiriya. En este proyecto intento acercarme al flamenco desde otras músicas pero no dejo de ser yo.

-Remembranzas ofrece las principales claves de su carrera sobre los escenarios y en los estudios. Se abre con Lorca, al que vuelve varias veces más, incluída la granaína que dedica a Enrique Morente.

-Resumir 40 años de carrera en un concierto es muy difícil pero intentamos que el recital tuviera muchos colores y por eso empezamos con el Romance de los Peregrinitos de Lorca. Esas canciones populares siempre me parecieron muy tiernas, eran canciones de siempre que Lorca recogió del pueblo y armonizó. Yo las conocí en disco en la voz de la Argentinita y quise llevarlas al flamenco con instrumentos de hoy. Aquel disco mío fue un guiño a otras cosas, antecedió a mi Antología de la mujer en el cante y se ha convertido en uno de los éxitos de mi carrera. Me siguen pidiendo el repertorio. En cuanto a Asesinado por el cielo, era un tributo a mi compadre Enrique Morente, que estuvo muy presente en el recital porque se había ido hacía muy poco tiempo. Ese poema lo he cantado muchas veces en el Generalife para el espectáculo Poeta en Nueva York de Blanca Li y me consta, porque me lo decía su mujer, Aurora, que los Morente lo oían cada noche desde su casa del Albaicín. Asesinado por el cielo lo canto por granaína y rondeña y tiene mucha música de Enrique Morente, a quien tengo y tendré presente el resto de mi vida. Como ser humano y como artista ha dejado un hueco muy grande. Pero las personas como él no se van nunca. Nos queda su legado, su estela.

-En este disco hay una cartagenera con letra de Antonio García Barbeito y dos temas de José Luis Ortiz Nuevo a los que pone voz junto a Miguel Poveda. ¿Qué siente al cantar a poetas de ahora?

-A un buen poema no es difícil ponerle las músicas porque te inspira totalmente. Estoy muy contenta de que en este trabajo estén poetas de hoy junto a los grandes del siglo pasado como Lorca, Miguel Hernández o Juan Ramón Jiménez, de quien canto Remembranzas y los fandangos Auroras de Moguer que ya recogí en Raíces y alas. Yo cuido mucho las letras pero es que, habiendo letras tan buenas, ¿por qué vas a poner letras tontas? De García Barbeito interpreto por cartageneras una letra suya que es ya conocidísima porque es de una grandeza increíble (Será que no sé contar/ será que me sobran penas/ que siempre que ajusto penas/ me salen penas de más). Ortiz Nuevo es también un todoterreno, gran poeta, escritor y experto en flamenco. Nos conocemos desde muy jóvenes y recupero aquí La luz que a mí me alumbraba y Canto de la resignación, que él compuso para una producción del Maestranza titulada La luz, el júbilo y la melancolía.

-Los pregones y recitados por alegrías de Ortiz Nuevo son el hilo conductor de Remembranzas y le permiten recrearse en el ritmo y la gracia de Cádiz, a cuyas cantaoras rindió tributo en la antología La mujer en el cante. ¿Cuál de ellas dejó un poso mayor en su estilo?

-Tengo un recuerdo muy especial de La Perla de Cádiz porque tuve la suerte de trabajar con ella en Madrid, en Torres Bermejas. Entonces yo estaba en el cuadro flamenco y ella era la atracción. Era una persona tan cercana, tan buena mujer, que la escuchaba todas las noches. Aprendí muy bien sus cantes y me impresionó esa sencillez. Era un ama de casa cantando.

-Siempre ha citado como su principal influencia a La Niña de los Peines, a la que aquí recuerda por seguiriya y gran emoción.

-Soy trasmisora de un legado que es el flamenco y he tenido muchos maestros. De cada uno me gustó una cosa pero el cante es algo muy personal y lo importante es hacer los cantes como tú lo sientes. Para aprender, yo siempre me miré en el espejo de La Niña de los Peines, una gran profesional y una cantaora muy extensa que supo desarrollar su carrera en todo su esplendor, formar compañía e ir de gira. Pero no tuve la suerte de conocerla como sí me ocurrió con La Paquera, Fernanda de Utrera o La Perla, otras grandes artistas cantaoras.

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