Tony Gratacós: "La conquista de los españoles en México mejoró la vida de los nativos"

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El periodista y escritor acaba de publicar en Destino la novela 'Todos sabrán mi nombre', en la que el cronista Diego de Soto relata las andanzas de un Hernán Cortés “humano, con su parte de dios y su parte de diablo”

Tony Gratacós, fotografiado hace unas semanas en Sevilla. / José Ángel García

Contra la manida imagen del héroe virtuoso, contra el discurso consabido sobre nuestra historia. El periodista y escritor Tony Gratacós (Barcelona, 1967) acaba de publicar Todos sabrán mi nombre, novela que aborda, entre el relato histórico y la aventura novelesca, las andanzas de Hernán Cortés. El autor nos recrea, a través del cronista Diego de Soto, la conquista de México y las cloacas –así se denominan aquí- del imperio español. Un tiempo que siglos después aún propicia debates y controversias. ¿Dios o diablo?, se pregunta Gratacós a la hora de describir la vida de Hernán Cortés. La respuesta no puede limitarse a una opción. El asunto es más complejo; es decir, más interesante. Porque donde hay poder y riqueza siempre habrá ambición, avaricias. Aquella España del XVI –aquella España del imperio- no fue ajena a ese atractivo claroscuro. 

-Una novela que relata las hazañas de Hernán Cortés, un hombre cuya vida aún despierta el debate. Cinco siglos después de su muerte.

- El nombre de Hernán Cortés se ha quedado marcado por la Leyenda Negra. Tanto para un lado como para el otro. O exaltador de la gloria nacional o genocida. Lo que yo he querido hacer es invitar al lector a viajar quinientos años atrás, gracias al cronista Diego de Soto, para ver quién fue Hernán Cortés. Un Hernán Cortés humano. Con su parte de dios y con su parte de diablo. ¿Cómo definimos a Hernán Cortés? Lo que decida el lector...

-Cuenta que ni la Corona ni la nobleza apoyaron al conquistador.

- No lo apoyaron. Con esto he querido reflejar algo que forma parte de nuestro gen español: si alguien sale por encima de la media, le cortamos la cabeza. Pongámonos también en la perspectiva de los grandes nobles castellanos de Valladolid. Hablamos de gente que ha ayudado al rey para convertir el reino de Castilla y a la que, de la noche a la mañana, le llegan noticias de que un hombre, desconocido, llamado Hernán Cortés, ha descubierto y conquistado un territorio tan grande como toda Castilla. Y encima con más riqueza. Los nobles temían verse desplazados del poder. Ellos no querían que Hernán Cortés los apartara de la posición privilegiada que tenían.

"Hernán Cortés fundó el primer hospital del continente americano, en 1524"

-Hay una versión muy aceptada sobre la conquista de México en la que los españoles somos bárbaros.

- La conquista de Hernán Cortés no es un drama mayor. No se diferencia a cuando Roma conquista la península ibérica. Es más, doy un dato significativo: Hernán Cortés fundó el primer hospital del continente americano, en 1524. Fue un hospital en el que se atendió, por indicaciones del propio Cortés, tanto al natural como al castellano. Es impresionante. Pero es que Hernán Cortés estudió en la Universidad de Salamanca. Tenía otra sensibilidad, distinta a la imagen tópica que hacemos de los conquistadores. Por otra parte, en la evangelización pudo haber excesos. Eso es indiscutible. No obstante, los doce franciscanos que llegaron a México, por orden de Hernán Cortés -que no quiso obispos para la evangelización, sino órdenes mendicantes- convierten de la noche a la mañana a muchísimos naturales. Sin violencia.   

-¿No fue una evangelización violenta?

- No fue violenta. No hubo una obligación, sino una pedagogía. Es verdad que se prohibió el culto a los dioses de los nativos. Pero fue porque los franciscanos veían en este culto una serie de ritos inhumanos: desde el sacrificio de personas a la antropofagia, es decir, el canibalismo.  

-Eran rituales horribles.

 - A los nativos se les arrancaba el corazón y después arrojaban el cuerpo por la pirámide. Una vez el cuerpo llegaba abajo, la gente se comía las vísceras. Para la inauguración del templo mayor, en los años en los que reinaba el padre de Moctezuma, se dice que se sacrificaron hasta 80000 víctimas. Cuando los españoles llegaron a Tenochtitlán, al lado del templo mayor, lo que ven es una torre llena de cráneos.

-El panorama de la conquista suele abordarse de manera maniquea, pero el hecho fue algo más complejo. De hecho, hubo conflicto de intereses entre los españoles; y por otra parte facciones indígenas apoyaron a los conquistadores.

- Claro, claro. No todo fue todos malos o todos buenos.

"Jamás se supo dónde se perdió el oro de Moctezuma"

-¿La conquista contribuyó a mejorar las condiciones de vida de los indígenas?

- A mi juicio, sí: la conquista de los españoles en México mejoró la vida de los nativos. Por ejemplo: una vez que entran los españoles ya no tienes a un poderoso que entra en tu villa y se lleva a tu familia para ser sacrificada. Ya no se puede hacer eso impunemente. ¿Por qué? Porque existe una verdad superior que lo impide. Una verdad que se llama dios –el dios católico-. Dios nos dice que todos somos hermanos, que debe haber justicia entre los hombres. Ese paradigma nuevo todo lo cambia.

-Otro asunto de la novela: el oro de Moctezuma. ¿Qué hay de verdad histórica?

- Es un asunto muy importante. Entre el 27 y el 28 de junio, de hace 504 años, murió Moctezuma, apedreado por las huestes aztecas, que no quieren a los españoles en Tenochtitlán. Hernán Cortés se marcha un 30 de junio, en una noche que se llamó la Noche Triste. Cortés se lleva trescientos kilos de oro. Ese oro, el oro de Moctezuma, se perdió en uno de los puentes por los que cruzaron los españoles en su huida –México era una gran laguna unida por diferentes puentes-. Nunca se recuperó ese oro perdido. Jamás se supo dónde se perdió el oro de Moctezuma. Cien años después, ya en Nueva España, aún había quien pedía permiso al rey para realizar una campaña de excavación, porque se pensaba que estaba en este u otro sitio. Mi novela, Todos sabrán mi nombre, juega a imaginar qué pasó con este oro. 

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