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En los límites del Clasicismo

Solistas de la ROSS | Crítica

Morelló, Dmitrienco, Postnikova y Natsvlishvili en el Espacio Turina / Marina Casanova

La ficha

Solistas ROSS

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Ciclo de Cámara de la ROSS. Solistas ROSS: Vicent Morelló, flauta; Vladimir Dmitrienco, violín: Nonna Natsvlishvili, violonchelo; Tatiana Postnikova, piano.

Programa:

Franz Joseph Haydn (1732-1809): Divertimentos a 3 Hob.IV: 1 en do mayor, 3 en sol mayor y 9 en sol mayor [1794 / 1794 / 1784]

Ludwig van Beethoven (1770-1827) / Johann Nepomuk Hummel (1778-1837): Sinfonía nº1 en do mayor Op.21 [1800 / 1826].

Lugar: Espacio Turina. Fecha: Domingo 15 de diciembre. Aforo: Tres cuartos de entrada. 

La finura de la escritura de Haydn quedó magníficamente atrapada en los tríos para dos flautas y bajo que escribió en Londres en 1794. A menudo, como era el caso, se interpretan con un violín en lugar de la segunda flauta. Morelló, Dmitrienco y Natsvlishvili tocaron dos ( y ) y añadieron otro trío, más antiguo y más ligero, incluido también en ese capítulo IV del catálogo de Anthony van Hoboken, un cajón de sastre para los divertimentos a tres voces.

Interpretaciones de sonido terso y brillantísimo, con las dos voces superiores en ágiles diálogos sobre un violonchelo marcando los cambios de acordes con suave discreción. Música elegante y refinada, de un Clasicismo doméstico, con contrastes nunca desmedidos, pero algunos matices de carácter expresivo (ese diminuendo en el Andante del nº3) que parecían apuntar ya al cambio de época.

Por supuesto, ese cambio lo marcará Beethoven, cuya 1ª sinfonía respira Clasicismo y espíritu haydniano, pero la personalidad del artista está ya ahí. Poco antes de su muerte, su bien conocido y rival Hummel arregló la obra para un editor que quería venderla entre los aficionados (puro domestic system) con esta curiosa formación de cuarteto. El piano se alza aquí en gran protagonista, y Postnikova tocó su parte con un aliento casi sinfónico, pero respetando escrupulosamente la articulación, hasta resultar elocuente (casi parlante) en el Andante cantabile. El contraste con el mundo de Haydn (hay sólo seis años entre los tríos de Londres y esta sinfonía) quedó reflejado en fraseos mucho más intensos, ataques imperiosos, agógicas más variadas y acentuaciones de carácter, que llegaron hasta el riesgo en los sforzandi del Finale.

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