Un titán del cante actual

Flamenco

El nuevo disco de José Mercé, con la producción de Javier Limón y las guitarras de Tomatito, Pepe Habichuela, Diego del Morao y Parrilla, sale a la venta.

El cantaor jerezano, en una actuación reciente.
El cantaor jerezano, en una actuación reciente.
Juan Vergillos

14 de octubre 2012 - 05:00

Mi única llave. Producido por Javier Limón. Emi.

El Martinete balcánico que abre este disco son unas tonás tradicionales a las que el productor del disco, Javier Limón, les ha acoplado un coro femenino "de aires balcánicos", del fondo del cual surge la voz poderosa y flamenquísima de Mercé para decir tres letras decimonónicas, actualizadas por Javier Limón, como sólo él sabe: categórico, rotundo, inmenso, redondo, sin fisuras. Así es el arte de José Mercé, obvio, directo y magistral.

La Bulería del Morao se inicia como una bulería a golpe con el único acompañamiento de los golpes de los nudillos en las mesas, como asegura la tradición que se hacía en el pasado en los tabancos de Jerez. Pronto surge la guitarra y los arreglos de cuerda. Es una letra arromanzada de Alejandro Sanz con una melodía que se alimenta de sones tradicionales, con su estribillo a coro masculino y todo. Todo el soniquete jerezano actual para una bulería sentimental en recuerdo del añorado guitarrista desaparecido el año pasado, compañero infatigable, durante tantos años y tantas noches, de José Mercé.

La segunda entrega por bulerías es algo más frenética, aunque incluye también esos estribillos en tonos menores característicos de este cante desde Camarón. Otra canción ligada, en este caso de amor más o menos tópico, firmada por Javier Limón. Con la guitarra sentimental, segura y filosa, de Tomatito. Entre Jerez, el soniquete, y Madrid, los estribillos, vive este titán del flamenco contemporáneo.

La tercera entrega festera del disco se llama Bulería del Oriente y la guitarra jerezana es de un joven genio de esto, Diego del Morao, hijo del desaparecido Moraíto, depositario de su estilo, que amplía armónicamente a otras regiones jondas. La fórmula es la misma, ritmo pletórico y letras arromanzadas, ligadas.

Los tangos, como es costumbre en sus últimas entregas discográficas, son el otro estilo estrella de esta obra. La fórmula es la misma que para las canciones por bulerías: estribillos, romances vagamente sentimentales, coros masculinos y algún instrumento exótico, a los que añadir, en este caso, el bajo eléctrico y la batería. Flamenco pop de la mejor calidad en lo que se refiere a las voces, virtuosas en lo rítmico y poderosas en lo tímbrico, y no tanto así en cuanto a composiciones, tres en concreto, que presenta el disco, dos tangos frenéticos y otros más paraos, Eso es mentira, con estribillos corales de ambos sexos, como de plena virulencia chichera.

La entrega por cantiñas, también habitual en los discos de Mercé, esta tocada por Manuel Parrilla. Nuevas melodías, inspiradas en las cantiñas de tierra adentro y gaditanas, clásicas y contemporáneas, para otra canción sentimental. No falta, claro, el correspondiente y recurrente coro femenino, como el estribillo.

Los fandangos de Huelva con el violín del jordano Layth Al-Rubaye, clásicos en melodía y también en cuanto a estrofa literaria, incluyendo alguna copla tradicional.

El homenaje al otro amigo desaparecido, Enrique Morente, viene en forma de elegía, como no podía ser menos: el poema para Ramón Sijé que escribió Miguel Hernández y que musicó en 1977 el cantaor de Granada, sobre la base de la taranta levantica. Sigue Mercé el original al pie del poema, eso sí, con su arrojo característico, y con su frenesí, algo estresado, habitual. Y la guitarra poderosa del coprotagonista de la grabación de 1977, Pepe Habicuela, es decir, "popá Habichuela" con permiso de Juan. Hasta que, en la mitad de la pieza, surge, no sabemos por qué, un ritmo de zambra y una trompeta con sordina que rompe el encanto.

El tercero de los homenajes va por Manolo Caracol y una de sus canciones más populares, la zambra de Quintero/León/Quiroga La Salvaora. Se trasmuta aquí el de Jerez en Caracol, con el único acompañamiento de un piano intimista, brillante, dulce y jazzístico de Alain Mallet.

Lo mejor del disco, como era previsible, la soleá, tradicional en letra y música, que el de Jerez hace como el que respira. Aires utrero-lebrijanos, valientes, medidos. Solemne, poderoso y entregado, Mercé cierra por fandangos la entrega.

José Mercé es uno de los grandes cantaores de nuestro tiempo, de formación e inclinación tradicional pero que ha prestado su voz a algunas de las nuevas tendencias jondas de hoy, firmadas por Enrique de Melchor, Isidro Muñoz, Viente Amigo, Paco Ortega o, como en este caso, Javier Limón, todos ellos productores de sus discos.

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