El tijeretazo al Maestranza y la ROSS ronda los dos millones
El Ayuntamiento quita 1.900.000 euros a las dos instituciones en un año · La crisis afectará a otros proyectos de la ciudad
Mientras el público y la crítica disfrutan con las funciones de la zarzuela Los sobrinos del Capitán Grant, en cartel hasta el próximo martes, el Teatro de la Maestranza encara un futuro al que le faltan 1.200.000 euros para igualarse a los días halagüeños de 2009. Todo comenzó el pasado 22 de diciembre, cuando el Ayuntamiento de Sevilla anunció al resto de las administraciones que engrosan el Consorcio del Teatro -Ministerio de Cultura, Junta y Diputación- la previsión de sus fondos para 2010, una suma muy limada que nunca quiso que trascendiera antes de la aprobación final del presupuesto, que tendrá lugar dentro de tres meses, obligando al resto de socios a un vergonzoso pacto de silencio. Según las cuentas a las que ha tenido acceso Diario de Sevilla, puede afirmarse que el equipo de la delegada de Cultura Maribel Montaño va a recortar hasta un 75% de la partida que destinaba al coliseo lírico sevillano. Esto, en cifras, supone que el Ayuntamiento le dará al Maestranza 1.200.000 euros menos que en 2009. Por tanto, le concederá del dinero público de los sevillanos sólo 400.000 euros, en lugar de 1.584.749 euros que le destinó en 2009, cuando además financió con 436.800 euros los costes de su ampliación.
Sumando este recorte a los 700.000 euros que dejará de percibir la Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) por parte municipal, el Consistorio se ahorra de un plumazo 1.900.000 euros en política cultural mientras el resto de sus socios sí que han mantenido, pese a sus problemas presupuestarios, su compromiso económico con el Teatro y la ROSS.
Con estos reajustes, el proyecto Sinfónica-Maestranza puede entrar en 2010 en una época de hibernación, sin grandes estrenos pese a la histórica ampliación que recientemente conoció su sede.
Estos días se ha especulado en los foros de Internet sobre los sueldos de los profesores de la ROSS. Fuentes consultadas por este medio señalan la gran desinformación que existe al respecto. "Mucha gente considera erróneamente que las nóminas de los músicos de la Sinfónica de Sevilla son muy altas pero no es así. Estos maestros ganan el equivalente a cualquier profesor titular de un Conservatorio Superior", precisan.
Si bien en 1990, cuando se creó la ROSS, los sueldos eran muy atractivos, sobre todo teniendo en cuenta que muchos de los músicos seleccionados por Sutej procedían de orquestas de Rumanía, Bulgaría, la antigua Yugoslavia o los conservatorios de Moscú, la realidad es que los salarios se han ido ajustando con los años. En las audiciones celebradas en septiembre del año pasado para contratar un contrafagot, se explicitaba que el sueldo bruto anual del músico elegido sería de 38.220,84 euros repartidos en catorce pagas.
Conviene recordar todos estos datos y contrastarlos con las opiniones de abonados y grandes conocedores de la ROSS, como la ex ministra de Cultura Soledad Becerril, quien junto al resto de ex alcaldes de la democracia sevillana remitió una carta a Sánchez Monteseirín pidiendo su compromiso con el proyecto de la Sinfónica, "que no es un capricho elisita". Becerril cree que "cualquier recorte de los presupuestos de la ROSS afectará a los sueldos de los maestros que la integran", ya de por sí ajustados para una carrera que exige un nivel de destreza y preparación muy grandes.
Con todo, el nivel de satisfacción de los miembros de la plantilla se ha mantenido alto en los últimos años, pues no se conocen éxodos a otras formaciones de mayor prestigio internacional. "La mayoría de los traslados han obedecido a razones personales y familiares. Se exagera cuando se dice que los músicos se van por razones económicas o artísticas", apuntan fuentes de la formación.
Tampoco parece, pese a la gravedad del recorte municipal, que esta crisis sea del calibre de la que vivió la ROSS a finales de la década de los 90 del siglo pasado, cuando estuvo en riesgo la cuestión central: la estabilidad de la plantilla. En aquel momento algunos directores generales y concejales culturales se atrevieron incluso a cuestionar en público la necesidad de la Sinfónica en la vida cultural sevillana. Por fortuna, no se está en ese escenario -todas las administraciones se han comprometido a proteger la calidad de la Sinfónica y el Maestranza- sino que asistimos a una crisis grande, pero coyuntural, cuyos efectos inmediatos se verán en la programación.
Así, la consecuencia más directa del recorte presupuestario de la Sinfónica será la reducción de solistas, formaciones y directores invitados; así como del número de funciones y la posible elección, en el caso del Maestranza, de óperas más baratas. Montar, por ejemplo, un Barbero de Sevilla resultará más económico que un Tristán e Isolda aunque a la larga tenga sus consecuencias en la proyección internacional del coliseo sevillano. Tampoco parece probable que se pueda contratar a corto plazo a invitados del caché del Orfeón Donostiarra o el Coro Nacional. Por no hablar de cómo desaparecerán del horizonte las grabaciones, las obras de encargo y las giras al extranjero, cuyos beneficiosos efectos en la promoción turística de la ciudad tanto ensalzó el Consistorio al presentar los conciertos de la ROSS en China y Centroeuropa.
Son efectos colaterales que acabarán por afectar también a otros proyectos tan interesantes como la Fundación Barenboim-Said y la Orquesta Joven de Andalucía. Porque si crece la falta de compromiso institucional con la música comenzarán a escasear los talentos que aspiren, como en su día los maestros de la ROSS, a dedicarle a esta ciudad los mejores años de su vida profesional.
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