"Uno no termina de conocerse hasta que se enamora"

Daniel Blanco

El autor narra en 'El secreto del amor', Premio Jaén de Narrativa Juvenil, "una de las experiencias más abrumadoras y apasionantes de la vida", la del primer enamoramiento.

Daniel Blanco reivindica en su libro la inocencia como un valor y plantea una historia "blanca, un homenaje a esas ficciones que nos marcaron".
Daniel Blanco reivindica en su libro la inocencia como un valor y plantea una historia "blanca, un homenaje a esas ficciones que nos marcaron".
Braulio Ortiz

27 de enero 2013 - 05:00

Una visita inesperada sobresalta a Diego, el hijo del boticario: le avisan de que la reina Josefina ha enfermado y el médico no encuentra la manera de sanarla; en él, apenas un aprendiz, recae la responsabilidad de dar con la cura. La prueba, de la que saldrá airoso, servirá para que arranque así el idilio del joven con la princesa Isabel. En El secreto del amor (Montena), la novela con la que Daniel Blanco (Moguer, 1978) consiguió el Premio Jaén de Narrativa Juvenil, este onubense afincado en Sevilla habla, con una cuidada prosa, "de la forma en la que uno, cuando aún no tiene herramientas y no ha empezado a vivir como adulto, se enfrenta a una de las experiencias más apasionantes y abrumadoras de su vida, la del primer amor".

-Llama la atención que haya ambientado su obra en la corte real, que haya elegido a una princesa y un plebeyo como amantes. Parece reivindicar un tipo de historia blanca, a la antigua usanza...

-En el origen de este libro está una fantasía que tenía en la infancia. De pequeño soñaba con vivir en un palacio, me preguntaba cómo sería toda esa fauna que habita en una corte... Pero en realidad quería hablar del enamoramiento como un sentimiento universal, que nos democratiza a todos los seres humanos. Uno no termina de conocerse, no sabe cuáles son sus límites, hasta que se enamora de otra persona. Y sí, es una historia muy blanca, no tiene nada que ver con esos libros que recurren a la violencia, a la muerte. Es un homenaje a La isla del tesoro, La historia interminable..., a esas ficciones que nos marcaron. No hay que recurrir a argumentos truculentos para proponer una trama trepidante.

-Tengo entendido que está pensándose dedicar su tesis a la literatura infantil y juvenil. ¿Cómo ve el horizonte en el género?

-Creo que estamos en un momento muy delicado. Tenemos a una generación bombardeada con estímulos audiovisuales, que no termina de creerse que leer exige un esfuerzo, pero que ese esfuerzo tendrá una recompensa. Está muy bien que en los institutos obliguemos a los jóvenes a acercarse a los clásicos, no podemos desterrar esas obras que son nuestras raíces... pero hay que combinar esos textos con otros que enganchen a los niños, a los adolescentes. Si perdemos a un lector en sus primeros años es muy difícil que lo recuperemos. Alguien que hasta los veinte años no ha leído raramente va a empezar a hacerlo más tarde. Y es una franja muy complicada, pero también muy leal. Hay que buscar los resortes para conectar con los jóvenes, para que vean la lectura como un placer, para que comprueben que la literatura tiene el mismo poder de fascinación que un videojuego, que una película, pero tenemos que saber venderlo. Está fallando esa comunicación. Quizás porque los colegios no le han tomado el pulso a la realidad, porque estamos lejos de lo que los chavales demandan... No lo sé.

-Es curioso: en algún blog que ha analizado el libro se han sorprendido por la circunstancia de que un hombre hable abiertamente de amor...

-Los hombres sentimos igual, pero nos han educado para no contarlo o para hacer como si no nos importara. Pero ahora que se habla tanto de igualdad, hay un terreno que tiene que conquistar el hombre, que es el de los sentimientos. Yo reivindico una literatura romántica escrita por hombres, ¿por qué no? Aunque sea algo inusual...

-Casi simultáneamente a El secreto del amor, ha publicado Gente a la que le cambia la vida, una obra que ganó el Certamen de Teatro de la Universidad de Sevilla y que llevará a escena Alfonso Zurro. Una propuesta radicalmente distinta.

-Sí, es una obra claustrofóbica, con dos personajes y un solo escenario. Habla de cómo nos han convencido de que en un momento determinado de tu vida los sueños se cumplen. Pero a una edad llega la decepción, bien porque te comparas con los demás o simplemente porque ves que no has cumplido tus metas. ¿Cómo se gestiona esa frustración, cómo se convive con esa desesperanza? Reflejo eso en una pareja de mediana edad, que no ha cumplido un proyecto en común, pero tiene formas muy diferentes de asumir esa derrota.

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