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Un millón de ventanas para esta casa (y las que vendrán)

Exhalación | Crítica

De acontecimiento editorial puede catalogarse la edición del segundo volumen de relatos del estadounidense Ted Chiang, 'Exhalación', una deslumbrante cima para la ciencia-ficción

El escritor estadounidense Ted Chiang (Nueva York, 1967). / D. S.
Pablo Bujalance

13 de septiembre 2020 - 10:23

La ficha

'Exhalación'. Ted Chiang. Trad. Rubén Martín Giráldez. Sexto Piso. Madrid, 2020. 348 páginas. 22,50 euros

Con motivo del lanzamiento de Exhalación de Ted Chiang en Estados Unidos, la escritora Joyce Carol Oates publicó en mayo de 2019 un largo y esmerado artículo en The New Yorker titulado Science Fiction doesn’t have to be dystopian (La ciencia-ficción no tiene que ser distópica). Desde una perspectiva europea, la aparición de un ensayo (pues como tal puede considerarse) semejante en una cabecera como The New Yorker podría merecer, seguramente, la calificación de revolucionaria, sólo por la atención brindada al género en cuestión; no obstante, en Estados Unidos la ciencia-ficción ocupa desde hace mucho un lugar propio y reconocido en el orden académico relacionado con la creación literaria, con lo que la asunción de tal concreción de la literatura fantástica constituye un hecho natural (cabe recordar, además, que en 2018 Joyce Carol Oates había consumado su particular abordaje al género con su novela Riesgos de los viajes en el tiempo).

En su artículo, la autora recordaba esta cita que Henry James incluía en el prefacio a Retrato de una dama: "La casa de la ficción no tiene una sola ventana, sino un millón". Y se preguntaba Oates qué habría pensado Henry James al respecto "si hubiera podido anticiparse al género al que hemos dado el inexacto nombre de ciencia-ficción" y, más aún, qué tendría que decir "ante la ciencia-ficción literaria y humanista" de Ted Chiang (Nueva York, 1967). La referencia a la ciencia-ficción como casa de ventanas abiertas resulta bien ilustrativa a la hora de definir la obra de Ted Chiang, tan depurada, exigente y ambiciosa que, en tres décadas de creación, se ha materializado únicamente en dos volúmenes de relatos: La historia de tu vida, aparecido originalmente en 2002 y publicado en España por el sello Bibliópolis en 2004 con traducción de Luis G. Prado (la película de Denis VilleneuveLa llegada adaptaba en 2015 el cuento que da título al libro); y el citado Exhalación, que acaba de lanzar en España la editorial Sexto Piso con la traducción de Rubén Martín Giráldez.

Respecto al último, si bien es cierto que en 2019 Joyce Carol Oates tampoco podía anticiparse a un 2020 en el que lo distópico no iba a ser la ciencia-ficción, sino la realidad misma, encontramos un órdago en el que, ante la constatada deriva distópica del género, Ted Chiang abre ventanas a la ficción que seguramente nunca habían sido abiertas. Ventanas que conducen, por tanto, a otros mundos, que es lo que por otra parte se espera de la ciencia-ficción si bien sólo un puñado de títulos han logrado un prodigio de tal calibre. Del mismo modo, que esos mundos sean remotos en el tiempo y en el espacio o que convivan con el que advertimos cotidianamente es, de nuevo, indiferente: lo importante aquí es la exploración, el reconocimiento de la literatura como una creación nueva. Si es fácil advertir en Exhalación una cima de la ciencia-ficción, no lo es menos advertir una cima en cualquier género. En la literatura a secas.

Portada del libro. / D. S.

En Exhalación, el lector encontrará nueve relatos que se ajustan fielmente a la definición clásica de ciencia-ficción propuesta, entre otros, por Anthony Burgess: una modalidad de la ficción en la que el desarrollo narrativo se asienta en ideas propias del conocimiento científico. Su condición de programador informático avala a Ted Chiang a la hora de atribuirse recursos suficientes para la empresa, pero lo verdaderamente interesante es el modo en que los argumentos científicos quedan reformulados en toda su amplitud en los procesos reconocibles de la ficción. El primer cuento, El mercader y la puerta del alquimista, una fabulosa historia de viajes en el tiempo que rinde homenaje a los relatos clásicos de aventuras y que adopta con pasmosa fidelidad la arquitectura narrativa de Las mil y una noches, está inspirado en una conferencia impartida por el físico Kip Thorne a la que asistió el propio Chiang (quien, al igual que en La historia de tu vida, incluye a modo de epílogo comentarios sobre la cocina de cada relato) y en la que el Premio Nobel describía una hipotética máquina del tiempo ajustada a la teoría de la relatividad de Einstein y a la paradoja que entrañaría el hecho de que hasta ahora no nos hayan visitado viajeros del futuro.

En el relato Exhalación, Chiang toma el relevo de Stanislaw Lem con una historia sobre una inteligencia extraterrestre condicionada por su sesgo biológico a la hora de conocer la realidad, en un juego de espejos que somete a crítica la misma noción de inteligencia. En el resto de relatos, el autor se asoma al desarrollo tecnológico, los universos alternativos y otras de las cuestiones que centran la investigación científica actual con ánimo clarificador; su intención puede ser poética, pero siempre se pone del lado del lector. Tal y como apuntaba Joyce Carol Oates, "cuando un relato es enteramente metafórico hasta poner su eje en una imagen surreal, siempre es de agradecer la transparencia que George Orwell invocaba para la prosa ideal". Frente a la incógnita que arroja el conocimiento científico, la literatura permite a Ted Chiang ajustar ese conocimiento a una proyección luminosa del ser humano, expresada con la mayor sencillez. Los interesados en la ciencia-ficción que abominen del tono plomizo de la distopía tienen aquí su libro.

En su introducción a la antología de relatos de J. G. Ballard publicada en 1979, el mismo Anthony Burgess señalaba que, frente a quienes consideran que "no ha habido revolución alguna en cuanto a pensamiento y sensibilidad desde 1945", la ciencia-ficción entraña "la expresión literaria más importante del presente". Y se apoyaba en el mismo Ballard para afirmar que "la limitación que la mayor parte de la ficción contemporánea acepta sin más es inmoral, una vergonzosa consecuencia del ascenso de la novela burguesa". La limitación a la que se refería Burgess tiene que ver, precisamente, con una ficción sin ventanas, que ofrece una visión del ser humano cada vez más cerrada, sesgada, desprovista, ciega, parcial y carente de pasión y vida. Si el autor de La naranja mecánica planteaba la cuestión así en 1979, los términos del debate no difieren mucho en 2020; sin embargo, ante la hegemonía de la misma tendencia castradora, alimentada tal vez por razones políticas, Ted Chiang abre en Exhalación el millón de ventanas que pedía Henry James. Si en su último ensayo Mario Vargas Llosa escribe sobre Borges como si de un extraterrestre se tratara, Chiang habla de tú al autor de El Aleph para alumbrar una literatura capaz de contarlo todo.

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