Que no pare la diversión
EL MURCIÉLAGO | CRÍTICA
La ficha
*****Opereta de Johann Straus II (versión semiescenificada). Intérpretes: Huw Montague Rendall, Iulia Maria Dan, Michael Kraus, Ekaterina Chayka-Rubinstein, Robert Lewis, Leon Kosavic, Kresimir Spicer, Alina Wunderlin, Sandrine Buendia, Manfred Schaiger. Coro de Cámara del Palau de la Música Catalana. Les Musiciens du Louvre. Dirección de escena y adaptación de textos: Romain Gilbert. Director: Marc Minkowski. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Viernes, 20 de diciembre. Aforo: Tres cuartos.
De un Strauss a otro Strauss en la misma semana y la comedia continúa de uno a otro. Ha querido el azar de la programación que en una misma semana el Teatro de la Maestranza haya sido testigo de dos propuestas musicales a la par brillantes y divertidas, con excelentes conjuntos de cantantes, dos sobresalientes directores y el mismo espíritu de la diversión elegante. Y con músicas maravillosas, deliciosas, chispeantes.
Romain Gilbert ha sabido acortar los diálogos, resumirlos y adaptarlos, a la vez que ha diseñado un eficaz movimiento de los personajes para sacar el máximo partido posible de una versión semiescenificada. Y el resultado ha sido impecable, con toques de humor, guiños al público, interacción con el director e incluso con el público. Claro que para ello tenía como colaboradores a unos cantantes que se mostraron como magníficos actores, de manera que las dos horas y media se pasaron en un suspiro y en una permanente sonrisa.
Minkowski lleva años reivindicando la opereta desde los presupuestos historicistas con su maravillosa orquesta, por lo que la sintonía de batuta y músicos con esta música es total. Desde la famosa obertura el director imprimió un ritmo frenético pero nunca apresurado ni emborronado. Todo fluía con energía y con coherencia, marcando al máximo la intensidad de los tempos, sin languideces ni excesivos rubatos ni prolongados calderones finales. Sólo en el número conclusivo de la primera parte, con su elegante aire tirolés a tres por cuatro se recreó en la retenciones con gran efecto expresivo. Sensacional la orquesta, con poco vibrato pero con brillo, sobre todo unos espectaculares metales en la famosa polka "Unter Donner und Bliz".
Impecable el conjunto de voces, empezando ante todo por una Wunderlin de timbre rutilante, volumen sobrado y agudos penetrantes, de un fraseo lleno de matices y de gracia, como en "Mein Herr Marquis". A lo que se añade un delicado uso de los reguladores y una soberbia coloratura con sobreagudos que se situaron por encima de cantantes y orquesta en los concertantes. Tonos dorados en la voz de Dan, de una sensualidad en el decir desarmante, con morbidez y sensualidad en la czarda "Klange der Heimat", rematada con burbujeantes trinos y agilidades. Buenos graves pero corta de volumen Rubinstein. Y un gran conjunto de barítonos y bajos (Kraus, Rendall y Kosavic), voces de empaque, brillantes, firmes y bien proyectadas. Correcto Lewis, de bella voz lírica y magnífica la prestación del coro, empastado y ágil.
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