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Estreno
La vida es cambio, adaptación a esos cambios y, en última instancia, evolución. Se suele decir que las personas no cambian (no, al menos, en lo importante), pero esos cambios sí las van moldeando con el paso de los años.
Peter Parker sabe mucho de cambios. Ha tenido que asumir y controlar sus poderes arácnidos y su identidad secreta como Spider-Man y, gracias a Tony Stark, pasó a formar parte de un grupo colosal de héroes: los Vengadores. Con ellos luchó y perdió contra Thanos en Infinity War y cinco años después regresó del polvo para volver a enfrentarse al titán loco y, esta vez sí, acabar con él.
[Han pasado algo más de dos meses desde el estreno de Vengadores: Endgame y, a tenor de las cifras de recaudación, parece que todo el que tenía interés por verla ya lo ha hecho. Aun así, nunca está de más avisar: a partir de aquí hay espoilers sobre Endgame.]
Los Vengadores pagaron un alto precio por la victoria sobre Thanos. La Viuda Negra nunca salió de Vormir, Steve Rogers colgó el escudo del Capitán América para disfrutar en el pasado de la vida a la que había renunciado y Tony Stark, el héroe improbable, empuñó el Guantelete del Infinito para aniquilar a Thanos y sus hordas.
La pérdida de su mentor ha sido dura para Peter Parker (de nuevo interpretado por Tom Holland), que en Spider-Man: Lejos de casa trata de conciliar el alivio por el triunfo y la alegría del regreso con el hecho de haber vuelto a un mundo sin Iron Man y en el que, además, ahora conviven los regresados con los que nunca se fueron.
Mucho que asimilar, en definitiva, para Peter Parker, que por muy Vengador que sea sigue teniendo 16 años. Así que, tras despedir a Stark, decide poner tierra de por medio y viajar a Europa con MJ (Zendaya), Ned (Jacob Batalon), Brad (Remy Hii), el insufrible Flash (Tony Revolori) y otros compañeros, de algunos de los cuales ahora le separan cinco años.
Como ya avanzaban los tráilers, la escapada de Peter será corta. Happy Hogan (Jon Favreau), también huérfano de Tony Stark, está empeñado en cuidar al joven por el que apostó el multimillonario para de paso llorar juntos a su amigo común.
Y hasta Europa seguirán al chico otros dos personajes que tampoco saben cómo reinsertarse en una realidad que ha seguido adelante sin ellos: Nick Furia (Samuel L. Jackson) y Maria Hill (Cobie Smulders). El fundador de los Vengadores se agarra a su deber de defender la Tierra y se centra en reconstruir el grupo, que se ha quedado sin sus dos pilares (Iron Man y el Capitán América, aunque el relevo de este último quedó resuelto en Endgame).
Furia no cree que Spider-Man pueda ser el próximo Iron Man (tampoco el abrumado Peter), pero no le queda más remedio que confiar en el criterio de Stark y convencer al adolescente para que afronte una nueva amenaza: unas criaturas Elementales (fuego, aire, agua y tierra) llegadas desde un universo paralelo como efecto secundario del ciclón Thanos.
El antaño director de SHIELD insiste a Peter en que debe salir de su madriguera. Ya no es el héroe de andar por casa que captura a delincuentes de poca monta en su barrio. Es, a su pesar, un Vengador. Debe mostrarse digno de la confianza que Stark depositó en él y asumir su responsabilidad.
No hay en esta enésima revisión del personaje un tío Ben, sólo una tía May (Marisa Tomei), pero en el ADN de Spider-Man está impreso, como la mutación arácnida, el adagio del tío Ben ("un gran poder conlleva una gran responsabilidad"), y la llamada a la responsabilidad siempre funciona con Peter Parker. Será de igual modo de ayuda el apoyo de un inesperado aliado, que procede del mismo universo de las criaturas: Quentin Beck (Jake Gyllenhaal), Mysterio.
Los lectores de cómics alzarían una ceja al ver combatir al Hombre Araña junto a un villano clásico de Marvel. En principio Beck se presenta como héroe, como un amigo que comprende las dudas y los miedos de Peter, pero está por ver si aguanta mucho a este lado de la trinchera.
Entre las curiosidades de esta película está el amplio guardarropa del que dispone el Hombre-Araña (que preparen la cartera los coleccionistas): cuatro trajes que incluyen el que le diseñó Stark y uno nuevo, negro, que le proporciona Furia para misiones delicadas que requieran menos alarde cromático.
Esta es la premisa de Spider-Man: Lejos de casa, firmada por el mismo director que Homecoming (Jon Watts) y la primera película de la era post-Endgame del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU). También será la primera sin un cameo de Stan Lee en ella.
Artística y emocionalmente quizás debió terminar entonces el ciclo Vengadores. Pero para Marvel/Disney sería empresarialmente poco sensato dar carpetazo a una de las franquicias más lucrativas de la historia, así que aún queda MCU para rato. La maquinaria sigue en marcha con aventuras individuales (este Spider-Man o la película sobre la Viuda Negra, entre otros) mientras, es de suponer, arman los mimbres para una nueva serie colectiva. Lo malo es que Endgame dejó el listón demasiado alto.
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