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Los Remedios estalla de ilusión con su Heraldo

La sonrisa maldita sube al escenario

SMILE 2| CRÍTICA

Fotograma de la secuela de 'Smile'. / D. S.

La ficha

** 'Smile 2'. Terror, Estados Unidos, 2024, 107 min. Dirección y guion: Parker Finn. Fotografía: Charlie Sarroff. Música: Cristobal Tapia de Veer. Intérpretes: Naomi Scott, Kyle Gallner, Rosemarie Dewitt, Miles Gutierrez-Riley, Ray Nicholson y Dylan Gelula.

En 2022 Parker Finn tomó la alternativa en el largometraje con Smile, después que Paramount lo contratara interesado por sus cortometrajes, especialmente por Laura Hasn't Slept, que le serviría de base. Salió por la puerta grande de la taquilla y la crítica gracias a su opción por privilegiar atmósferas de tensión frente a golpes de efecto. Ahora la estira con una segunda entrega. Una decisión razonable desde el punto de vista de la productora –Smile costó 17 millones de dólares y recaudó 200–, pero no tanto desde el de un joven realizador que quizás debería explorar nuevos temas en vez de ir a lo seguro de la explotación de su éxito primero.

Aunque, afortunadamente para él, el resultado no desmerece demasiado de la primera entrega, si no en su capacidad sorpresa al estirar la idea original, en su inteligencia para extremarla dándole nueva fuerza a través de un personaje muy bien interpretado por Naomí Scott: una estrella pop contaminada por la dichosa sonrisa que, viniendo de las traumáticas experiencias de las que viene -incluido un accidente, un duelo, una trabajosa recuperación física-, suma el mal que la invade y el mal que la rodea, el sufrimiento de la poseída por la entidad maligna y el de la estrella sufriente y explotada regresando a una industria y un entorno tan duros como exigentes.

Demasiado metraje y demasiados sobresaltos forzados perjudican la buena idea de pasar la maldición de la sonrisa del universo normal y doméstico de la primera entrega a los escenarios del estrellato pop.    

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