Del Sha a Jomeini
De libros
Kapuscinski, el gran reportero polaco, traza un aguafuerte sobre el derrumbe del Sha de Irán y la llegada de los ayatolás
La ficha
El Sha. Ryszard Kapuscinski. Traducción de Agata Orzestek. Anagrama. 176 páginas. 18,9 euros
Único huésped en un hotel de Teherán, Ryszard Kapuscinski (1932-2007) fue testigo desde su caótica habitación de reportero de lo que sería no sólo una revolución, sino un centrifugado político y teocrático que moldeará, hasta hoy, las conciencias de los iraníes. Apoyado en la temible Savak (policía secreta), Mohammad Reza Pahlevia, el Sha y Luz de los Arios, quiso convertir Irán, cuna de Zoroastro y fuente del islam chií, en una sucursal de Estados Unidos y, por ende, del orbe occidental.
A inicios de 1979, el Sha abandonaba el país y regresaba el críptico Jomeini desde su exilio. Se iniciaba así el larguísimo mandarinato de los ayatolás. Kapuscinski describe al guía de la revolución. Impresionaba su aura severa y patriarcal. Desde la piadosa Qom lanzará sus pláticas. Más que un gobierno, lo que propone Jomeini es un ideal para la gobernanza. Lo sagrado y la ordenación mundana formarán un todo: la República Islámica.
Kapuscinski recoge la hora primera de aquella revolución que impactó al mundo y, en particular, a Estados Unidos (la crisis de los rehenes se recrea en la película Argo). Teherán se vaciaba al anochecer, aunque no existiera toque de queda propiamente. Milicias islámicas y comandos independientes recorrían calles y disponían de la vida y la muerte de cualquier transeúnte mal hallado. Entre fotografías, notas presurosas, cintas magnetofónicas y material diverso, el reportero intenta comprender las causas de la caída de Reza Pahlevi. El Sha es una fabulosa pieza periodística, donde el autor de La guerra del fútbol, Ébano o Viajes con Herodoto, alcanza un sello propio, el estilo Kapuscinski.
Su crónica parte del Irán del XIX. Bajo la monarquía absoluta de los Pahlevi, se fue creando en el pueblo una sensación como de discontinuidad cultural, prácticamente anti natura. Jomeini, con calmosa pose (fabuloso retrato el que pergeña Kapuscinski), arrumbará contra toda corrupción de índole extranjera. En sus inicios, bajo el cedazo chií que la inspira, la revolución se acompañó del miedo, la violencia y una arbitrariedad pavorosa (los colgamientos públicos como escarmiento aún perduran). Archienemigo de Israel, el Irán de hoy resiste al enemigo extranjero y a la disensión interna desde el trágico episodio de la joven Masha Amini, quien resultó muerta mientras se hallaba bajo custodia de la policía del régimen.
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