Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Arte
El Museo Meadows ha adquirido dos pinturas de mujeres artistas del Barroco español: un bodegón de la sevillana Josefa de Óbidos y una cruz de celda pintada de María Josefa Sánchez, que se expondrán en otoño.
El Museo Meadows de Dallas (Texas) es la principal institución de los Estados Unidos centrada en el estudio y la presentación del arte de España, su directora, Amanda W. Dotseth, ha señalado su satisfacción al incorporar estas obras a la institución.
Las adquisiciones reflejan "un vibrante clima artístico en la Península Ibérica que otorgaba a las mujeres cierta libertad de expresión", señalan en una nota los responsables del museo.
Josefa de Óbidos, cuyo nombre real era Josefa de Ayala (c. 1630-1684), obtuvo en su tiempo reconocimiento y numerosos encargos. Fue una de las pocas mujeres artistas independientes y documentadas de la época. "La obra de Ayala muestra la técnica magistral de la artista y su destreza para infundir a las composiciones de bodegones tanto belleza estética como un profundo significado simbólico; mientras que la conmovedora cruz de celda de Sánchez no solo demuestra su habilidad artística, sino que también destaca su papel en la conformación de la expresión religiosa y la espiritualidad de la época", asegura Dotseth.
La artista nació en Sevilla antes de que su familia se trasladara a Portugal, el país natal de su padre. Como muchas mujeres artistas de la época, Ayala nació en una familia de creadores y fue formada por su padre, el pintor Baltazar Gomes Figueira.
Tenía estrechos vínculos personales y estilísticos con algunos de los artistas sevillanos más influyentes, que muy probablemente marcaron su desarrollo artístico, como Francisco de Herrera el Viejo (que también fue padrino de Óbidos), Francisco de Zurbarán y Bartolomé Esteban Murillo, todos ellos representados en la colección del Meadows.
Óbidos nunca se casó ni se ordenó monja, pero a los 29 años obtuvo la condición de donzela emancipada, lo que le permitió vivir y trabajar de forma independiente. Su carrera progresó en Portugal, donde obtuvo numerosos encargos eclesiásticos y privados, y durante su vida produjo unos 150 cuadros, lo que la convierte en una de las artistas más prolíficas de la época.
Por otro lado, María Josefa Sánchez (activa entre 1639 y 1652, probablemente en Castilla) se especializó en la elaboración de cruces de celda, objetos populares para el culto privado en España y Latinoamérica.
También te puede interesar
Lo último
Investigación y Tecnología
Los beneficios del yoga invertido que potencian la concentración y ayuda a reducir el estrés