Sevilla, ¿ciudad de la ópera?
Música
Los expertos piden una mayor presencia del género en la oferta de los teatros para que el escenario que inspiró tantos títulos responda a su leyenda
Susona entra en el universo de la ópera
Entrevista a Francisco Soriano
El estreno, hace unas semanas en el Teatro Maestranza, de La bella Susona del compositor Alberto Carretero venía a engrosar el abrumador repertorio de óperas inspiradas en Sevilla, y confirmaba de paso a la ciudad y su poderosa iconografía como territorio fértil en historias y leyendas, como un escenario que sigue hechizando a los creadores de hoy igual que cautivó a genios como Mozart, Beethoven, Donizetti, Rossini, Verdi o Bizet. Pero, ¿está la oferta cultural de Sevilla a la altura de su mito? ¿Responde dignamente la programación de los teatros al reconocimiento de Ciudad de la Música concedido en 2006 por la Unesco? Los especialistas consultados perciben insuficiente el calendario de representaciones y señalan la búsqueda de nuevos públicos y la implicación de agentes sociales e instituciones en la causa como principales asignaturas pendientes.
Ignacio Trujillo, presidente de la Asociación de Amigos de la Ópera de Sevilla, recuerda que la apertura del Maestranza a comienzos de los 90 salvó a los aficionados del "páramo" en que Sevilla se había convertido. "La ópera había estado muy presente en la cartelera teatral, había tenido una larga tradición, pero aquello se había perdido en los años 50", comenta Trujillo, que celebra la existencia del Maestranza pero se muestra asimismo consciente del "gran potencial" que se puede explotar. "Sería bonito que cualquier persona que venga de fuera pudiese ver representadas óperas sobre Carmen o Don Juan en el sitio donde transcurren sus historias. Igual que Londres o Madrid cuentan con los musicales entre sus atractivos, nosotros deberíamos disponer del reclamo de la ópera para el turismo culto y de calidad que se desplaza hasta aquí cada vez más".
Para ello, sostiene este abogado y Licenciado en Historia del Arte, "debería darse una alianza entre el Ayuntamiento de Sevilla y otras instituciones, hace falta una mayor conciencia de que aquí no sólo hay grandes monumentos, también hay otro patrimonio". Trujillo sugiere como formas de preservar y difundir ese legado "la organización de un festival anual", "prestar más atención a lo lírico en Fitur, un escaparate importante para Sevilla" o promover una escuela que guíe a las voces del futuro.
El pianista Francisco Soriano incide en la necesidad de apostar por la docencia. "Sevilla ha demostrado ser una gran cantera de talentos, de aquí salen directores musicales, de escena, cantantes... profesionales que tienen prestigio internacional. Merecería la pena abrir un centro que forme al personal artístico y técnico", defiende el músico, que ha publicado recientemente L’Andalousie au coeur, un disco dedicado a Pauline Viardot. Soriano, catedrático de repertorio vocal en el Conservatorio Manuel Castillo, considera que "hoy tenemos una buena temporada en el Maestranza, pero lo ideal sería que en Sevilla siempre hubiese una ópera en cartel".
"Lo curioso", prosigue el músico, "es que hay iniciativas como Ópera en los palacios, cuyos precios no son precisamente baratos, y se agotan las entradas. La pregunta que habría que hacerse es por qué este tipo de propuestas llenan y la ópera de verdad, con mayúsculas, no logra a veces el mismo impacto", analiza Soriano. "Me consta que el Maestranza está haciendo grandes esfuerzos por la creación de nuevos públicos, pero están un poco indefensos. Ellos solos no pueden cambiar las inercias de una ciudad. Las instituciones y la sociedad tienen que implicarse para que Sevilla sea la Ciudad de la Ópera más allá del tópico manido". En opinión del músico, hace falta un trabajo constante para inculcar en los sevillanos el orgullo por el repertorio al que están vinculados y conquistar también un posicionamiento internacional. "Esa labor no se hace ni en uno ni en tres años, puede llevar una década", concluye Soriano.
El poeta Jacobo Cortines, autor del libro Burlas y veras de Don Juan, en el que estudió la revisión que Da Ponte y Mozart hicieron del mito, y uno de los creadores que participó en la celebrada versión de El barbero de Sevilla estrenada en el Maestranza en 1997, lamenta que el recinto del Paseo Colón no haya respondido, en su opinión, a esas expectativas de erigirse en "el gran referente del sur" que le acompañaron cuando abrió sus puertas. El editor y traductor lebrijano observa, entre otras cuestiones, que "el Maestranza siempre ha estado al margen de la vida intelectual de la ciudad. Podría ser interesante que contara con un consejo asesor del mundo cultural. Escritores, aficionados a la música o historiadores forman parte en otras ciudades del consejo donde se profundiza en las posibilidades de cada teatro".
Cortines detecta en su diagnóstico muchos flancos que merecen un replanteamiento. "La política local y la nacional fallan", expone. Atribuye a un problema del país que "cada teatro haga sus producciones, no haya una coordinación, y a veces se hayan montado dos o tres Toscas al mismo tiempo". En el caso en concreto del Maestranza, teme "que la ciudad tampoco esté respondiendo, o quizás no haya un acierto en cuáles son los títulos que podrían atraer más al público. No tiene sentido que no se haya visto La forza del destino, de Verdi, tan vinculada a Sevilla", asegura el autor, que aprecia cómo las preferencias de la sociedad y las instituciones anteponen "el flamenco, el fútbol y otros espectáculos. La ópera queda reducida a una minoría, y no tendría por qué ser así".
El académico de Buenas Letras y autor de La edad ligera reivindica como "fundamental" la implicación de la Universidad "para acercar la ópera al público mediante cursos y para editar buenos libretos", y defiende una política de precios reducidos que atraiga a nuevas audiencias. "Recuerdo que cuando vino uno de los altos cargos de la Ópera de Viena me preguntó dónde estaban las entradas de pie del Teatro Maestranza. Él sostenía que si no se ponen a la venta localidades baratas nunca va a haber afición a la ópera. Esa idea se me quedó grabada".
El malagueño Carlos Álvarez, por su parte, matiza que "antes de emitir un juicio hay que analizar la programación y disponibilidad del Teatro Maestranza: en esta temporada, 102 días de actividad escénica con público, de los cuales 25 son funciones de 8 producciones distintas (repertorio habitual, estrenos, ópera, zarzuela, funciones para jóvenes) más algún concierto/recital lírico; el resultado es que solo un 25% de la posibilidad de producción del teatro está dedicado a este género. ¿Cuántos espacios escénicos tiene la ciudad con capacidad técnica y características acústicas adecuadas para poder hacer una oferta más amplia?", se cuestiona el barítono. "Con un teatro/auditorio como el Maestranza, sede de la actividad principal de la ROSS, con ciclos de conciertos extraordinarios, ballet, actividad musical variada y la asunción de parte de la programación del Lope de Vega…¿se le puede pedir incremento de programación lírica?", continúa el cantante.
"La trayectoria en estos 33 años, título arriba o abajo, se ha mantenido muy homogénea ya que el contenedor polivalente y sus presupuestos así lo condicionan", argumenta Álvarez. "La teoría evolutiva lamarckiana de que las circunstancias crean la necesidad y que esta conlleva modificación del hábito podría utilizarse en este caso para, con una mayor oferta de repertorio sevillano, aportar mayor atractivo a las temporadas líricas de nuestro teatro. En el mismo sentido, cabría hacerse las siguientes preguntas: ¿Habría que modificar la programación general para dar más espacio a la lírica? ¿Se pueden utilizar las producciones propias sevillanas para crear un ciclo que se convierta en una forma de repertorio constante de la programación? ¿Siendo el único teatro andaluz con financiación cuádruple y con las capacidades técnicas más avanzadas, se puede hacer un mayor esfuerzo en este sentido?". Quedan, en este debate, muchos interrogantes sobre la mesa.
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