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Los Remedios estalla de ilusión con su Heraldo

"Hay un sentido de urgencia poco realista en el que se nos exige que cada año escribamos una novela"

ENTREVISTA | EVA GARCÍA SÁENZ DE URTURI

La autora vitoriana que ganó el Planeta en 2020 por 'Aquitania' vuelve a las librerías con 'El ángel de la ciudad', una trama de suspense que pone en valor a los bibliófilos

Los ángeles y diablos que conviven en la reina del Adriático

Eva García Sáenz de Urturi en la presentación de su nuevo libro en Venecia. / M. G.

–Trabajó como óptico-optometrista hasta dedicarse a la literatura y ganar el Planeta. ¿Por qué este cambio?

-Todos los escritores llegamos a este mundo ejerciendo otras profesiones. Hasta hace cinco años, en España no había carreras de escritura creativa para convertirte en novelista. El cambio viene del sesgo de la educación en el siglo XX. Uno de los rasgos de las personas que tenemos altas capacidades es que tenemos curiosidad por las Ciencias y también por las Humanidades. Nos resulta fácil tener muchos intereses diversos.

El ángel de la ciudad es la cuarta entrega de la serie. ¿La planteó inicialmente como una trilogía?

-En cada obra lo das todo y luego ves si haces la siguiente. Si sigues escribiendo con los mismos personajes y el mismo género. En El silencio de la ciudad blanca no decidí que fueran tres. Me gustó el personaje, el entorno, el tema de la perfilación criminal y el género. Cuando terminé Los señores del tiempo, me apetecía dar un giro y escribí Aquitania. Funciona libro a libro.

–Conforme le va apeteciendo.

–Claro. Por ejemplo, cuando llevaba tres thrillers, Los señores del tiempo tenían una parte importante de documentación sobre Vitoria en el medievo. Ahí di con el personaje de Leonor de Aquitania, pero empecé a investigar y me pareció un perfil muy interesante. Escribí una novela que presenté al Planeta, porque me pareció una gran historia. Como fueron tres años tan exhaustivos de investigación, acabé muy cansada de novela histórica y quise volver a lo contemporáneo.

–¿Cómo dio con los bibliófilos y los convierte en una pieza central de la novela?

–Lo bueno de la bibliofilia es que es un mundo en el que los libreros de viejo conviven con las librerías habituales. Pero una vez que entras en ese negocio te das cuenta de que, pese a que el objeto que se vende es el mismo, el comercio no lo es. No es el sector editorial, sino el de las antigüedades. Su funcionamiento se aleja del de una librería contemporánea. Todo lo que tenga que ver con las antigüedades tiene una cara b que es el de las falsificaciones. Una realidad muy presente. Me parecía que este mundo encajaba perfectamente en una trama de thriller, con un personaje tan desarrollado como Kraken.

–¿Qué libros son los más codiciados para ellos?

–En España, una primera edición del Quijote. También la Biblia del oso, que fue la primera que se hizo en una imprenta de la Universidad Complutense de Madrid. A nivel mundial, sería el First Folio de Shakespeare, porque solo hay 232 copias. Cada vez que aparece una nueva se hace una subasta millonaria. Lo mejor pagado hasta ahora ha sido un cuaderno de apuntes mecánicos de Leonardo da Vinci, que lo compró Bill Gates.

–¿Por qué sitúa la historia en Venecia?

–Porque la trama tenía que ver con la falsificación de pinturas y en esta ciudad había muchos escenarios, desde galerías hasta museos. Venecia tiene un contraste claro entre la opulencia y la decadencia. Para un thriller permite crear una tensión muy buena. Puede pasar lo más bello y lo más horrible.

–Sin olvidar su tierra natal.

–La mitad de las escenas están ambientadas en Vitoria. De hecho hay dos tramas: la de la investigación del incendio en el palazzo en Venecia y la de la muerte del padre de Kraken en Vitoria.

–Las cifras son abrumadoras en cuanto a lectores y ventas. ¿Siente cierta presión al enfrentarse a un folio en blanco?

–No es que la sienta. La presión es real. Cada vez que entras en redes sociales hay cien lectores preguntando cuándo sale el siguiente libro. Hay un sentido de urgencia muy poco realista en el que se nos exige que cada año escribamos una novela, que sea número uno, que siga sorprendiendo y tenga buenas críticas. Existe una hiperexigencia que no es real. Por parte de la editorial también. Las personas que vendemos millones de ejemplares somos los que sostenemos y permitimos que un sello pueda publicar a cientos de escritores que no van a vender tanto. Soy un activo y conformamos la base de una pirámide invertida de la que depende toda una industria y un sector. De que la novela que escriba cuando lance esta gira y se presente en uno o dos años dependen las familias de editores, distribuidores y libreros. Además, genero riqueza que es patrimonio cultural.

–¿Están viviendo las novelas negras patrias su época de esplendor?

–Llevan tiempo siendo uno de los géneros favoritos en España, en Europa y a nivel internacional. Goza de muy buena salud.

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