El sacrificio hecho imagen
El Bellas Artes acoge 'Cuerpos de dolor', una muestra integrada por fondos del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, que recorre la historia de la escultura española, del Renacimiento castellano al Barroco andaluz
Si existe una ciudad en Andalucía con una especial sensibilidad para apreciar la belleza y la hondura del mensaje de la escultura religiosa, ésa es Sevilla. Y no hay mejor espacio en la capital hispalense para acoger un puñado de imágenes sagradas talladas por los grandes maestros españoles que el Museo de Bellas Artes de Sevilla, sede de la mejor colección de pintura religiosa de todo el país que también atesora, en palabras de su directora, Valme Muñoz, "pocas pero exquisitas obras escultóricas", caso del San Jerónimo Penitente de Petro Torrigiano o el Santo Domingo de Juan Martínez Montañés. Son apenas un par de razones por las que la llegada de la exposición Cuerpos de dolor. La imagen de lo sagrado en la escultura española (1500-1750), que reunirá hasta el próximo 16 de septiembre 33 obras de los fondos del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, supone todo un acontecimiento en una ciudad fuertemente ligada al culto y devoción a sus imágenes.
Producida en colaboración con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y comisariada por Manuel Arias, Miguel Ángel Marcos Villán y Antonio Filipe Pimentel, la muestra recala en Sevilla tras haber sido expuesta en el Museu de Arte Antiga de Lisboa, donde, explica María Bolaños, directora del Museo Nacional de Escultura, "ha tenido una acogida inesperada", con más de 40.000 visitantes, cifra más que notable para una exposición de "escultura, que ha sido tradicionalmente la hermana menor de las bellas artes". Una tendencia que, "en los últimos años, ha empezado a invertirse". En este momento, según Bolaños, "se mira a la escultura como un lenguaje poderosísimo, que especialmente en España es de una riqueza extraordinaria que debemos dar a conocer".
Ligadas en su origen a la función didáctica y evangélica -por medio de estas esculturas se mostraba a los fieles el sufrimiento y el sacrificio de los mártires y episodios de la vida de Jesucristo- la escultura devocional supone un importante capítulo del arte español, tanto es así que el hecho de dar forma a lo Sagrado a través de las imágenes impulsó una particular especialización en lo que a talla, policromía y realización se refiere que en Andalucía cuenta con maestros andaluces como José de Mora, Pedro de Mena y Juan de Mesa, presentes en la exposición, junto a tallas de otros importantes artistas como Juan de Juni, Felipe Bygarni o Gregorio Fernández.
Es por ello por lo que el recorrido por las distintas salas de Cuerpos del dolor -cuya museografía ensalza la individualidad de las piezas gracias a una cuidada disposición y una iluminación que subraya la expresividad de sus rostros- invita al espectador a detenerse en tres periodos históricos, que dan fe de las distintas escuelas que convivieron en la península Ibérica: el Renacimiento castellano, apartado representado por las obras de Felipe Bigarny y Alonso Berruguete; del Renacimiento al Barroco, con Juan de Juni y Gregorio Fernández como máximos exponentes; y Barroco andaluz e inicios del siglo XVIII. Esta última época fue, a pesar de la decadencia de España, de esplendor para la escultura, donde, además de Castilla -sede de la Corte- tuvo un enorme auge la escuela de Sevilla y Granada.
La exposición, que ocupa el habitual espacio para las muestras temporales, sirve además para poner en relación este antiguo convento de la Merced Calzada con el Museo Nacional de Escultura. Cuenta su directora en el catálogo del proyecto que la biografía de esta institución y del Museo de Bellas Artes de Sevilla han caminado en paralelo desde los inicios de su historia, que arranca en plena desamortización de Mendizábal: "Pertenecen a esa gran familia de museos públicos nacidos en la Europa del siglo XIX, al calor del reformismo liberal y de la emergencia de la sociedad burguesa y urbana, en medio de convulsiones políticas, pero con la vista puesta en el ideal ilustrado de crear un espacio cívico y democrático para las artes". Razón de más para celebrar no sólo este proyecto compartido, sino todas las futuras iniciativas que vengan, pues, recordó Valme Muñoz, directora del Bellas Artes de Sevilla, "en estos tiempos complicados para la gestión cultural, la iniciativa y la colaboración entre instituciones son la vía para desarrollar proyectos" que sigan dotando de programación a los museos y recordándole a la sociedad de la riqueza de nuestro patrimonio.
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