Rosario: "Soy una gitana funky"

En su nuevo álbum, 'Universo de Ley' la cantante madrileña recupera temas míticos de sus primeros discos acompañada de lo más granado del pop en español, desde Sebastián Yatra a Alejandro Sanz, pasando por Malú o Niña Pastori

Rosario en una foto promocional
Rosario en una foto promocional / Universal Music Spain

La melancolía de Cómo quieres que te quiera, el subidón de Mi Gato o el manifiesto emocional de No dudaría son patrimonio de la música en español, y Rosario (Madrid, 1963) ha querido darles nueva vida en Universo de Ley, su último disco, donde retoma ese estado de gracia en el que alumbró junto a su hermano Antonio Flores aquel De ley de 1993 con el que debutó. Para ello se rodea de voces de primer orden procedentes de ambos lados del charco: Natalia Lafourcade, Fito Páez o Carlos Vives añaden color a un ábum que, una vez más, rezuma frescura y eclecticismo.

-Para este álbum ha recuperado temas de hace más de treinta años ¿cómo ha sido abrir ese cajón?

-Me ha producido mucho escalofrío. He estado dos años y medio preparando este disco porque coger clásicos como Cómo quieres que te quiera, que la gente está acostumbrada a escuchar tal y cómo se grabó en su día para darle un cambio supone un gran riesgo. Pero creo que hemos estado muy acertados, estoy muy contenta con el resultado. 

-El disco está plagado de colaboraciones, desde Sebastián Yatra a Alejandro Sánz, ¿cómo asignó los temas a cada uno de ellos?

-Con Sebastián Yatra por ejemplo fuimos muy poco a poco, le envié cuatro canciones, pero la que yo quería que cantáramos juntos era Cómo quieres que te quiera, aunque claro a los artistas no les puedes enviar sólo una canción. Él me confesó que la que más le gustaba era Cómo quieres que te quiera, pero que le daba un poco de yuyu, especialmente después de que C Tangana hubiese hecho una versión hace no mucho, siendo además una canción muy conocida. Yo lo animé a que cambiara lo que quisiera. Cuando me mandó lo que había hecho casi me da un algo. Sebastián y yo tenemos dos voces que empastan muy bien. Me encanta esta versión. 

-El primer single de este disco suena arriesgado: Yo te daré, en una versión muy distinta a la original, con Carlinhos Brown cantando en portugués.

-Yo te daré era una rumba y pensé en Carlinhos inmediatamente. Yo le debo mucho a Tribalistas y a la música brasileña en general, en especial la bossa nova siempre ha estado presente en mis producciones de algún modo. Por tanto Carlinhos era imprescindible. También te digo que todos los artistas que aparecen en este disco tienen una vinculación conmigo, con mi creatividad, con mi inspiración. No es un disco oportunista, aunque yo podría haber cantado con todos los que ahora están arriba con miles de seguidores. Pero esta es mi generación, esta es mi historia, así que me apetecía hacerlo auténtico, de ley. Y creo que se nota en el resultado porque por ejemplo este Yo te daré, que como decía es una rumba maravillosa de mi hermano [Antonio Flores], que me escribió mis dos primeros discos, y mira qué vuelta ha dado y lo bien que queda cantada en portugués. 

Cuando te araña la vida o estás enamorada, te vuelves muy sensible, y entonces es cuando mejor compones

-Uno imagina que, dado lo ecléctica que es su propia música, las playlists de Rosario deben ser un cacao bueno, ¿qué escucha?

-Escucho mucho flamenco, me pongo listas de funky y de soul. Y por supuesto música española. Yo me escucho mucho, y a mi hermano también. A Ketama, y luego estoy pendiente de los nuevos talentos siempre, como Lucía Carmona, que me encanta. 

-Desde su experiencia, ¿qué hace que una canción sobreviva al paso del tiempo y siga emocionando?

-Las buenas canciones son para siempre. Cuando pasen muchos años y yo ya no esté aquí alguien cogerá canciones como No dudaría y la cantará. Por eso he titulado Universo de Ley este álbum, he plasmado aquí muchos de mis éxitos, los quince con un mensaje personal, todas pertenecen a mis sentimientos, yo sé porqué se hicieron y cómo. Creo que ha quedado algo a la altura de su título, son canciones auténticas.  

-Pareciera que los músicos de su generación planteaban sus carreras más a largo plazo, mientras que artistas actuales con un volumen ingente de escuchas se evaporan en meses, ¿dónde está la diferencia entre estas dos generaciones?

-Lo mejor que te puede pasar es crear un estilo y a partir de ahí mantenerte. Todos podemos tener un éxito, pero luego esto es muy largo. Si tengo que destacar un regalo en mi carrera es el hecho de seguir cosechando éxitos, mantenerme siempre en la música. 

-¿Qué retos surgen cuando se vive instalada en el éxito?

-Mi meta ahora mismo es hacer un pedazo de show, yo soy una artista de directo, hago los discos para subirme a un escenario, así me completo. 

-A la hora de componer, ¿qué emociones le incitan a escribir?, ¿son las mismas de hace treinta años?

-Nunca sabes dónde va a estar la próxima canción. Lo mágico de la música es que nadie sabe dónde está el éxito, es un misterio que hay que descubrir. Tú misma te sorprendes cuando una canción gusta. Yo todas las canciones las hago igual, con el mismo corazón e intensidad. 

-Siento que no tiene pudor a la hora de exponerse en sus canciones.

-Cuando tienes las emociones más intensas, cuando te araña la vida o estás enamorada, te  vuelves muy sensible, y entonces es cuando mejor compones y surgen canciones que jamás te podías imaginar hacer. Yo tengo suerte porque las canciones vienen a mí, ya tengo un montón para el siguiente disco. Pero antes de eso voy a estar tres años por toda España y América con Universo de Ley

-Antes de entrevistarla he pedido a familiares y amigos que definieran con una palabra lo que les trasmite la música de Rosario, la palabra más repetida ha sido “alegría”, ¿se identifica?

¡Totalmente, mira la sonrisa que se me ha puesto! Yo soy alegre y quiero dar alegría a la gente. Los artistas somos una parte esencial de la vida de la gente, que tiene sus emociones dentro y a lo mejor no sabe cómo sacarlas, y es a eso precisamente lo que les ayuda la música. La música es la mayor medicina emocional que tenemos, y sentirme parte de eso me hace muy feliz. 

-¿Qué le aporta artísticamente su experiencia como jurado del programa La Voz?

-Yo suelo hacer La Voz Kids, la de los mayores me costaba más. Pienso que un artista no es el que simplemente canta muy bien, para mí es el que transmite mejor las emociones. Para mí La Voz Kids es un juego, decirle a un niño ‘eres un pedazo de monstruo’ pues me encanta. Pero decirle eso mismo a los mayores simplemente por haber interpretado una canción me da mucho reparo, porque una carrera artística es mucho más que eso. Yo quiero ayudar a quienes quieren dedicarse a esto, pero no los quiero confundir y que piensen que por cantar una canción bien ya vas a alcanzar el éxito y ser artista para toda la vida. Me siento responsable: no se les puede decir que este mundo es fácil porque no lo es. 

Si puedo tener la musicalidad de mi padre y la energía de mi madre voy de lujo

-A usted misma le llevó tiempo debutar, ¿qué le ayudó a dar el paso? 

-Me moría y me ahogaba si no cantaba y bailaba. No lo hice antes porque al ser hija de Lola Flores y El Pescaílla la gente esperaba mucho, no te podías equivocar, y yo quería hacerlo bien, me siento artista desde que nací. En ese momento se alinearon los planetas, porque justo mi hermano empezó a componer genial y lo hicimos todo con mucha ilusión pero no nos podíamos imaginar el pelotazo que pegó ese primer disco. 

-La perspectiva del tiempo nos ha demostrado que la rumba catalana que lideró su padre era un ejercicio de fusión muy a la orden del día.

-El músico de mi casa era Antonio González, y la energía mi madre. Así que si puedo tener la musicalidad de él y la energía de ella ya con eso voy de lujo. Mis bases son la rumba, el soul y el funky, yo siempre he dicho que soy una gitana negra, adoro meter un bajo super potente y ser una gipsy funky

-Si Lola Flores viviera, ¿en qué cree que estaría metida musicalmente hablando?

-Ni idea, nos hubiera sorprendido a todos. Ella era genial, así que hubiera hecho lo que le diera la gana sin que podamos imaginar el qué. 

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