Pasión juvenil y técnica

A pesar de lo que se suele decir sobre la desafección de los jóvenes hacia la música culta, la verdad es que no cesan de surgir excelentes músicos con un nivel formativo como nunca lo ha habido en nuestro país. Haciendo honor a su nombre y al espíritu de su creación, Juventudes Musicales volvió anoche a posibilitar el contacto de algunos de estos talentosos jóvenes con nuestra orquesta.

Jaime Naya mostró ser un violinista excelente, poseedor de un sonido brillante e intenso, muy redondeado en toda la gama, con perfecta definición incluso en la complicada tesitura más aguda. Abordó el célebre concierto de Mendelssohn desde la energía y la intensidad del fraseo, con ataques apasionados sobre las dobles cuerdas y con un despliegue de recursos técnicos sobresaliente (magníficos bariolages, por ejemplo). Supo plegar su fogosidad en un Andante cantado con bella línea ligada, rehuyendo el acaramelamiento. Se despidió con un espectacular Violín rojo de Corigliano.

Carla Román mostró una sorprendente madurez y musicalidad en su versión del segundo de Chopin. A la intensidad expresiva de su fraseo se unió la atención minuciosa a los detalles articulatorios y a los reguladores dinámicos, además de un delicado uso del rubato. Cantó de forma delicada y preciosista el Larghetto, con una línea puramente belcantista y enorme delicadeza en la pulsación en los pasajes más líricos. Sus dotes más virtuosísticas afloraron en el Allegro vivace final, un dechado de agilidad de dedos y de precisión, pero sin perder nunca la cantabilidad inherente a la música de Chopin. La claridad de su articulación y el equilibrio entre ambas manos caracterizó su propina, Embraceable you, uno de los estudios virtuosos de Earl Wild a partir de canciones de Gershwin.

Dirección poco más que correcta de Irene Gómez-Calado, más atenta a marcar el compás y las entradas que a señalar matices y detalles. Faltó intensidad en los ataques orquestales del primer tiempo de Mendelssohn, pero se notó algo más de atención al fraseo en el segundo tiempo. El momento de mayor garra orquestal estuvo en el primer tiempo del concierto de Chopin.