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Rodrigo Cortés: “Scorsese es la razón por la que me dedico al cine”

Cine

El cineasta estrena a final de mes ‘Escape’, una película protagonizada por Mario Casas en la que juega con los géneros y que produce el autor de ‘Taxi Driver’ y ‘Uno de los nuestros’  

Aitana Sánchez-Gijón, Goya de Honor

El escritor y director Rodrigo Cortés, fotografiado esta semana en Málaga. / Javier Albiñana
Salvador Gutiérrez Solís

20 de octubre 2024 - 06:30

Tras El amor en su lugar (2021), el escritor y cineasta Rodrigo Cortés (Pazos Hermos, Orense, 1973) presenta Escape, una película que se mueve entre los géneros, protagonizada por Mario Casas y con producción de Martin Scorsese que llegará a los cines el 31 de octubre.

Pregunta.–Los que la han visto hablan de Escape como de película sin género, que se mueve entre la fábula, la comedia y el thriller. ¿Cómo la definiría usted?

Respuesta.–A mí mismo me cuesta mucho definir de qué género es la película que he filmado. No sé si es comedia, no sé si es tragedia, no sé se si es un thriller dislocado… Imagino que lo es todo, y que además lo es la vez. Te ríes sin parar, a la vez que estás preocupado y hay momentos en los que se te corta la carcajada de golpe, y otros en los que sigues riéndote, pero con culpabilidad, por la infinita tristeza y el dolor que el personaje principal te transmite. Y todo sucede a la vez. Escape es indefinible porque no se parece absolutamente a nada. 

No rodaba en español desde 2007, y aquí he recuperado la precisión. El lenguaje es nuestra patria”

P.–Señala que ha “traicionado” a la novela de Enrique Rubio para llevar a cabo la adaptación cinematográfica.

R.–Traicionar la novela de Enrique Rubio es mi manera personal de honrarla. De honrar su ADN, y no domesticarla. Cuando leí la novela, hace ocho o diez años, me pareció inadaptable al cine, porque acabaría siendo una película demasiado fría y discursiva. Planteaba otra historia, la de un chaval de dieciocho años diagnosticado con el Síndrome de Asperger. Mientras que la película cuenta la historia de un hombre de cuarenta años, roto, que decide bajarse de la vida y tomar sus propias decisiones. Una persona indescifrable, que quiere decidir cuándo levantarse y respirar. Mantuve la premisa paradójica de alguien que quiere entrar en la cárcel, e imaginé otra historia y diálogos, pero manteniendo siempre el ADN disruptivo de Enrique Rubio. He tratado de recuperar las sensaciones que me transmitió la lectura al universo del cine. 

P.–A pesar de la dificultad que le ha supuesto, ¿qué es lo que le llamó la atención de la novela de Enrique Rubio?

R.–La imposibilidad que transmite la novela, y también la película, al lector y al espectador, de anticiparse a lo que va a suceder. La cárcel funciona muy bien como amenaza y como castigo, pero si al que amenazas con la cárcel lo entiende como un premio... eso me parecía profundamente poderoso. En la novela el protagonista se refugia en su condición de Asperger. En la película, el protagonista se entrega a sus planteamientos. Y pensé que si eso lo hace alguien por voluntad propia, cuál es la condición de esa persona. Me pareció una pregunta que merecía la pena contestar.  

P.–Inevitable preguntarle por el productor ejecutivo, Martin Scorsese (Uno de los nuestros o Taxi Driver). ¿Cómo se produce el encuentro? ¿No es en cierto modo una presión añadida?

R.–Scorsese es la razón por la que me dedico al cine. Mi referencia desde la adolescencia. Nos conocimos en persona en Asturias, cuando recogió su galardón (Premio Princesa de Asturias de las Artes, 2018). Había visto mis películas y sabía lo que pensaba de él. En un acto conjunto hicimos migas. Se interesó por ver mi próxima película, El amor en su lugar, y le envié el montaje a Nueva York. Hablamos durante varias horas por Zoom, y me pidió que le hiciera llegar mi nuevo proyecto. Yo creía que era por educación, y no fui muy proactivo, pero se pusieron en contacto desde su oficina. Leyó el guion de Escape y le gustó, me dijo que tenía un tono que no había visto antes. He vivido todo esto con enorme gratitud y lejos de generarme presión ha sido muy emocionante. Le gustó el resultado y ahí sí sentí una alegría que no puedo describir.

En la película se mezclan la risa, la tristeza, todo sucede a la vez. ‘Escape’ no se parece a nada”

P.–A N, el protagonista interpretado por Mario Casas, usted se suele referir como “estropeado”. 

R.–Utilizo más “estropeado” que “roto” para hacerlo más literario. Estropeado conecta con una maquinaria, hay algo dentro de él que no funciona. Pero eso no es tratado en la película con paternalismo o blandura. Se convierte en una fuerza incontrolable de la naturaleza. Vuelve locos a todos los que se cruzan con él. El espectador empatiza con N, con su dolor, por más que muchas veces lo conduzca a la carcajada. 

P.–¿El rodaje, en español después de varios proyectos, se ha diferenciado de los otros que ha realizado? ¿Fue muy complicado?

R.–Los rodajes son complicados siempre, porque suponen una acumulación vertical de problemas que debes resolver. Aparte de esto, ha habido momentos de verdadero disfrute, gracias a un equipo muy comprometido y entusiasta, siempre predispuesto a buscar soluciones, aunque fueran complejas. He disfrutado mucho el trabajo con los actores, hemos pactado las cosas que sucedían y nos hemos dado un margen para inventar, y tirarnos del octavo sin mirar si había red. Mario Casas se ha diluido prácticamente en el personaje, yendo más allá de sus límites. Es mi primera película en español desde Concursante (2007), y he sentido que he recuperado la microprecisión de cada expresión. No olvidemos que el idioma es nuestra patria. 

P.–Da la sensación de que no tiene actores ni actrices fetiches, no suele repetir en sus películas, ¿a qué se debe?

R.–Nunca había pensado en ello. Imagino que cuando te planteas el reparto de una película no piensas si repites o no con alguien, si no en quien crees que es la persona más adecuada para encarnar a un personaje concreto. Cuál es la energía, la edad, el tono, el ritmo que estás buscando. Y eso crea en tu cabeza un arquetipo. Repetiría con todos los actores y actrices con los que he trabajado hasta ahora. 

P.–Usted está siempre implicado en muy diferentes proyectos, ¿en qué se encuentra ahora?

R.–Siempre he creído que de los proyectos solo merece la pena hablar cuando dejan de serlo. Nadie va al cine a ver un proyecto, ni nadie va a una librería para leer un proyecto. Vemos películas y leemos libros, y hablamos de ellos cuando existen. Estoy tratando de remontar montañas, asentadas en vocabularios distintos. Prefiero mantener el silencio y concentrar la energía.

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