Gavaldón, arquitecto de pasiones

Salir al cine

Canal Arte dedica un ciclo de cinco títulos en copias restauradas al maestro del drama mejicano . En Caixaforum, José Luis Guerin desgrana las relaciones entre cine y pintura en el ciclo 'Visiones del paisaje'

María Félix en una imagen de 'La diosa arrodillada' (1947), de Roberto Gavaldón.
María Félix en una imagen de 'La diosa arrodillada' (1947), de Roberto Gavaldón.

Canal Arte ha quedado casi como el último reducto verdaderamente cinéfilo en abierto de la televisión pública europea en una época en la que el cine clásico y moderno ya no tienen apenas espacio en las parrillas generalistas o se ha refugiado en (previsibles) nichos de plataformas multi-contenidos (Movistar+, Prime) o especializadas (Filmin, MUBI).

El canal franco-alemán sigue apostando por programar ciclos en cuidadas copias restauradas fruto de su alianza con las filmotecas e instituciones que, como es preceptivo, destinan parte de sus fondos a la recuperación y preservación del legado cinematográfico europeo. Y no sólo. Entre las novedades de su programación de febrero destaca un ciclo de cinco títulos dedicado al gran cineasta mexicano Roberto Gavaldón (1909-1986), felizmente rescatado del olvido y de un lugar injustamente secundario dentro de esos nombres clave del cine clásico mejicano, posiblemente ensombrecido en su proyección internacional por el protagonismo que tuvieron Emilio ‘Indio’ Fernández o Luis Buñuel, con quien comparte temas, obsesiones y tratamientos.

La extensísima y variada filmografía de Gavaldón, con 56 títulos acreditados como director entre 1945 y 1979 tras sus primeros pinitos como actor y su formación como ayudante, su paso por distintos géneros y hasta cuatro décadas de la industria mejicana (donde fue además un activo representante sindical y político), también la española, donde rodó algunos títulos como Don Quijote cabalga de nuevo (1973), La madrastra (1974) o La playa vacía (1977), destaca esencialmente por su dominio de la puesta en escena y su potente estilo visual que sobresalía ya desde su primer filme La barraca (1945), adaptación de la novela de Vicente Blasco Ibáñez. También por su inclinación por temas hitchcockianos o langianos como la fatalidad, la culpa o el deseo fetichista y destructivo, su trabajo con las grandes estrellas (Dolores del Río, María Félix, Libertad Lamarque, Pedro Armendáriz, Arturo de Córdova, Ricardo Montalbán, Jorge Mistral, Ignacio López Tarso…) y los mejores profesionales del cine de su tiempo (el guionista José Revueltas, los directores de fotografía Gabriel Figueroa y Alex Phillips, los compositores Raúl Lavista y Rodolfo Halffter), o su magisterio dentro de las variantes del cine negro, el melodrama urbano o el drama rural (donde destacan Rosauro Castro o la singular fantasmagoría macabra de Macario, nominada al Oscar al mejor filme extranjero en 1961).

Todo ello hace de su trayectoria, que ha sido reconocida en los últimos años con retrospectivas y publicaciones en San Sebastián o el MOMA neoyorquino, una de las más importantes de aquel cine industrial y popular latinoamericano que a veces no consiguió trascender las fronteras nacionales o llamar la atención de la crítica internacional y los festivales.

Restituido ya el lugar que le corresponde en la cinematografía mejicana y mundial, este pequeño ciclo en Arte recoge cinco muestras de su talento concentrado dentro del drama urbano y en la que sin duda fue su mejor etapa (en un expresivo blanco y negro), esa que va desde la segunda mitad de la década de los cuarenta hasta los primeros años sesenta, con títulos esenciales como La otra (1946), La diosa arrodillada (1947), En la palma de tu mano (1951), La noche avanza (1952) y Días de otoño (1962).

En la primera, Dolores del Río hace un doble papel interpretando a dos hermanas gemelas, una millonaria y la otra pobre, envueltas en un crimen marcado por la suplantación. En La diosa arrodillada, un filme de una potente carga erótica inusual para su época y unas formas arquitectónicas marca de la casa, la obsesión se apodera del personaje de Arturo de Córdova, atrapado entre dos mujeres hasta los límites de lo autodestructivo. En La palma de tu mano recupera al mismo actor como el vidente y ocultista Karín, que utiliza a su esposa para obtener información de sus futuras clientas con el fin de chantajearlas. Ambientada entre los frontones de la popular pelota vasca, los sofisticados clubes nocturnos y las siempre llamativas casas y apartamentos de la alta sociedad mexicana, La noche avanza sigue a un deleznable pelotari interpretado por Pedro Armendáriz que maltrata a sus amantes hasta que la venganza de una de ellas lo pone contra las cuerdas. Por último, Días de otoño, protagonizada por Pina Pellicer, presenta un apasionante retrato de la enajenación femenina cuando una empleada de una pastelería de lujo recién llegada a la ciudad materializa sus fantasías de matrimonio y maternidad hasta las últimas consecuencias, un filme donde se apuntan ya rasgos de una cierta modernidad nuevaolera que habría de llegar pronto al cine mexicano de la mano de la nueva generación de cineastas como Ripstein, Alcoriza, Cazals, Hermosillo o Leduc.

Las visiones del paisaje según José Luis Guerin

Los contenidos de la plataforma Caixaforum+ se expanden también en la programación de la institución en Sevilla. La extraordinaria serie de autor El paisaje fílmico, en la que el cineasta José Luis Guerin nos guía por una personal historia del paisaje cinematográfico y sus relaciones con el arte y la pintura, cobra ahora forma de ciclo con la proyección de sus charlas introductorias y una pequeña selección de tres títulos (¡pero qué tres títulos!) que ilustran las diferentes variantes de su propuesta didáctica.

Una imagen de 'El niño salvaje' (1970, François Truffaut).
Una imagen de 'El niño salvaje' (1970, François Truffaut).

Si ayer fue el turno de La comida en la hierba (1936), de Jean Renoir, aún están a tiempo que disfrutar, con su correspondiente y erudita presentación previa, de La noche del cazador (1955, Charles Laughton), el próximo día 26 de febrero, y de El pequeño salvaje (1970, François Truffaut), ya el 12 de marzo, dos títulos donde, en palabras de Guerin, se “rescatan los legados visuales del expresionismo alemán para tratar con una originalidad conmovedora el bosque nocturno y amenazante de las pesadillas de la infancia” y donde “el paisaje creado entre Truffaut y Néstor Almendros confronta visualmente naturaleza y razón, exterior e interior, sirviéndose de la ventana como motivo visual de tránsito entre y donde la elección del blanco y negro permite una mímesis perfecta entre el niño y el paisaje que lo cobija”.

‘Barton Fink’ en Cicus: lunes 17

Por increíble que parezca, los hermanos Coen parecen haber caído en el olvido de la cinefilia más joven cuando fueron tal vez lo más estimulante salido de los márgenes del ‘indie’ norteamericano de los 80. Barton Fink (1991), su particular y kafkiano retrato del guionista en el laberinto del Hollywood clásico de los estudios, sigue siendo una de las mejores muestras de su talento iconoclasta, y la pueden recuperar el próximo lunes 17 en Cicus a las 19h. Pueden reservar ya sus invitaciones online.

John Turturro en una imagen de 'Barton Fink (1991, Hermanos Coen).
John Turturro en una imagen de 'Barton Fink (1991, Hermanos Coen).
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