La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
El espacio mágico de Macondo reflejado en Cien años de soledad convirtió al escritor colombiano Gabriel García Márquez en el rey de la literatura hispanoamericana, un título al que el autor no quiso añadir el de Príncipe de Asturias de las Letras, al que fue propuesto en numerosas ocasiones.
García Márquez ya había advertido en diversas ocasiones tras recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982 que, a partir de ese momento, renunciaba a obtener otros galardones, lo que le impidió también obtener el Cervantes, la mayor distinción de la literatura en castellano. Pese a ello, el autor de Crónica de una muerte anunciada mantuvo estrechas relaciones con la Fundación Príncipe de Asturias y se desplazó en dos ocasiones a Oviedo para acompañar a dos de sus amigos, su compatriota Álvaro Mutis y el mexicano Carlos Fuentes, para que ellos sí recibieran el galardón de las Letras.
Su primera visita se produjo en 1994, un año en el que además de Fuentes también recibió el premio de Investigación Científica y Técnica el colombiano Manuel Patarroyo, y, tres años después, hizo lo propio junto a Mutis, cuya candidatura había apoyado al considerar que su obra no tenía suficiente reconocimiento en España. "Es una de las mayores alegrías que ha tenido en su vida", afirmó entonces en relación a Mutis durante una estancia marcada por la polémica que habían generado poco antes las afirmaciones de García Márquez sobre la necesidad de "jubilar" la ortografía.
El director emérito de la Fundación Príncipe de Asturias, Graciano García, ha asegurado recordar con cariño las dos estancias del autor colombiano en Oviedo, donde se mostró como una persona "muy clara, muy directa y muy amigo de sus amigos". "¿Ustedes, que son tan pocos, como han hecho una cosa tan grande?", preguntó García Márquez al entonces director de la Fundación durante una conversación en el bar del Hotel de la Reconquista, escenario además de la celebración entre Fuentes y el autor colombiano del galardón concedido al escritor mexicano. En las ediciones posteriores la candidatura de García Márquez siguió llegando año tras año hasta la Fundación Príncipe, presentada en alguna ocasión por el cineasta Woody Allen, pero, según asegura su director emérito, lo que le hubiera gustado al escritor colombiano habría sido ver premiada la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano que dirigía.
Su relación con los Premios Príncipe de Asturias continuó con el impulso a la candidatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que obtuvo el galardón de Comunicación y Humanidades en 2009, y con la entrevista que mantuvo en 2006 en México con el entonces presidente asturiano, Vicente Álvarez Areces. El encuentro, en el que abordaron la situación política mexicana y española y los últimos trabajos del escritor, sirvió además para que García Márquez recibiera el catálogo de la exposición fotográfica Impresiones. XXV años de los Premios Príncipe de Asturias, inaugurada esos días en el Centro Asturiano de México DF.
El director emérito de la Fundación ha recordado además la relación "cercana, directa y de complicidad" que el autor colombiano mantuvo con Don Juan Carlos I, según pudo constatar durante una recepción en el palacio de El Pardo "en la que ambos se trataban de tú y García Márquez se dirigía al Rey llamándole jefe".
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