La restauración del retablo de Santa Ana estará concluida en octubre
El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico aplica una innovadora técnica láser en la intervención del conjunto · Las obras de Pedro de Campaña recuperarán su esplendor tras el notable deterioro que sufrían
Triana recuperará el próximo otoño una de las joyas artísticas más sobresalientes de su patrimonio, un extraordinario legado que recobra su esplendor gracias a la movilización de la sociedad civil, preocupada por el deterioro que sufría este conjunto, y la unión de diversos patrocinadores. La restauración del retablo mayor de la parroquia de Santa Ana, iniciada en diciembre de 2008, finalizará el próximo octubre, según informó ayer la consejera de Cultura, Rosa Torres, en una visita realizada al templo para conocer los avances de esta intervención.
En el retablo sobresalen las 15 pinturas realizadas por el flamenco Pedro de Campaña, en las que el artista inmortalizó diferentes escenas de la vida de la Virgen María. Unas obras de enorme valor artístico a las que se suman, además, la excepcional arquitectura lignaria y las esculturas de los apóstoles y de Santa Ana, la Virgen y el Niño, que tallaron autores como Martín de Gaínza, Nufro de Ortega y Nicolás Jurate. Mientras que la estructura principal del retablo está siendo restaurada en la propia iglesia -donde la limpieza y fijación de policromías se ha completado hasta el 97%-, el resto de piezas se está tratando en los talleres de pintura y escultura del IAPH.
La consejera señaló ayer el papel trascendental desempeñado por Pedro de Campaña en la historia del arte. "Sin él, toda la eclosión posterior del Barroco andaluz no habría sido posible", estimó Torres, para quien el retablo supone "una de las muestras más excepcionales del patrimonio histórico de Andalucía". Aunque de origen flamenco, Pedro de Campaña introdujo en Sevilla, tras sus estancias en Italia, el manierismo, un estilo del que adoptó la distorsión de las figuras y la frialdad de los colores, que el creador plasmaba en composiciones de gran fuerza expresiva.
Los especialistas del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) trabajan actualmente en el retablo con una innovadora técnica láser, la tecnología LIF (Fluorescencia Láser Inducida), capaz de identificar la existencia de repintes, materiales extraños o el perjuicio ocasionado por los xilófagos, y cuya singularidad es que no requiere extraer muestras para analizar las características de los bienes muebles. Este procedimiento constituye, según apuntan desde el IAPH, la culminación de años de apuesta por una tecnología no destructiva, consistente en utilizar fotografía especializada, reflectografía, endoscopia y colorimetría para no dañar las obras que son objeto de investigación. Para el uso de la tecnología LIF, el IAPH se ha aliado con la Universidad Pablo de Olavide y el Laboratorio Láser de ENEA.
La directora técnica del proyecto, Rocío Magdaleno, resaltó que mientras la "recuperación estética" del retablo está cerca de su fin, queda una fase en la que los especialistas trabajan en el soporte para "devolverle la cohesión y resistencia que ha perdido". En esta etapa, los técnicos afrontan la colocación de una plataforma de acero inoxidable, en el hueco posterior entre el muro y el retablo, que ha posibilitado una nueva instalación de luz y que permitirá asimismo, en el futuro, el acceso para las tareas de conservación del retablo.
Cuando se desmontó el conjunto para someterlo a restauración, en diciembre de 2008, Magdaleno comentó que los restauradores se habían encontrado las obras en un estado muy deficiente. Entre otros elementos que afectaban al retablo, la especialista destacó "la oxidación del barniz" que "oculta los colores originales y la profundidad de las escenas". Según se indicó entonces, las patologías detectadas en las tablas incumbían tanto a los soportes (con grietas, fisuras y ataques de insectos) como a sus capas pictóricas, que presentaban problemas de adhesión y se encontraban cuarteadas y alteradas en su color.
El coste total del proyecto es de 422.713 euros, de los que la Consejería aporta el 50% -241.356 euros-. El resto es sufragado por la Archidiócesis de Sevilla, el Ayuntamiento y la Fundación Cajasol, además de numerosos colectivos y personas de la ciudad que colaboran.
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