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La previsión meteorológica para la procesión magna

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Pablo J. Vayón

10 de mayo 2015 - 05:00

Concierto III. Orquesta Sinfónica Conjunta. Solista: Jesús Pineda, guitarra. Director: Juan García Rodríguez. Programa: Obertura 'La consagración de la casa' Op.124 de Ludwig van Beethoven; Concierto para guitarra y orquesta de Manuel Castillo; 'La pregunta sin respuesta' de Charles Ives; Sinfonía nº4 en do menor D.417 'Trágica' de Franz Schubert. Lugar: Auditorio de la ETS de Ingeniería. Fecha: Viernes 8 de mayo. Aforo: Casi lleno.

Hace unos días se difundía la noticia de que 21 españoles participarán en las próximas giras (verano de 2015 y primavera de 2016) de la Joven Orquesta de la UE, a la vez que 22 permanecerán en reserva para posibles sustituciones. El dato es el mejor de la historia, y llega justo después de una época en la que los recortes lo habrían arruinado supuestamente todo en nuestro país, empezando por la educación y la cultura. O no es así o los españoles somos todos heroicos quijotes de talento descomunal, no se sabe si genética o ambientalmente distribuido.

Lo cierto es que los programas siguen adelante, aun reducidos, como este de la orquesta de jóvenes de conservatorio y universidad que cerraba su temporada de sólo tres conciertos para mostrar por qué, independientemente de los motivos, los músicos españoles son requeridos más que nunca en todas partes. Sonido orquestal bien empastado, definido y equilibrado, sin fisuras; primeros atriles con soltura técnica y musical depuradas; concentración y disciplina impecables: esos fueron algunos de los valores que mostraron los jóvenes de la OSC en una nueva sesión dirigida por García Rodríguez que tuvo momentos álgidos, como el estupendo Concierto de Castillo tocado con impoluta claridad por Jesús Pineda o una Cuarta de Schubert bien contrapesada entre el lirismo del Andante y la fuerza dramática del Final, acaso algo plano en dinámicas.

Buen trabajo de articulación en la obertura beethoveniana, pese a la orquesta masiva empleada en su interpretación, lo que oscureció algunos pasajes, y también resultó demasiado rápido el tempo de la enigmática Pregunta sin respuesta de Ives, a la que faltó misterio, sutileza y un punto más de comunión entre las partes.

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