De qué hablan los cineastas andaluces de hoy
Cine
Los creadores andaluces Sandra Romero, Antonio Rojano y Jorge Naranjo desarrollarán durante este curso sus nuevos proyectos en una residencia en la Academia de Cine
En Por donde pasa el silencio, un cortometraje con el que ganó la Biznaga de Plata a la mejor dirección en Málaga, Sandra Romero (Écija, 1993) retrataba junto a su amigo el actor y también coguionista Antonio Araque el desarraigo de quienes dejan sus orígenes y la confusión que genera la vuelta, la dolorosa impresión de que "ese sitio, el único que hasta ahora podían llamar casa", ya no les pertenece. Tal vez porque en ese trabajo volcaron demasiadas preguntas y sensaciones propias, conscientes de que tenían entre manos un material auténtico que no se agotaba ahí, sus creadores se inspiran ahora en ese corto para un largometraje homónimo. Un proyecto que Romero podrá desarrollar en las residencias de la Academia de Cine, donde ha sido seleccionada junto a otros andaluces como Antonio Rojano (La fiebre) y Jorge Naranjo (Poeta en Nueva York).
Por donde pasa el silencio retrata así esa Andalucía del interior "de la que te vas o en la que te echas a perder", según una creencia extendida. "Eso es algo que hemos escuchado muchas veces", apunta Romero en conversación telefónica, "y tal vez sea una frase tramposa, no es del todo real. Es verdad, y hablo de mis tiempos, no sé lo que ocurre ahora, que si tenías inquietudes sentías el impulso de irte, porque era difícil acceder a una oferta cultural, apenas había un cine, y se daban pocas alternativas más allá de irte a emborrachar con los amigos". Pero la vida es proclive a la paradoja: "Desde que me fui", escribe Romero en las notas del proyecto, "siento la necesidad de volver para filmar lo que dejamos".
El largometraje revisita algunas de las cuestiones que asomaban por el corto, pero en esta ocasión cobrará peso la relación fraternal entre Antonio y Javier, "dos mellizos que nacieron iguales y que con la edad empezaron a diferenciarse". El primero regresa a casa para apoyar al segundo, que sufre una enfermedad que ha transformado su cuerpo. "Se ha explorado poco la figura de un hombre que cuida a otro, siempre que se alude a los cuidados el tema se vincula a la mujer. Y creo que es interesante, ahora que se habla tanto de la construcción de nuevas masculinidades, poner el foco en esto", comenta Romero, interesada también en el concepto de "responsabilidad, no sólo de este hombre, sino de los jóvenes. Antes teníamos que quedarnos a cuidar a la familia, hoy podemos marcharnos", añade la directora, que reflexionará sobre la culpa que genera esta situación en su filme. Lo hará, no obstante, también con comicidad, con ese humor "natural" con que "las familias andaluzas nos protegemos del dolor. Me parece muy interesante explorar eso dramáticamente".
Romero señala a la argentina Lucrecia Martel como una "referencia" en su cine, y quizás se advierta su huella en la elegancia de los planos de la sevillana, el afán por captar la extrañeza no exenta de poesía de lo que nos rodea. "Me fascina el tratamiento del sonido que tienen sus películas, yo quiero construir mi lenguaje también desde ahí", dice sobre la autora de La ciénaga o La niña santa, de la que le cautiva también "cómo retrata un entorno cotidiano, el de Salta, de donde es ella, pero consigue trascenderlo y encontrar su propio universo".
Aunque Antonio Rojano (Córdoba, 1982), otro de los becados por la Academia de Cine, ha sido ya respaldado como dramaturgo con premios como el Calderón de la Barca, el Marqués de Bradomín o el Romero Esteo y la beca Leonardo, y va a comenzar ahora la escritura de una nueva obra en una residencia de la sala Beckett de Barcelona, contempla con especial ilusión el formar parte de los seleccionados por un programa que tiene entre sus mentores a profesionales como Manuel Martín Cuenca, Isabel Coixet, Fernando León de Aranoa o Carla Simón. "Llevo más de quince años escribiendo teatro, pero siempre he sentido el impulso de escribir audiovisual. Quizá no habían llegado las oportunidades", reconoce Rojano, para quien el entorno del cine "me ha resultado siempre algo hermético para quienes trabajábamos en otras áreas". Pero el autor cree que los tiempos están cambiando, "y ahora muchos compañeros escriben teatro y también cine o series de televisión. Y algunos guionistas están escribiendo para la escena. Los límites se están diluyendo. La Academia me va a brindar la oportunidad de desarrollar este proyecto, de aprender sobre una industria en la que soy un novato, de conocer y trabajar con gente del sector a la que sería imposible acceder de otro modo", señala.
El largometraje que prepara Rojano gira alrededor de Amanda Rodríguez, una septuagenaria candidata de un partido progresista a la alcaldía de Madrid, y del terremoto que se producirá cuando en una entrevista de televisión sea acusada de haber sido integrante del Grapo en 1977. Quizás sea una noticia falsa, pero la onda expansiva de aquello se propaga de forma incontrolable. Los recuerdos de esa mujer confundida están "ligados a un período histórico muy concreto. Una memoria colectiva que sigue existiendo en el imaginario de nuestros mayores. A través de esos ojos agotados, cansados y enfermos, revisitamos como espectadores la época más febril de la Transición", resume el cordobés, que dedica en todos sus trabajos "una especial atención" al tema de la memoria.
Rojano ya había estudiado a fondo "la geografía de los años 70 en el Madrid de la Transición" para otro proyecto audiovisual que no salió adelante. De esa investigación cogió el trasfondo para esta película, "la brigada político-social, los abusos policiales, el terrorismo... Me encontré con muchos sucesos que desconocía de nuestra historia reciente. Sigo sin entender por qué no hablamos de ellos en las escuelas o en los libros de texto. No hay que irse hasta la Guerra Civil. Hace sólo unas décadas seguíamos matándonos en las calles por cuestiones ideológicas", opina el autor de obras como La ciudad oscura o Furiosa Escandinavia, y responsable junto con Miguel del Arco de la versión del Ricardo IIIRicardo III de Shakespeare que estrenó y llevó de gira El Pavón Teatro Kamikaze.
Al creador le interesa también abordar en su guión la trayectoria del Grapo, una premisa poco explotada frente a la relación más "constante" que ETA ha tenido con el cine español. "Del Grapo recuerdo Terroristas, de Antonio Gonzalo, por ejemplo, pero no es tan sencillo dar con referentes directos. La ideología de estos grupos de izquierda iba más allá del conflicto territorial y, también, sus atentados fueron útiles, de algún modo, para el poder franquista que se negaba a terminar y para los grupos de ultraderecha que campaban libremente en Madrid. Algunos de los atentados de los Grapo siguen encontrándose bajo un halo de misterio. Se especula que estaban detrás grupos parapoliciales, había intereses claros en evitar la legalización del Partido Comunista... Quién sabe, la Transición es una época llena de agujeros negros, conspiraciones, movimientos en la sombra... Quizá por eso me atrae tanto ese tiempo".
Rojano, que acaba de regresar de Francia –"de La Mousson d’ètè, un festival de dramaturgia internacional que se realiza cada verano en una abadía en un pequeño pueblo de la Lorena francesa. Han traducido Furiosa Escandinavia y han realizado una lectura dramatizada del texto con actores de allí"–, sostiene que "en el teatro puedo concentrarme más en cuestiones formales o de lenguaje, me dejo llevar por la ficción, pero esta historia se encuentra demasiado cerca de lo real. La fiebre se acerca mucho al lenguaje documental. Pienso que el cine permite una aproximación más directa con los hechos que se cuentan. Y creo que la realidad condiciona el formato elegido. En el teatro, como autor, necesitaría intervenir más sobre los hechos o los personajes. Tendría que encontrar un lenguaje escénico apropiado y, seguramente, terminaría alejándome de la realidad del acontecimiento", concluye.
Jorge Naranjo (Sevilla, 1976), entretanto, tendrá una residencia en la Academia por una propuesta inspirada en el Poeta en Nueva York de Federico García Lorca. Pero su proyecto no es tanto, advierte en la sinopsis, "la historia de la gestación de un libro, sino la de un hombre al que no se le podían poner límites y cuando éstos desaparecieron se liberó. Es el viaje de un ser castigado y reprimido hacia su éxito y liberación". Cuando, herido por una ruptura amorosa, desengañado con los que eran sus amigos Dalí y Buñuel, el granadino emprende un viaje a Nueva York que continuará en Cuba. "Lo que pasó en ese viaje nunca se había contado así. Hasta ahora", defienden los artífices de esta serie en la que se ha implicado con "interés y entusiasmo" el actor Jaime Lorente.
A Naranjo le rondaba la idea, asegura, desde hace "veinte años o así. Cuando terminé la carrera de Periodismo comencé una tesis sobre el Omega de Enrique Morente, y, claro, analizar ese disco me llevó a empaparme de Lorca y de Poeta en Nueva York. Y pasó una cosa: que la tesis acabó abandonada, perdió su encanto, pero nunca perdió fuerza la creencia de que en Poeta en Nueva York había un peliculón que nunca se ha contado, con escenas increíbles y un Lorca muy interesante. Pero aquello", explica el realizador, "quedó aparcado, porque yo era joven y no tenía la experiencia para afrontarlo". Aquel germen fue creciendo y variando hace un año, cuando Naranjo se topó con las anotaciones que había hecho al respecto: "Un productor me sugirió que escribiera un tratamiento y me encerré a hacerlo. Me reuní con Ian Gibson, que me descubrió datos que desconocía y me confirmó otros que suponía. Y otros productores me convencieron de que hiciera una serie, que compartimentado todo lo que vivió Lorca en ese viaje se contaría mejor".
Naranjo, autor de una celebrada ópera prima, Casting (2013), no oculta su felicidad por haber reclutado a Jaime Lorente en esta aventura. "Nos reunimos para hablar del proyecto junto a la estatua que hay del poeta en Madrid y hubo magia. Es el mejor Lorca posible. Mucha gente no lo sabe", apunta sobre el actor de El Cid y La casa de papel, "pero él tiene un libro de poesía publicado, mucho interés por la música, la edad que tenía Lorca cuando hizo este viaje, y a nivel de fisonomía y de espíritu ambos conectan mucho", opina.
A Naranjo le motiva enseñar en este Poeta en Nueva York otra cara de Lorca, al que se refiere como "una estrella del rock antes de que éste existiese", un hombre "expansivo y volcánico. Su historia nos entristece porque fue asesinado, pero él era un tipo festivo. Y en este viaje se sumerge en los clubes de jazz, presencia orgías, en Cuba sus conferencias reúnen multitudes aunque esa tarde caiga tormenta... Era un Bowie de la época, con ese carisma y esa facilidad para dar espectáculo. Y lo que digo, que hay un Lorca fascinante, divertido, al que nunca nos acercamos, y que está aquí. Ese espectador al que le fascinaba el cine, por ejemplo, y que llegó a escribir un guión. Y que también tenía muchos conflictos internos interesantísimos". El proyecto no se ciñe a la Nueva York de la Ley Seca, que alumbró uno de los libros fundamentales de la poesía española, y continúa en Cuba, donde Lorca termina El Público, en la que "se refiere por primera vez explícitamente a la homosexualidad, mientras libera sus pasiones entre los hombres sedientos del Malecón. Es feliz y, por primera y única vez en su vida, absolutamente libre".
Naranjo, presidente de Creamos, asociación de directoras, directores y guionistas de Andalucía, viene de coescribir el guión de Las niñas de cristal, una producción de Netflix que dirige el gaditano Jota Linares. "Nos dijeron que se hacía el proyecto cuando nos confinaron, y a mí tener la obligación de escribir con unos plazos marcados no sólo me dio estabilidad económica, me dio un orden en tiempos muy difíciles", expone sobre esta historia en la que "tratamos el mundo de la danza, que para mí era desconocido" y en la que "Jota y yo también hemos volcado detalles personales". Otro proyecto tiene al creador sevillano esperanzado: el disco con su banda Yorch. "Esta semana hemos acabado las mezclas y nos falta masterizar. Ha sido un lujo grabar con Paco Loco en su estudio de El Puerto de Santa María. Y estoy muy contento: después del concierto que dimos en el CAAC este verano, siento que empezamos a recibir el cariño del público".
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