"El rencor es un veneno que tú te tomas esperando a que se muera el de al lado"

Cultura

Cruz Sánchez de Lara, abogada y activista por los derechos humanos y la sostenibilidad, publica su tercera novela, En la corte de la zarina, donde se relata la desconocida historia de la emperatriz rusa Catalina la Grande y el militar español José de Ribas

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La escritora Cruz Sánchez de Lara. / José Ángel García

El militar José de Ribas fue un hombre que hizo historia, y sin embargo no terminó de pasar a la historia. Ribas, entre otros méritos de su currículum, fundó la ciudad de Odesa –que perteneció al Imperio Ruso y actualmente pertenece a Ucrania- y fue hombre de confianza –a veces con demasiada confianza- de la emperatriz Catalina la Grande, otra protagonista para la historia, con su pretensiones ilustradas y reformistas en una nación sostenida sobre los oxidados hierros del Antiguo Régimen. Aquella Rusia –no tan lejana de la actual- de las aspiraciones imperiales, aquella vida de la corte, con sus conspiraciones, fiestas, sexo y demás, nos la cuenta Cruz Sánchez de Lara en su última novela, En la corte de la zarina (Espasa). Entre sus páginas descubrimos acontecimientos históricos, nombres y contextos que explican mucho de lo que hoy sucede en Europa. Y mucho de lo que siempre ha sucedido, en Europa y en cualquier lugar del mundo: el poder, el placer, la ambición, el orgullo.

-Catalina la Grande es una figura histórica en la que lo menos relevante es su condición de figura histórica. Ese es el nivel de la protagonista de En la corte de la zarina.

-Catalina la Grande era una adelantada. Pero sobre todo era una valiente y una superviviente. Sobrevivir siendo una alemana en la cabeza del imperio ruso, y hacerlo muchísimo más grande de lo que era, tiene muchísimo mérito. Más aún cuando su marido y su hijo tenían la inteligencia y el sentido práctico del Estado bastante limitados. Catalina la Grande era una rara avis que llegó a Rusia con quince años, desde Alemania, para casarse con un señor bastante poco deseable –no me refiero a lo físico, sino a sus valores-. Catalina la Grande consiguió utilizar todos los lenguajes a su alcance para decir que ella valoraba más a Rusia que cualquier ruso. Se empapó de todo lo ruso para ser más rusa que nadie.

-Llegó al poder de una forma curiosa.

-Sí: derrocó a su marido. O, bueno, no directamente. A su marido lo matan el amante de Catalina la Grande y el hermano del amante. Los hermanos Orlov. El amante Orlov era guapísimo y cumplía con todo lo que Catalina la Grande quería –la divertía, era un bellezón…-; el otro hermano era brillante en lo que se refiere a su condición de estadista. Juntos hacían el hombre que Catalina necesitaba.

-¿Por qué Catalina la Grande odió tanto a su hijo?

-Ellos no se querían porque no tuvieron trato. Por otra parte, el hijo, Pablo I, entendía al Estado desde las apariencias; es decir, no le importaban las guerras que se ganaran sino cómo iban vestidos los soldados. Le importaba mucho el escaparate. Tenía complejos con los imperios de antes: España, Inglaterra, Francia… países que eran una Europa floreciente. Según mi criterio, el hijo de Catalina la Grande era poco inteligente. No tenía inteligencia táctica ni emocional.

"Gregorio Potemkin es el héroe militar de Putin. Putin plagia a Potemkin, y tiene deseos de zar"

-¿Fue Catalina la Grande, para su tiempo, una mujer progresista?

-Creo que sí. Ella era sobre todo una gran estratega. Ella siempre hacía una mirada 360 para ver dónde podía haber fisuras. Catalina la Grande, durante todo el tiempo en el que su marido era el zarévich, y estaban de aspirantes en la corte, estudió muchísimo la legislación rusa para plantear una alternativa para cuando llegaran al poder. Ella era ilustrada, y no podía concebir un imperio en el que la esclavitud fuese posible. Catalina la Grande preparó nuevas leyes, y convocó a toda la corte en Moscú, pero la oligarquía, cuando nuestra protagonista planteó cómo cambiar las leyes para abolir la esclavitud, dijo que de qué iba esta extranjera que quería cargarse los cimientos de nuestra estructura económica. Catalina la Grande tuvo una visión grandiosa del Estado. Y quiso equiparar a Rusia a los países más grandes de su tiempo.

-Hablemos ahora de José de Ribas, el otro protagonista de esta novela. Qué hombre tan desconocido para nosotros. Y qué hitos logró.

-Ahora que estamos con el curso, escolar, universitario, ya terminado, empecemos por la formación de José de Ribas. Primero: él llega a Rusia con veintidós años y hablando seis idiomas. Y ninguno de ellos era ruso. Segundo: José de Ribas era ingeniero mayor del ejército español. Tercero: fundó la ciudad de Odesa. Cuarto: fue ministro plenipotenciario de Gregorio Potemkin [valido y amante de Catalina la Grande]. Quinto: hablamos de un español que firmó la paz entre los rusos y los turcos en nombre de Rusia. Una cosa inaudita. Sexto: José de Ribas fue un ministro en la corte de Pablo I. De hecho, el último servicio que acometió el militar para Rusia fue acabar con la vida de Pablo I. Y después de todos estos puntos no sabemos nada de José de Ribas. La reflexión que me hago: ¿qué Historia hemos estudiado en el colegio? Por otra parte, pienso que la novela es una lección de humildad. Si a José de Ribas, con esta trayectoria, ya nadie lo recuerda, quién hablará de nosotros cuando hayamos muerto.

-La corte en Rusia refleja lo peor de la condición humana.

-No fue muy diferente a lo que ahora vivimos. Las personas tenemos los mismos sentimientos. Las bajas pasiones siempre son las mismas. Siempre habrá ira, frustración, complejos. A mí me parece que los complejos son la clave de la perdición de casi todos los seres humanos. Hay rencor, que es un veneno que tú te tomas esperando a que se muera el de al lado. Luego está el ansia de poder. La necesidad de ostentación. Catalina llegó a poner hasta tres filas de piedras en las joyas, para que se viera que era una mujer de poder.

"La novela es una lección de humildad. Si a José de Ribas, con esta trayectoria, ya nadie lo recuerda, quién hablará de nosotros cuando hayamos muerto"

-Hay una frase en la novela, describiendo este tema de la corte, que dice así: “La corte es aburrida, cuando ya os habéis acostado con todas las damiselas, y habéis conocido vuestro límite con el vodka, ya no hay más que hacer”.

-Sí: porque todo es deslumbrante hasta que lo conoces. Se desea lo que no se tiene, pero cuando se alcanzan los deseos se pierde el encanto de lo exótico. Lo exótico entendido como lo que nos atrae, nos vuelve locos. Todo lo que se tiene al alcance de la mano deja de deslumbrar.

-¿Qué semejanza hay entre la Rusia imperial del siglo XVIII y la Rusia de Putin?

-Pues que Gregorio Potemkin es el héroe militar de Putin. Putin plagia a Potemkin, y tiene deseos de zar. De ahí su interés en vencer a Ucrania. Sin Ucrania, Putin es el presidente de una nación, pero no un zar. A partir de ahí se entiende todo lo que hoy está pasando. 

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