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Cómics
Lo confieso, soy un fan irredento de la obra del guionista canadiense Jeff Lemire. Y no es que solamente admire su extraordinaria capacidad para lograr la fórmula narrativa ideal a la hora de mezclar géneros, ya sea la ciencia ficción (Trillium), el relato negro (Un tipo duro), el de superhéroes (Black Hammer) o, como en este caso particular, el fantástico con su buena ración de drama existencial.
Pero antes de entrar en materia, las otras dos grandes cualidades que este autor posee son, en primer lugar, la rapidez con la que produce. Resulta increíble echar un vistazo al catálogo norteamericano Previews, donde se anuncian las novedades que llegarán en los próximos meses, y ver como hay varias miniseries firmadas por él, tanto en una de las grandes como DC Comics o en las independientes, Dark Horse, Image… (Primordial, Mazebook, Little Monsters…)
Su capacidad de trabajo e imaginación no parecen tener fin, y el éxito le acompaña tanto a él como a los dibujantes con los que trabaja, léase Andrea Sorrentino o Dustin Nguyem, por citar tan solo a dos con los que trabaja habitualmente.
Y claro, para completar el círculo, comentar que Lemire no solo es guionista, sino que de vez en cuando nos deleita con su personal arte como dibujante. Lo hizo con la obra que le dio el éxito, Essex County, y a lo largo de los años nos ha seguido regalando un buen puñado de cómics en los que brilla como autor completo, como Royal City, Un tipo duro, Sweet Tooth…
Y ahora llega a las librerías españolas otra de esas obras, que yo calificaría como especialmente personales, ya que trata algunos temas que aparecen una y otra vez en algunas de sus obras más aclamadas, como son las relaciones paternofiliales.
Su título es El soldador submarino.
En ella vamos a trasladarnos a Nueva Inglaterra, concretamente a la Bahía de Tigg, un punto del planeta no especialmente poblado, cuyos lugareños se conocen muy bien entre ellos, y comparten experiencias, y algún que otro secreto.
Jack Joseph es el protagonista de esta historia, y es uno es de los pocos jóvenes que en su momento optó por permanecer en el lugar, y no marcharse fuera para construirse un futuro.
Casado con Suzanne, que cuenta con los dedos de la mano los días que le quedan para dar a luz, hecho este que ha traído la alegría al hogar que comparten.
Pero claro, el problema surge con el trabajo de Jack, que es el que da título a esta obra, y que lo lleva a dejar su casa para sumergirse en las cercanas aguas del litoral, junto a la inmensa mole metálica de una base de extracción de petróleo.
Aunque Suzanne ya se ha acostumbrado a los periodos de ausencia de su marido, el parto que se aproxima la hace estar más sensible que nunca y le pide a Jack que posponga su marcha, cosa que para él es algo totalmente inimaginable, ya que debe cumplir su trabajo.
Y todo habría seguido igual en la vida del protagonista si no fuera porque, una vez bajo el agua, soldando una de las estructuras metálicas, tiene una extraña sensación, como si algo o alguien estuviera a su espalda. Justo entonces el pasado le golpea de lleno, encontrando algo, un objeto que le va a transportar de cabeza a unos recuerdos que cada vez que afloran son muy dolorosos.
Pese a la profesionalidad con la que siempre ha hecho su trabajo, en esta ocasión Jack está a punto de convertirse en una cifra más en las estadísticas de fallecidos en el mar, aunque afortunadamente es salvado en el último momento por uno de sus compañeros.
Y es aquí cuando el relato toma un desvío y abandona lo cotidiano, para lanzarnos de cabeza a una trama fantástica, y como Damon Lindelof, el prologuista de este cómic dice, meternos de lleno en el que podría ser un episodio de la clásica serie Dimensión Desconocida, ya que Jack comenzará un alucinado viaje entre el presente y el pasado, y conoceremos la razón real por la que Jack permaneció en su pueblo y se dedica a lo que se dedica.
Sin querer desvelaros mucho más de la trama, que os aseguro va a depararos más de una sorpresa, tan solo comentar que Lemire utiliza con talento un drama familiar y, dándole una vuelta de tuerca nos introduce en una auténtica pesadilla que para el protagonista tan solo tendrá una salida si quiere reconciliarse consigo mismo, su propio pasado y los traumas personales con los carga.
Tan solo daros un dato sobre esta obra, que originalmente se publicó en la editorial independiente Top Shelf, y es que Lemire la hizo en medio de la publicación de Sweet Toth, serie mensual que editó el sello Vertigo. Creo que con ello queda suficiente constancia de su bestial capacidad de trabajo, ya que tanto una como la otra estaban escritas y dibujadas por él. Ahí es nada.
Como suele ocurrir en este tipo de volúmenes publicados por ECC, al final nos vamos a encontrar con una galería de extras de lo más interesantes, que nos acercan al proceso de trabajo del autor, desvelando algunas de sus claves.
Coged aire y sumergíos en una historia de padres, hijos, y un misterioso reloj de bolsillo…
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