Últimos días con la familia

Falsa comedia familiar, Reinas se acerca a la historia peruana reciente (estamos a comienzos de los años 90, con la inflación por las nubes, la amenaza terrorista de Sendero Luminoso y las noches de toque de queda militar), contada desde el foco íntimo y desconcertado de dos hermanas, una de ellas preadolescente, que ven cómo la reaparición del padre (separado) altera inesperadamente sus vidas justo unas semanas antes de marcharse a Estados Unidos con su madre, que se ha hecho cargo de ellas hasta entonces.

Falsa comedia en tanto que el filme de Klaudia Reynicke se va adentrando poco a poco en terrenos dramáticos tratados con delicadeza y verdad en el retrato de esa figura paterna, picaresca y fantasiosa (Gonzalo Molina) que termina escapándose siempre de la caricatura del hombre-desastre para afianzarse como catalizador de emociones reprimidas y secretos que afloran ya de su mano, en un par de escapadas a la playa, como el marco de afectos de ida y vuelta de esa doble transición por la que pasan sus hijas, la de la infancia a la edad adulta, con todas sus revelaciones y decepciones, pero también la de la salida de un país en crisis.

Una cierta tristeza y una cálida melancolía se van incorporando así a un filme que respira entre interiores de rituales familiares de despedida y exteriores luminosos donde los relatos imaginarios y las identidades ficticias del padre funcionan como un juego privado para compensar ausencias y errores del pasado e intentar unir el vínculo perdido aunque sea a última hora. Todos sus intérpretes niños y adultos pulsan unas mismas y justas teclas tonales y dejan que los silencios, las canciones, los gestos y las miradas también hablen.